Mónica Morán fue actriz, titiritera y poeta, integrante de uno de los grupos más relevantes de la historia del teatro bahiense, el Teatro Alianza, junto a otros artistas como Dardo Aguirre, Coral Aguirre, Julio Teves, Ana Casteing, Alberto D’Amico, Anibal García, Eduardo Morales, Beatriz Nardini, Sonia Páramos, Néstor Rivero, Juan Carlos Torresi. A ella pertenecen los poemas que integraron la obra Puerto White, 1907. Historia de una pueblada, creación colectiva que abordaba, tras una exhaustiva reconstrucción documental, la huelga de estibadores en el puerto de Ingeniero White y la represión que dejó dos trabajadores muertos, y que fue estrenada el 22 de Agosto de 1973 en un galpón de Villa Nocito, una barriada popular de la ciudad. Mónica fue también docente, artista plástica, y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores.
En 1973 se trasladó a Neuquén a trabajar como personal administrativo en la recientemente creada Universidad Nacional del Comahue. Vivió entre esa ciudad y Cutral Có, hasta que en febrero de 1975 el Poder Ejecutivo Nacional, a cargo de Isabel Perón, nombra como interventor tanto de la UNC como de la UNS al rumano Remus Tetu, fascista confeso y miembro prominente de la Triple A en Bahía Blanca. El 3 de abril de 1975, Jorge Oscar Argibay, custodio de Tetu y miembro de la Triple A bahiense, asesinó dentro de la Universidad Nacional del Sur al estudiante de Ingeniería y secretario general de la Federación Universitaria del Sur, David “Watu” Cilleruelo. La patota abandonó el lugar en el automóvil del rectorado. Tetu, que había sido desafectado como docente de la UNS en 1973 por Jorge Taiana padre, en ese entonces Ministro de Educación, dedicó su intervención en ambas universidades a la reestructuración de las carreras y del plantel docente, a cerrar carreras vinculadas a Humanidades y Ciencias Sociales, y a cesantear parte del plantel docente y no docente. Fue el caso de Mónica Morán, que al perder su cargo abandonó Neuquén y retornó a Bahía Blanca.
En la medianoche del 13 de junio de 1976 un grupo de tareas que irrumpió en "La Ranchería", Rondeau 220, sede del Teatro Alianza, la secuestró. Esos últimos meses, desde el golpe militar el 24 de marzo, Mónica los había vivido con temor, sobre todo porque desde Neuquén, Cipolletti, Cutral Có comenzó a recibir noticias de la detención de ex compañeros de trabajo y militancia. En algunos de sus últimos poemas puede leerse la presencia cercana, y aceptada, de una muerte posible. Fue llevada a La Escuelita, el centro de detención que funcionaba en el Batallón de Comunicaciones de Comando 181 de Bahía Blanca. Su familia y sus compañeros de teatro se movieron para conocer su paradero. Uno de sus hermanos, Daniel, que trabajaba en la Marina, recibió la información de que Mónica había sido secuestrada por fuerzas del ejército, y que se encontraba bien. Por ese entonces, el segundo comandante y jefe de Estado Mayor del V Cuerpo de Ejército era el General Acdel Vilas, quien no solo había comandado la Operación Independencia en Tucumán, sino que también fue quien instaló el primer centro clandestino de detención en Argentina, la Escuelita de Famaillá.
Diez días después del secuestro de Mónica Morán, el 24 de junio de 1976, la televisión bahiense daba al mediodía la noticia de un enfrentamiento entre fuerzas del ejército y cuatro “elementos subversivos”, ocultos en una casa de la calle Santiago del Estero, a pocos metros de la Universidad Nacional del Sur. “Otros cinco extremistas fueron abatidos en Bahía Blanca”, publicó La Nueva Provincia en su edición del viernes 25 de junio de 1976. El cuerpo de Mónica Morán, de 27 años, fue el único identificado.
Las autoridades militares dieron a conocer un frondoso prontuario guerrillero de la poeta y titiritera, informando "que luego de haber sido detenida fue puesta en libertad y del Vº Cuerpo fue directamente al domicilio de la calle Santiago del Estero donde se reunió con otras tres personas, y que habiéndo sido seguida se procuró su arresto siendo contestada la intimación por disparos que fueron repelidos". Pero el “enfrentamiento” en el que habría muerto jamás existió. Fue fraguado e informado falsamente en el comunicado militar, y así difundido por sus terminales periodísticas civiles, como La Nueva Provincia. Del mismo modo se mintió acerca de la muerte de otras personas en el mismo episodio, jamás se informó sobre la identidad, edad, sexo o filiación de los otros tres presuntos abatidos.Mónica fue la primera víctima de homicidio en el que se aplicaron las técnicas del terrorismo de estado en Bahía Blanca.
