Carlos Pedro Tadeo Blaquier solía ser el cliente más habitual de la Escuela de Yoga Buenos Aires (EYBA), la secta VIP en la que mujeres jóvenes eran reducidas a la servidumbre sexual. La presencia de Blaquier en el edificio donde funcionaba la secta se conoció el año pasado en una investigación judicial que llevó adelante el juez federal Ariel Lijo.
Según un testigo, Blaquier podía llegar a las diez de la mañana e irse a las cinco o seis de la tarde. Para procurarse cierta comodidad, Blaquier hizo remodelar el edificio y crear una especie de “palacete”. La chica con la que él se relacionaba dejó de vivir con sus otras compañeras y pasó a vivir sola en el cuarto piso.
Cuando la Policía Federal allanó el lugar, encontró cuadros y fotos del empresario. Esa persona también había relatado que había sillas, servilletas y vajilla con las iniciales de Blaquier. “Es como que él la compró a ella, ella es de él”, afirmó el testigo. En otro allanamiento encontraron un listado de empresarios poderosos, que había sido confeccionado por la secta. A Blaquier lo tenían agendado como "Azúcar".
Según fuentes judiciales, Blaquier frecuentó el lugar hasta 2014. En ese momento debió haber enfrentado el juicio por crímenes de lesa humanidad, pero todo se demoró por obra y gracia de la Cámara de Casación y la Corte Suprema. A los 95 años, murió impune.