El atacante que el jueves pasado mató a siete personas que participaban en un oficio religioso en Hamburgo, se quitó la vida al llegar la policía: "El perpetrador huyó a la primera planta del edificio y allí se suicidó, por lo que hablamos en total de ocho muertos", dijo el concejal Andy Grote en rueda de prensa. Cuando los agentes entraron al inmueble, que era utilizado por los testigos de Jehóva, vieron a un individuo con un arma de fuego huir al piso superior. A continuación, encontraron "a un hombre sin vida con un herida letal y con un arma de fuego al lado". El atacante fue identificado como Philipp F. de nacionalidad alemana, carecía de antecedentes penales y poseía un permiso de armas como tirador deportivo. Aunque la motivación del ataque está por esclarecerse, no hay indicios de un trasfondo político: se apunta a una disputa personal. Philipp P. había sido testigo de Jehová pero abandonó la comunidad religiosa hace un año y medio "de forma voluntaria pero no de buenas maneras", según el portavoz de la Oficina de Investigación Criminal, Thomas Radzuweit. Las siete víctimas mortales del ataque son cuatro hombres y dos mujeres, de entre 33 y 60 años y todos ellos de nacionalidad alemana, así como una criatura nonata de siete meses de gestación. El asesino había abierto fuego contra una mujer que estaba en un vehículo del estacionamiento y después comenzó a disparar a través de la ventana del lugar donde los testigos de Jehová celebraban un oficio religioso. Luego entró y terminó su acción asesina.
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