La elección de Rosario como escenario de apertura del año judicial, no tuvo solo que ver con que el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe sea el rosarino Daniel Erbetta, sino fundamentalmente por la crisis de inseguridad y violencia que vive la ciudad. Precisamente, en su mensaje el propio Erbetta destacó que “no hay ninguna lucha perdida ni en Rosario ni en Santa Fe” contra el narcotráfico en alusión a las palabras del ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández que sostuvo que el Estado estaba “perdiendo contra el narcotráfico”. Y subrayó que a este estado de cosas “se llegó por falta de políticas públicas que debemos asumir como responsabilidad de los distintos poderes y, especialmente, de nuestras diferentes condiciones políticas". La tensión se respiraba en el ambiente del tercer piso de los Tribunales donde además de los miembros de la Corte y representantes del arco político con excepción del gobernador Omar Perotti que envió una carta; estaban el senador Armando Traferri y los fiscales que quieren indagarlo en la megacausa del juego clandestino. Después del acto y ya en la calle Traferri y el fiscal Luis Schiappa Pietra cruzaron unas palabras y casi se fueron a las manos si no eran separados por otros funcionarios que había en el lugar.
Erbetta indicó en su discurso que "acá estamos discutiendo poder" y aseguró que "hay que poner en revisión a nuestras instituciones. Y darle calidad a nuestra democracia". E hizo un reconocimiento a los "familiares de niñas, niños, mujeres y hombres que hoy viven en nuestro recuerdo, familiares que, a pesar de su dolor, nos acompañan y nos comprometen a pellizcarnos todos los días para preguntarnos qué estamos haciendo y qué y cuánto podemos hacer para prestigiar nuestra función y servir a la comunidad". Y aprovechó el momento para enviar un claro mensaje a la política: “Con el dolor de los rosarinos no se pelean votos” porque de ser así “sería una degradación de la misma política”.
En otro pasaje apuntó que la violencia en Rosario "no se explica, como erróneamente se pretende, por el narco- No es que no haya tráfico o que no necesitemos inteligencia criminal y capacidad de respuesta de las fuerzas y Justicia federales. El problema de Rosario en términos de vidas humanas es el floreciente mercado local de menudeo de drogas, la tremenda violencia de las organizaciones que lo gerencian y los enormes déficits de una estructura policial fuera de tiempo que ha favorecido la connivencia de algunos integrantes de la fuerza comprometidos o directamente asociados a esas organizaciones criminales", expresó.
Para Erbetta "la pérdida de hegemonía de algunas de estas bandas y las permanentes disputas territoriales violentas nos enfrenta hoy a un escenario de bandas criminales polirrubros, que aprovechan su experiencia en el despliegue de violencia y el fácil acceso a armas y municiones, no sólo para disputar el mercado interno de drogas, sino también para extorsionar a empresarios y comerciantes, usurpar viviendas y venderlas y cometer todo tipo de delitos". Y aseguró que "el escalón final de la dimensión financiera de esta trama delictiva es clave, porque las ganancias de esos mercados ilegales no se blanquean en la cárcel ni en los barrios que más sufren la violencia. Financieras, empresas de diversos rubros reciben el rendimiento económico generado con violencia, apelando a sociedades de acción simplificada, fideicomisos inmobiliarios y hasta asociaciones mutuales, según surge también de las investigaciones criminales llevada adelante por nuestros fiscales".
Al marcar los déficit y la necesidad de ocupar vacantes en la justicia provincial y en la federal de Santa Fe, Erbetta ilustró con que ahora en Reconquista “quedaron dos de los cinco jueces de primera instancia” y detalló que la provincia tiene 41 vacantes que cubrir. Y añadió que en la justicia federal de Rosario hay nueve jueces “que son abastecidos para su trabajo solamente por un fiscal y medio”. También mencionó como la gran deuda en la provincia “la instrumentación de los juicios por jurados”.
Para el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, "como todo problema social obviamente quienes más resultan afectados por este estado de cosas son los mismos sectores más desprotegidos, tanto que la violencia letal se concentra en apenas el 13 por ciento del territorio urbano, en barrios donde predominan jóvenes desempleados a los que la cronicidad en la marginalidad junto a la falta de contención de un entorno familiar pauperizado les ha quitado toda perspectiva de futuro".