Ediciones Bonaerenses es el sello editorial, público y estatal de la Provincia de Buenos Aires. Fue lanzado en el mes de junio de 2020, plena pandemia, y en su presentación el gobernador Axel Kicillof dijo que la iniciativa buscaba democratizar la palabra, garantizar la circulación plural y diversa de voces, e impulsar y recuperar el patrimonio histórico. Señaló también que la creación del sello editorial se inscribía en un objetivo general de su gobierno, el de poner en discusión la problemática de la identidad bonaerense.
El sello ha construido en muy poco tiempo un catálogo que combina archivo, investigación y escritura contemporánea en colecciones que abarcan públicos de todas las edades, con autores ya clásicos como Haroldo Conti, contemporáneos reconocidos como Ariel Bermani y Paula Tomassoni, y un mapeo paciente y minucioso de lo que se está escribiendo hoy en la provincia a través de varias antologías. Pero lo que lo vuelve singular como emergente de una política pública, es el trabajo transversal que realiza en conjunto con otras áreas del estado: ministerios de Justicia y Derechos Humanos, Salud, Trabajo y Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica; Dirección General de Cultura y Educación, Instituto Cultural; Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires.
Producto de estas colaboraciones es que, por ejemplo, sus libros se entreguen junto a las casas de los planes de vivienda, o acompañen el kit Qunita Bonaerense. Y un dato significativo: imprime en la Imprenta Oficial del Estado Bonaerense.
Este año, entre otras novedades, se prevé la edición de unas Aguafuertes bonaerenses, de Roberto Arlt, un libro dedicado a las obras de Francisco Salamone, uno sobre ensayos y otro sobre crónicas que tematizan justamente la identidad bonaerense, y una producción ficcional realizada por alumnos de un taller literario de la Escuela de Adultos del Penal de Olmos. Para entenderlo, conversamos con el director editorial de Ediciones Bonaerenses, el sociólogo y ensayista Guillermo Korn.
--¿Cómo abordan la problemática de la identidad bonaerense? Es una provincia tan extensa, con más de 17 millones de habitantes, y diferencias políticas, históricas, económicas, sociales y culturales,
-- Lo intentamos pensar desde esa misma complejidad. La cuestión identitaria tiene muchos pliegues y repliegues, tantos que es difícil imaginar que pueda ser abarcada en su totalidad. Un libro es ni más ni menos que una pieza singular de ese rompecabezas. Pensar cada colección, sus contenidos, sus diseños y también sus imágenes de portada (con pinturas del patrimonio de un museo provincial, ilustraciones, serigrafías o fotografías de artistas contemporáneos, o de archivo, según el caso) representa algo de esa creencia en la singularidad, que coexiste con otras en un amplio conjunto. La identidad además se pone en juego en los rescates de una obra, de un autor o en generar un espacio para nuevas voces. Y al pensar en otros espacios de lectura donde los libros llegan –las bibliotecas municipales y populares–. O siendo parte de un pensamiento colectivo y de iniciativas públicas: cuando algunos de estos títulos integran una biblioteca particular en las viviendas construidas por el Estado, o al sumar un título destinado a las primeras infancias que se integran a una cantidad de elementos que conforman el programa Qunita Bonaerense, diseñado para una crianza con más derechos. En todo eso aparece, los lectores dirán si se logra, la cuestión de la identidad.
-- ¿Qué colecciones tiene la editorial y cuál es el criterio que organiza cada una?
-- Con ese carácter plural y diverso que mencionábamos se crearon estas colecciones: Clásicos bonaerenses, donde se publicó la obra periodística de Haroldo Conti; Espejos y ventanas, con libros destinados a lectores pequeños y adolescentes; Obras y documentos, que alberga títulos de carácter histórico o sociogeográfico; Artes, donde acaba de salir el Catálogo Razonado sobre las obras que dieron origen a la creación del Museo Pettoturi. En Nuevas narrativas se publicaron algunas antologías de cuentos y otra de poesía con autoras del sur de la Provincia; en la colección Rescates, obras de otras épocas que merecen nuevos lectores y con Territorios e Identidades, se busca mostrar la diversidad y la riqueza de la provincia desde distintos aspectos: allí acaba de salir un libro que analiza la historia productiva de Buenos Aires.
-- La editorial suele recorrer la provincia presentando sus libros, o asistiendo a ferias y festivales. ¿Cómo puede hacer una institución, una biblioteca popular por ejemplo, o un centro cultural, para conseguir alguno de los libros?
-- Aparte de las ferias y festivales, los libros llegan a cerca de 500 bibliotecas populares y municipales. Las bibliotecas pueden escribir a [email protected] Además, los libros estarán accesibles a la descarga digital, desde la página web que está en creación. En relación a las ferias, el 8 de marzo estaremos presentes con un stand en la feria que organiza la Subsecretaría de Industrias Creativas e Innovación Cultural del Instituto Cultural, en conjunto con el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, como parte de las actividades que organiza el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en Plaza San Martín, La Plata, en conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras.
--La provincia de Buenos Aires tiene más de doscientos años ¿cómo trabajan el equilibrio entre el relevamiento y la construcción de una (posible) tradición bonaerense, y la atención a lo que se está escribiendo ahora en la provincia?
--Difícil dar una respuesta del cómo, pero apelaría a algo que José Carlos Mariátegui decía: no se debe proceder como si la historia comenzara con nosotros. Siguiendo esa idea intentamos apelar a la tradición viva y móvil y a quienes desde el presente apelan a nuevas escrituras, a otras propuestas. Atender ese diálogo no siempre explícito entre generaciones y estéticas distintas –en lo narrativo, en las artes, en el ensayo, por mencionar tres posibilidades– es parte de ese desafío.