"De repente, parece que estamos volviendo a ver viejas escenas. El Silicon Valley Bank (SVB) no era de las instituciones financieras más grandes del país, así como no lo era Lehman Brothers en 2008. Sin embargo, el SVB no es Lehman. Y 2023 no es 2008. Probablemente no estemos frente a una crisis sistémica", evaluó el economista norteamericano de la universidad de Princeton y premio Nobel Paul Krugman.
La quiebra del Silicon Valley Bank provocó un enorme cimbronazo en el sistema financiero, cuyas consecuencias finales todavía se desconocen. Las bolsas en todo el mundo sintieron el impacto, más allá de la reacción de la administración del presidente Joe Biden de proteger a los depositantes de dicha institución.
Dos de las principales figuras en materia económica a nivel mundial, Paul Krugman y Jospeph Stiglitz, se refirieron a la situación. Advierten que la responsabilidad de la caída del SVB se debe a las regulaciones laxas aprobadas durante la gestión Trump y al efecto de la política monetaria de suba de las tasas aplicado por Biden.
¿Qué pasó?
El SVB se vendía como "el banco de la innovación global", lo cual llevaría a pensar que su cartera de inversiones estaba apoyada mayormente en proyectos altamente especulativos. Sin embargo, si bien proveía servicios a las start-ups, no les prestaba mucho dinero. En cambio, Krugman subraya que el dinero iba hacia la dirección opuesta, con las firmas tecnológicas como grandes depositantes en el SVB. El banco, en tanto, estacionaba buena parte del dinero en activos extremadamente seguros, mayormente bonos de largo plazo del gobierno de los Estados Unidos.
"La estrategia de SVB enfrentaba dos grandes riesgos: primero, ¿qué pasa si las tasas de corto plazo crecían? Si también crecía la tasa de largo plazo, el valor de mercado de los bonos de SVB caería, generando grandes pérdidas de capital. Esto es lo que pasó, dado que la Reserva Federal subió las tasas para pelear contra la inflación", sigue Krugman.
Por otro lado, mientras los depósitos bancarios están asegurados a nivel federal, ese seguro abarca a solo hasta los 250 mil dólares. Sin embargo, el SVB tenía sus depósitos mayormente de clientes con cuentas multimillonarias. Como en los hechos el SVB no estaba asegurado, el banco era vulnerable a una corrida. Y la corrida apareció.
Para Stiglitz, profesor de Columbia y también ganador del premio Nobel, "dado el fuerte incremento de las tasas de interés de la Reserva Federal, se predijo que movimientos dramáticos en los precios de los activos financieros generarían un trauma en algún lado del sistema. Sin embargo, el titular de la Fed, Jerome Powell, aseguró que no había de qué temer. Powell fue parte del equipo de Donald Trump que trabajó para debilitar las regulaciones financieras para los 'bancos chicos' que surgieron luego de 2008".
"La situación representa más que la falla de un solo banco. Muestra profundos problemas en la conducta regulatoria y en la política monetaria. Necesitamos una regulación más estricta para asegurar que todos los bancos están a salvo. Todos los depósitos en los bancos deben estar asegurados y el costo debe pagarse por parte de quienes más se benefician, es decir, de los individuos y de las corporaciones más ricas", continuó Stiglitz.
¿Cómo sigue?
Para Krugman, "incluso si el Gobierno no hubiera hecho nada, la caída del SVB probablemente no tendría grandes repercusiones económicas. En 2008, hubo una venta masiva de todo tipo de activos, especialmente de aquellos que estaban respaldados por hipotecas. Sin embargo, como las inversiones del SVB eran tan aburridas, un derrape similar al de 2008 sería poco probable. El daño principal puede venir del perjuicio sobre negocios porque las firmas se ven impedidas de obtener efectivo, si es que la caída de SVB provoca corridas contra bancos de tamaño medio".
"No hay libertarios en una crisis financiera, al igual que los agentes financieros y los políticos que diagramaron la desregulación que llevó a la crisis de 2008 pedían por salvatajes. La respuesta ahora es la misma que hace quince años: los accionistas y tenedores de bonos que se beneficiaron del comportamiento riesgoso de la firma deberían enfrentar las consecuencias. Pero los depositantes del SVB, aquellos que confiaron en que los reguladores hicieran su trabajo, deben recibir su parte, ya sea por debajo o por encima del límite asegurado de los 250 mil dólares", dijo Stiglitz.