Mes agitado para le cinéma français en la ciudad de Buenos Aires. Además del ciclo dedicado al nuevo cine galo que está ocupando la Sala Leopoldo Lugones hasta comienzos de abril y el homenaje a Jean-Luc Godard que tiene lugar en Malba Cine, una de las pantallas del complejo Cinépolis Recoleta comenzará a desplegar este jueves la programación del Festival de cine francés, coorganizado como el resto de los eventos por la Embajada de Francia en Argentina y el Institut français d'Argentine. Un puñado de títulos –exactamente doce largometrajes– que, en su mayoría y salvo algunas excepciones, se exhibirán en carácter de preestreno antes de su lanzamiento comercial en nuestro país. La programación incluye films de alto perfil, con cineastas y/o figuras muy conocidas por el público local, que en muchos casos tuvieron su debut en el prestigioso Festival de Cannes, ya sea en la selección oficial o en alguna de sus secciones paralelas, como la Quincena de los realizadores y Un certain regard.

“Nos parecía una anomalía que Argentina, un país tan cinéfilo, no tuviera un festival de cine francés”, escribe Antoine Sebire, agregado de cooperación audiovisual regional del Institut français en nuestro país, en el texto que hace las veces de introducción al ciclo. “Desde la pandemia, se volvió cada vez más difícil para nuestro cine, como para todas las cinematografías del planeta, llegar a la gran pantalla. La diversidad cinematográfica es una riqueza, pero también es una lucha”. El Festival de cine francés, entonces, se propone en sus palabras como “un viaje a la diversidad del cine francés contemporáneo”, antes de describir la película de apertura, La noche del crimen, dirigida por Dominik Moll, como “un drama policiaco desgarrador que descompone la toxicidad masculina. Un relato negro como la noche, bello como un crepúsculo, y profundamente humano”.

En La nuit du 12, su título original, el director de Harry, un amigo que te quiere bien plantea bien de entrada que la narración no seguirá los lineamientos básicos del policial de investigación. Basado en un caso real, el film comienza con una placa que anticipa que el culpable del crimen que dispara la historia nunca será descubierto ni, mucho menos, atrapado. Así, una chica de veintiún años de un suburbio de Grenoble es quemada viva la noche del 12 de octubre de 2016, y el nuevo jefe del departamento de policía de la capital se apersona junto a su equipo para recopilar los primeros datos y pistas. Lo que sigue es un proceso de meses y, eventualmente, años de interrogatorios a posibles sospechosos –exnovios, enamorados, vecinos–, algunos de los cuales ofrecen un implacable perfil de violencia machista, pero cuyas coartadas reales impiden la posibilidad de ser acusados del horrible homicidio. Moll transforma el fracaso de la investigación en angustia, al tiempo que el protagonista, el joven capitán Yohan (Bastien Bouillon, ganador de un premio César por esta actuación, quien estará presente en las funciones para presentar la película), entabla relación con un veterano de la fuerza con problemas maritales y filosóficos. La noche del crimen tendrá su estreno comercial en Argentina dentro de una semana, el jueves 23 de marzo.

La farsa, del actor y realizador Nicolas Bedos, propone un estilizado y glamoroso juego de seducciones y traiciones que podría definirse como un thriller sentimental y económico, apoyado en las lujosas locaciones de la Riviera Francesa. Narrada como un extenso flashback a partir del presente, durante un juicio público en el cual se discute la responsabilidad de un hombre en cierto intento de asesinato, la trama consigna el encuentro de dos colegas, una bella prostituta y un joven gigoló. Adrien (Pierre Niney) pasa sus días en la mansión de su mentora y amante Martha Duval (Isabelle Adjani), una estrella de cine retirada que impulsa al muchacho a escribir sus memorias, a pesar de que su C.V. no incluye talento literario alguno. Margot (Marine Vacth, la protagonista de Joven y bonita) logra parar la olla seduciendo a hombres mayores con abultadas billeteras, aunque su rebeldía la pone siempre al borde del fracaso como escort. Cuando Adrien conoce a Margot se rompen varios esquemas y se pone en marcha un complejo plan criminal con la intención de quedarse con el dinero de un poderoso hombre dedicados a las bienes raíces. François Cluzet, Laura Morante y Emmanuelle Devos completan el reparto de una película tan alambicada como ligera, pero a la cual resulta muy difícil sacarle los ojos de encima.

