La búsqueda de la avioneta desaparecida hace cinco días en el Delta con tres personas a bordo continuaba ayer en el norte de San Fernando, en la ruta que debería haber seguido, informaron fuentes de la ANAC, en tanto también están rastrillando aeronaves de pilotos civiles y familiares con planes ordenados de vuelo. En el operativo participan 24 aeronaves pertenecientes a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), a la Fuerza Aérea de Argentina y Uruguay –en las márgenes de ese país–, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y a la Policía Federal.
Fuentes vinculadas con el operativo informaron que el rastrillaje por agua llega hacia el sur incluso hasta las costas de Ensenada y hacia el norte hasta el Alto Paraná. La búsqueda del avión se despliega en la zona del Delta en un arco extendido de 200 millas hacia el norte a la zona de Chajarí (Entre Ríos), 150 millas al oeste a la zona de Sauce Viejo (Santa Fe) y 100 millas al sur hacia la zona de Magdalena (Buenos Aires).
El equipo no oficial que participa en la búsqueda es una flota de pilotos privados con 17 aviones aeroaplicadores –más conocidos como “fumigadores”– y 2 helicópteros que sigue la guía de Eduardo Génova, un comandante con 39 años de experiencia e íntimo amigo del padre de Matías Ronzano.
Génova cuestionó que sólo se haya rastreado cerca de donde tuvieron la última señal, porque “el avión puede volar sin radio 1600 kilómetros, entonces, no nos podemos acotar tanto la zona de búsqueda”. Con 39 años de experiencia como piloto, puntualizó que entre allegados a las personas desaparecidas están realizando “una búsqueda voluntaria” que fue organizada a partir de una publicación de Facebook, con 17 aviones, 2 helicópteros y combustible donado. El piloto reprochó que el rastrillaje “estuvo mal encarado desde el primer momento” ya que, cuestionó, “concentraron la búsqueda ahí nomás de donde tuvieron la última señal” de la avioneta, en la zona de Carmelo, San Fernando y Zárate. “Estoy conteniendo a la familia porque la tapan de información. Están desesperados, pobre gente”, expresó.
Génova contó que el lunes, cuando se enteró de que la avioneta había mandado una señal de alerta por falta de combustible, tuvo que hacerse pasar por comisario mayor de la Policía “y recién ahí se empezaron a movilizar con el plan de vuelo, se comunicaron con la ANAC”, la Administración Nacional de Aviación Civil. “Es cierto que pasan cosas raras, no sólo en la Argentina sino en el mundo, como la desaparición de un avión con 450 pasajeros, que no se encuentra. Puede pasar, pero es muy raro, es un misterio. Pero además del misterio, hay cosas que se manejan mal. Esto se manejó mal desde el principio”, sentenció.
El piloto afirmó que las horas posteriores a que la avioneta declarara la emergencia comenzaron la búsqueda con un solo helicóptero, por lo que decidió realizar un llamado solidario por Facebook para encarar un rastrillaje paralelo. A partir de esta convocatoria ya rastrillaron toda la zona de Paraná, Rosario, Zárate, San Pedro, Gualeguay y Gualeguaychú, al tiempo que resaltó que se fueron “adelantando” a la búsqueda que coordina la ANAC porque “no hay que perder tiempo”. El hombre criticó que “falta organización” en el rastrillaje de la aeronave perteneciente a la empresa agropecuaria Aibal S.A., al considerar que “no hay plan, es una improvisación continua”. “Hay que modificar esto porque el día de mañana vamos a tener otro accidente y va a pasar lo mismo”, enfatizó el piloto.
Eduardo Génova aseguró que no se sumaron al plan de contingencia oficial porque “la ANAC no sabe organizar la búsqueda”. Y negó que haya peligro ya que insistió en que ellos no buscan dentro del mismo espacio aéreo que la ANAC. La búsqueda oficial sigue el plan de vuelo que habían declarado los pilotos del avión desaparecido, de San Fernando a Las Lomitas. Los pilotos del grupo no oficial siguen un camino alternativo, directo, que es el que Ronzano habría podido tomar en realidad.
Por otro lado, se supo ayer que la LV-MCV participó en 1982 de la guerra de Malvinas, como parte del Escuadrón Fénix, que estaba integrado por aeronaves civiles. El histórico y llamativo dato surge de la documentación oficial sobre las empresas, gobernaciones y reparticiones del Estado que colaboraron en el conflicto bélico del Atlántico Sur.
El Escuadrón Fénix fue una unidad de la Fuerza Aérea conformada especialmente durante la guerra y estuvo integrado por personal militar y civil, y aeronaves de compañías privadas y estatales, para misiones de transporte, reconocimiento, exploración y guiado. En las Malvinas hicieron tareas de guiado de los aviones de ataque Pucará.
El Mitsubishi pertenecía a Impsa, la empresa de la familia Pescarmona. Tras pasar 35 años de la guerra, fue sometida a un proceso de modernización que le permitió seguir volando en la actualidad.