La ceremonia de los Premios Oscar 2023 comenzó con un monólogo de Jimmy Kimmel bromeando con los nominados sobre sus películas. A Steven Spielberg, por ejemplo, le dijo que debía estar muy drogado para imaginar “un extraterrestre que no puede llamar a casa”. Al equipo de Babylon, uno de los grandes fracasos comerciales del año, se les rio por el balance económico negativo, mientras que a James Cameron, ausente en la ceremonia, le pegó por ególatra acusándolo de no estar presente porque no estaba nominado como Director.
El número inicial cerró con una inevitable referencia al cachetazo de Will Smith de la gala pasada: “Tenemos una nueva regla: quien cometa un acto de violencia recibirá un Oscar y podrá hablar durante 19 minutos”. Y también apuntó contra la "pasividad" de las autoridades y los nominados, que no "hicieron nada" tras el cachetazo del actor a Chris Rock.