Dos meses después de su asesinato, en agosto de 1976, La Nueva Provincia dedica su editorial al encomio del general Vilas: “Vilas no se detiene ante el que dirán. (...) Que se llame Domecq o Malek, sea montonero o trotskista, se diga pacifista o beligerante, lo sea por omisión, arribismo, cobardía o estupidez, todo aquel que haya cohonestado la táctica subversiva es culpable… y merece ser condenado. A esta altura existe solo una dialéctica: la del amigo-enemigo. Y al enemigo, el vencedor de Tucumán lo comprende mejor que nadie, debe tratárselo como tal. ¿O es que todavía vamos a creer que, mientras se conspira para destruir a la Patria, los delincuentes subversivos merecen acogerse al Tratado de Ginebra? Créanlo los cobardes, los cómplices… No lo cree así, afortunadamente, quién venció en Tucumán y hoy se empeña en limpiar a Bahía Blanca de elementos subversivos.”
El cadáver de Mónica Morán fue entregado a sus familiares para su velatorio bajo fuerte custodia militar, y a cajón cerrado. En 2011, en su declaración en los juicios a 17 imputados por crímenes de lesa humanidad, su hermano José Luis dijo que no vio el cuerpo de Mónica pero sí lo hizo su hermano Daniel, expulsado luego de la Marina, por su vínculo familiar. Según declaró, tenía 42 impactos de bala. Fue inhumada en el panteón de la Sociedad Española, en el Cementerio de Bahía Blanca. Según refiere el testimonio que sus ex-compañeros del Teatro Alianza hicieron ante CONADEP en 1984, durante cierto tiempo existió vigilancia de civil en el cementerio, en cercanías de donde se encontraban sus restos, y se producían seguimientos a quienes visitaban la tumba.
Dolores, bufandas y recuerdos es el segundo título de la Colección Versos Aparecidos de la editorial MeVeJu, sello de la Subsecretaría de Derechos Humanos provincial creado en el año 2013, que recupera las obras de autores víctimas del terrorismo de Estado. Se presentará este 15 de marzo a las 19 en la Casa de la Cultura de la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca. Los poemas que componen el libro fueron seleccionados, corregidos y ordenados a partir de los inéditos mecanografiados por Mónica Morán y conservados por su familia.
La edición de este libro representa un paso más en ese camino largo y paciente que las organizaciones de DDHH, junto a artistas, comunicadores e investigadores de Bahía Blanca comprometidos con la memoria histórica recorren desde hace años. En el caso de Mónica Morán se suma a la presentación de la obra Angelario en julio de 1987, puesta en escena de una selección de poemas de Angelario, alternados con breves relatos que iban trazando una semblanza de su vida, con dirección de Coral Aguirre y la participación de Ana Casteing (ambas ex – integrantes de Teatro Alianza), Graciela Bolo, Osvaldo Tedesco y Daniel Pereyra Canals. Veintisiete años después de la presentación de esa obra, Angelario fue editado por la Universidad Nacional del Sur, con un prefacio de quien entonces era su vicerrectora, María del Carmen Vaquero, y textos críticos de Ana Vidal, Mario Ortiz y Omar Chauvié. Cuarenta y siete años después de su secuestro y asesinato, la edición de Dolores, bufandas y recuerdos suma un lazo más a esa red de memoria, reparación y trabajo colectivo que hace presente en Bahía Blanca ya no sólo el recuerdo de Mónica, sino su voz de artista y miltante, la que desde el pasado, como sucede con el arte, se vuelve contemporánea. Una voz que en uno de sus poemas nos dice: también puedes ir con los viejos al cementerio / que entren todos juntos y conozcan mi tumba sin llorar demasiado / pero lo importante / es que no se olviden de esperar / un día / de sol.
Dolores, bufandas y recuerdos, como los otros títulos de la colección Versos Aparecidos, puede descargarse en https://derechoshumanos.mjus.gba.gob.ar/?page_id=397