Los franceses salieron a las calles este sábado por séptima vez para protestar contra la reforma jubilatoria del gobierno de Emmanuel Macron, rechazada por los sindicatos que piden hacer una "consulta", mientras el proyecto avanza en el Senado mediante un procedimiento acelerado. Las manifestaciones se repitieron por todo el país, acompañadas de los paros y piquetes cuyos efectos se vienen notando desde hace días en sectores como el transporte público, el tráfico aéreo, el energético y la recolección de basura.
Los sindicatos buscaban dejar en claro este sábado que el malestar popular ante la reforma persiste, pero las manifestaciones fueron menos concurridas que en otras ocasiones. De acuerdo a la CGT, en París se manifestaron 300 mil personas. El ministerio de Interior rebajó la participación de la jornada a 48 mil personas en la capital y cifró en 368 mil los manifestantes a nivel nacional. Este último dato, para los sindicatos, superó el millón.
"¿Qué más hay que hacer?", se preguntó Philippe Martínez, líder de la combativa CGT, en declaraciones a la prensa desde la cabecera de la manifestación que recorrió París, desde la Plaza de la República hasta la de la Nación. "Si Macron está tan seguro de sí mismo, que consulte a los franceses", desafió Martínez al mandatario francés.
Pese al descontento, el Senado francés aprobó el proyecto a última hora del sábado. El texto, que se debatió por un procedimiento acelerado activado por el Ejecutivo para esquivar numerosas enmiendas interpuestas por la oposición para entorpecer el debate, recibió el respaldo de 195 senadores y 112 votos en contra.
La reforma se debatirá el 15 de marzo en una comisión mixta paritaria para acordar una versión común que deberá ser luego validada por ambas cámaras. El principal eje de la reforma que promueve Macron es retrasar la edad mínima de jubilación dos años, de los 62 años actuales a los 64.