El psicoanálisis está en crisis... Una oportunidad para que se enriquezca con el nuevo horizonte epistemológico. ¿Cómo nos vinculamos con representantes actualizados de otras disciplinas, en busca de intercambio fructífero con la filosofía, la lingüística, la física, la química, las neurociencias y las ciencias sociales? No se trata de volverse un ratón de biblioteca, ni de lograr un saber enciclopédico sino evitar que el mundo psicoanalítico se cierre sobre sí mismo.
Marie Bonaparte le escribe a Freud el 20 de octubre de 1932: “He conocido a Niels Bohr que, como usted debe saber, es uno de los más destacados físicos de nuestro tiempo. No obstante no puedo aceptar uno de los puntos que nos explicó sobre sus teorías, a saber el libre albedrío del átomo. El átomo va a ser ahora excluido del determinismo. Me complació oírle decir que Einstein le había objetado lo siguiente: ‘No puedo imaginarme a Dios echando los dados’. Planck también parece poner objeciones diciendo que puede deberse a una falta de conocimiento de todos los factores, el hecho de que no tengamos idea de la dirección en que desea ir un átomo.”
Dos días después Freud le responde: “Lo que me dice sobre los grandes físicos es realmente muy notable. Es aquí donde verdaderamente tiene lugar el colapso de la cosmovisión de nuestros días. Sólo podemos esperar y ver qué ocurre.”
Han pasado más de noventa años. Sabemos que “Dios juega a los dados”. Efectivamente el libre albedrío de los átomos existe y la física contemporánea cuestiona el determinismo absoluto. ¿Nos sigue motivando lo que motivaba a Freud? ¿Nos inquieta?
Inquietan al psicoanálisis, entre otras cuestiones: el determinismo, el azar, la complejidad, los sistemas abiertos, la autoorganización, la recursividad. Asumir el desafío de que nuestro psicoanálisis sea contemporáneo del presente exige situarse en los bordes. Bordes de la clínica. Bordes de la teoría. Fronteras lábiles. Sentirlas, vivirlas, pensarlas como fundantes, las convertirá en ámbitos de producción.
Durante varios siglos predominó en la ciencia la idea de simplicidad, pero ahora busca dar cuenta de la complejidad con las herramientas adecuadas a este nuevo contexto. La consideración del movimiento y sus fluctuaciones predomina sobre la de las estructuras y las permanencias. La clave es otra dinámica, denominada no lineal. Esta conmoción del saber se desplaza de la física hacia las ciencias de la vida y la sociedad. En física, los sistemas complejos se convirtieron en el centro de las investigaciones. La biología molecular no redujo lo complejo a lo simple (lo biológico a lo físico-químico) sino, por el contrario, recurrió a conceptos organizacionales desconocidos en el dominio estrictamente físico-químico como información, código, mensaje, jerarquía. La biología propone la autoorganización para comprender cómo el azar produce complejidad. Lo psíquico incluye un nivel de complejidad aun mayor. Donde en el siglo XVIII se veía un mecanismo de relojería y en el XIX una entidad orgánica, actualmente se ve un flujo turbulento.
Dilucidar la genealogía de un desarrollo teórico requiere, además de delimitar el álgebra de su coherencia interna, situar históricamente las instituciones y las prácticas que presionan sobre las teorías y que constituyen el “saber”. Es evitar la ilusión teoricista que supone que el psicoanálisis se agota en sus conceptos; como si estos surgiesen y se desarrollasen puros e incontaminados a partir de psicoanalistas también puros. ¿Existe la pureza? En sentido material puro es lo limpio, lo que no tiene mancha. El agua pura es agua sin mezcla, un agua que sólo es agua y, por lo tanto, es un agua muerta, lo cual dice mucho sobre la vida y sobre una cierta nostalgia de la pureza. La pureza es imposible: sólo podemos elegir entre diferentes tipos de impurezas, y a esto se lo llama higiene. La pureza esta del lado de la muerte o de la nada. El agua es pura cuando no tiene gérmenes, ni sales minerales. Es, por lo tanto un agua que sólo existe en nuestros laboratorios.
Luis Hornstein es psicoanalista. Premio Konex de Platino a la trayectoria en psicoanálisis.