La ola de violencia por el conflicto entre bandas criminales desplazó a más de 1.500 personas en Haití. En su mayoría son mujeres y niños que ahora están en campos de desplazados y en condiciones de vulnerabilidad. Entre los desplazados están los familiares de personas asesinadas en los enfrentamientos que denuncian los vínculos entre la policía y los grupos criminales.
Miles de personas dejaron sus barrios ante la expansión de las bandas criminales en nuevos territorios. Barrios que antes eran considerados pacíficos hoy están bajo el control de las bandas. Cientos de viviendas fueron incendiadas y sus habitantes, que perdieron todo, escaparon de la violencia y se instalaron en campamentos donde no cuentan con ningún servicio básico.
"Perdí todo lo que tenía en la calle Tiremasse (Bel-air). Me quemaron la casa", cuenta Marie-Ange Jules, de 75 años, discapacitada y madre de siete hijos.
Violencia en aumento
Los conflictos que estallaron a finales de febrero dejaron más de 60 muertos y 50 desaparecidos, indicó la ONG Red Nacional de Defensa de Derechos Humanos (Rnddh). El enfrentamiento entre bandas se suma a la crisis social acentuada tras el magnicidio del presidente Jovenel Moise en julio de 2021.Los cuatro campos de desplazados están ubicados en Post-Marchant, no muy lejos de la plaza principal, Champ de Mars, en la capital Puerto Príncipe, considerada una zona de conflicto. Los desplazados denuncian el olvido de las autoridades que no median para crear un clima de paz en los barrios.
Entre los desplazados hay adultos, personas con discapacidades, niños, e incluso recién nacidos. Los campos que albergan a los más de mil desplazados son sostenidos por comités de jóvenes, artistas y haitianos en el exterior que piden ayuda ante la crisis que atraviesa la nación caribeña.
Vínculo entre policía y bandas criminales
Yvonne Pierre (seudónimo) perdió a su hijo el pasado tres de marzo. A su hijo lo mataron vivo y lo cortaron en pedazos, cuenta Pierre, quien ahora vive en los refugios para desplazados.Géralda, de 67, también perdió a su hijo y no tuvo otra alternativa que ir a los campamentos de desplazados. "Fueron los enfrentamientos los que me trajeron aquí. Perdí a mi hijo en los combates", comenta Géralda. “Cada vez que hablo de ello, me vienen cosas a la cabeza", añadió entre lágrimas.
Organizaciones de derechos humanos denunciaron los vínculos entre la policía nacional de Haití y las bandas armadas. Un caso es el de Jimmy Cherisier, alias Barbecue, el expolicía que dirige la coalición armada conocida como el G9. Los desplazados afirman que es conocido por su atrocidad: casas incendiadas con gente dentro, personas descuartizadas
"¿Hasta dónde podemos llegar con esta situación? No hay autoridades en el país que puedan ayudarnos. Es como si hubiera un complot para acabar con nosotros", denuncia Yvonne Pierre.
Entre los desplazados, varios afirman que los tanques de la Policía Nacional son usados por grupos armados.
Pierre afirmó que su hijo, después de muerto, fue quemado por hombres en un tanque de policía. "A través de los tanques, el Estado haitiano se alía con los bandidos para sembrar el dolor en el país. Los despiadados y desalmados vienen en tanques", remarca.
Crisis de salud
La crítica situación de seguridad también afecta a las instalaciones médicas. Esta semana Médicos Sin Fronteras anunció el cierre provisional de uno de los hospitales ubicado cerca de la zona de conflicto armado. Según la organización, el número de víctimas aumenta. En el centro de urgencias a pocos kilómetros de Bel-Air reciben hasta 10 heridos de bala al día."Desde que se reanudaron los combates en Bel-air, el martes 28 de febrero, hemos recibido a muchos niños, mujeres y ancianos, víctimas colaterales de los combates", explica su responsable médico, el doctor Frandy Samson.
Samson reconoce que es difícil establecer el número de heridos en otros puntos de la ciudad porque muchos están “aterrorizados y prefieren no salir de sus barrios”.
La nación caribeña también enfrenta un rebrote de cólera. Desde octubre de 2022 cuando registraron el primer caso de la epidemia el país reportó cerca de 600 muertos y más de 33 mil casos sospechosos de cólera.