El uzbeko Sayfullo Saipov que arrolló y mató a ocho personas en una ciclovía de Manhattan en 2017 –incluyendo a cinco rosarinos que pedaleaban- fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional. La pena de muerte era una posibilidad, pero para ese veredicto se requería a una decisión unánime que el jurado no alcanzó. La condena la cumplirá en la cárcel federal Supermax de Colorado, la más segura de EE.UU.
Los cinco argentinos que murieron estaban en EE.UU. celebrando el 30 aniversario de su graduación del secundario en el Instituto Politécnico Superior de Rosario. Durante el juicio en la Corte de Distrito Sur de Nueva York, personas cercanas a Saipov intentaron un pedido de clemencia explicando que había caído en las “las redes de reclutamiento de ISIS y lo convencieron de que lo que hizo el 31 de octubre de 2017 fue un bendición para él y su familia".
En el juicio también testificó Noah Tucker, un experto en ISIS, para quien antes del ataque, Saipov recibió propaganda extremista: "el reclutamiento de ciudadanos uzbekos por parte de la organización terrorista fue notablemente exitoso".
Para el ataque, el terrorista alquiló un camión en un local de Home Depot y se dirigió a toda velocidad hacia una ciclovía a orillas del río Hudson en Lower Manhattan, generando el peor atentado desde el del 11 de septiembre de 2001. El raid criminal terminó cuando el camión chocó contra un bus escolar y el atacante saltó del vehículo gritando en árabe “dios es grande”, hasta que un policía lo hirió de bala en el abdomen.
Los argentinos muertos fueron Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi, además de dos norteamericanos y un belga.
Ana Evans, viuda de Hernán Mendoza, envió a los jueces un texto a través de su abogado, declarando que "ante el asesinato de mi pareja y padre de mis hijos, Hernán Mendoza, nuestro proyecto de vida personal y familiar, basado en el amor mutuo, ante todo, ha sido destruido para siempre. Por otra parte, a través de su acto terrorista, ejecutado por este atacante de ISIS, el acusado ha desafiado el fundamento mismo de las leyes y formas de vida, construido sobre los principios del respeto a la libertad y el derecho de todos los pueblos a la libre determinación".
El juicio fue el primero que puso en juego la posibilidad de una pena de muerte dentro de la administración Biden, quien había hecho campaña contra el castigo capital. Tambien fue un caso inusual en el estado de Nueva York, donde las ejecuciones judiciales son muy excepcionales: la última fue en 1963.
Saipov había abandonado Uzbekistán en 2010 luego de ganar por sorteo una visa norteamericana. Su abogado pidió que no se le aplicara pena de muerte porque se había radicalizado luego de mirar incontables horas de videos de martirologios musulmanes.