Una de las figuras más codiciadas y reconocidas del cine francés contemporáneo, Virginie Efira nació sin embargo en Schaerbeek, Bélgica, donde comenzó su carrera como actriz y presentadora en programas televisivos. Títulos como Victoria, de Justine Triet, y el doblete Elle y Benedetta, de Paul Verhoeven, la transformaron en una estrella por derecho propio, reuniendo talento y riesgo actoral en papeles nada sencillos. El Festival de cine francés la presenta en dos largometrajes recientes, dirigidos por sendas cineastas de renombre: Rebecca Zlotowski y Alice Winocour. En Los hijos de otros, el nuevo film de la directora de Grand Central y Una chica fácil, Efira interpreta a una maestra de escuela secundaria que comienza un romance con un hombre separado, padre de una niña de cinco años. Rozando por momentos las fronteras del melodrama, este relato con toques humorísticos, pero finalmente agridulce, reflexiona sobre las dificultades inherentes a las relaciones sentimentales en la mediana edad y, sin abandonar nunca el punto de vista de la protagonista, la maternidad como deseo e imposición social. En Memorias de París, Efira adopta el rol de una mujer que sobrevive a un atentado terrorista y, tiempo después, aún no logra reorganizar su vida luego de ese hecho traumático, recordando apenas retazos de aquella noche. El film de Winocour tiene varios puntos de contacto con Un año, una noche, la película francesa del español Isaki Lacuesta que permanece inédita en nuestro país, más allá de algunas proyecciones en la última edición del Festival de Mar del Plata.

La Traviata, mis hermanos y yo

La Traviata, mis hermanos y yo “navega entre la comedia y el cuento social y, derribando clichés, nos recuerda la función salvadora del arte”, escribe Antoine Sebire en la presentación del encuentro. Es que el protagonista del film del debutante Yohan Manca es un chico de doce años cuya vida junto a sus tres hermanos mayores no es nada sencilla, ni en términos económicos ni de perspectivas de cara al futuro. La madre yace en estado semi vegetativo en una habitación y el joven Nour (notable Maël Rouin Berrandou) insiste en hacerle escuchar fragmentos de óperas con la esperanza de que despierte. Empujado por sus hermanos para que consiga un trabajo, sometido a violencias propias y ajenas, el único oasis del protagonista son las clases de canto que comienza a tomar de manera esporádica, siendo el único varón de un grupo de chicas.

Vortex no tuvo ni tendrá lanzamiento en salas de cine locales, aunque está disponible en la plataforma MUBI. Esta será entonces una oportunidad única para apreciar en grandes dimensiones el uso de la pantalla dividida, dispositivo formal central en la última creación del franco-argentino Gaspar Noé, considerada unánimemente como una de sus mejores obras, incluso por sus detractores acérrimos, y sin duda su película más personal. La experimentada Françoise Lebrun y el actor debutante Dario Argento (sí, el director de clásicos del terror ítalo como Suspiria, Rojo profundo y Ópera) encarnan a una pareja de ancianos que conviven con la demencia senil de la primera y los problemas cardíacos del segundo. A pesar de la temática y de la conocida tendencia de Noé al shock, Vortex es un relato de una gran humanidad y sensibilidad, quizás el primer paso de una nueva etapa en su filmografía.

Vortex

La programación del reluciente festival francófono se completa con otros seis títulos que vuelven a poner de relieve el concepto de diversidad, tanto en forma como en fondo. La comedia carcelaria El triunfo, de Emmanuel Courcol, pone a un grupo de presidiarios a ensayar una puesta de Esperando a Godot, mientras que la película biográfica Simone, la mujer del siglo, del especialista en biopics Olivier Dahan (Grace de Mónaco, La Vie En Rose) reconstruye con la armas de la ficción histórica la vida y obra de Simone Veil, la principal responsable de la legalización del aborto en Francia en 1975. 

Con su escape de las garras de un complot internacional en condiciones casi imposibles, Kompromat: el expediente ruso, de Jérôme Salle, aporta varias dosis de suspenso, mientras que Calamity, de Rémi Chayé, ganadora del premio mayor en el Festival de Annecy, se ofrece como la única incursión del programa en el cine de animación. Además de Asuntos de diván, otra comedia, esta vez a cargo del realizador Manele Labidi, el Festival de cine francés acerca en copia restaurada uno de los films menos vistos de la primera etapa de Jean-Luc Godard. Se trata de la notable Dos o tres cosas que yo sé de ella (1967), una reflexión sobre las ciudades, el rol tradicional de la mujer y la prostitución con una notable actuación central de Marina Vlady, cuyos diálogos fueron en gran medida “dictados” por el enorme cineasta francés, fallecido recientemente, a través de un auricular camuflado y escondido de la cámara. Vive le cinéma!