Más de cien especialistas de diversas disciplinas realizaron un llamamiento para “una inteligencia artificial latinoamericana al servicio de las personas”. Fue en el marco del Encuentro Latinoamericano de Inteligencia Artificial 2023, realizado en Montevideo. Es la primera vez que la comunidad científica y tecnológica de la región reflexiona desde una perspectiva de los derechos humanos sobre este fenómeno creciente en todos los ámbitos de la sociedad. Las jornadas se realizaron en un contexto de auge de las IA, cuando el chat GPT es sensación y los robots amenazan con reemplazar todo tipo de profesiones y replantean el futuro del trabajo.
“Son tecnologías muy poderosas como para que sean liberadas al uso público, sin antes pasar por un escrutinio riguroso y sin un marco legal claro que establezca limitaciones y responsabilidades”, advirtió Fernando Schapachnik, director ejecutivo de Fundación Sadosky y uno de los referentes de la jornada. El objetivo, en esta línea, es llamar la atención de gobiernos y tomadores de decisiones, al tiempo que identificar sus riesgos e impactos, con el fin de prevenir la desigualdad que las nuevas tecnologías puedan llegar a profundizar. En concreto, aquellos actores que tengan el dominio de las IA, en el corto o mediano plazo, ejercerán mayores cuotas de poder sobre quienes no las tengan. Más aún si se tiene en cuenta que, gracias a sus capacidades para la automatización de tareas y el aprendizaje automático, podrían reemplazar aún más profesiones de las que se tiene noción.
Al respecto Schapachnik, comentó: “Observamos que algunas de estas aplicaciones que se han lanzado tienen la capacidad de reemplazar puestos de trabajo o de generar cualquier tipo de disrupciones. Cuando se diseñan estas tecnologías, los riesgos, evidentemente, no forman parte de los aspectos que primero se consideran. Por eso, antes que la publicidad, creemos que como primera medida se tienen que analizar los impactos sociales”, apuntó el referente local. Luego continuó: “Las inteligencias artificiales suelen entrenarse mediante repeticiones constantes. Al repetir se nutren de un montón de sesgos. Esto impacta, por supuesto, en la generación de noticias falsas”. Datos erróneos que circulan en el espacio público y pueden contribuir a la desinformación.
Las máquinas no solo pueden ser efectivas para atender teléfonos o cobrar peajes, sino también (y cada vez más) para realizar tareas que requieren un grado menor de automatización. Ya hay robots enfermeros, docentes y también periodistas y artistas. De esta manera, no solo se podrían generar mayores condiciones para la precarización laboral, sino lo que aun representa un cambio mucho más radical: su irrupción instará a repensar en la necesidad de crear nuevos empleos, y que, en efecto, los programas de las instituciones educativas, a través de sus programas y curriculas, se adecuen a estas demandas. Frente a ello, el llamamiento reconoce la necesidad de evidenciar esta situación. “No hay valor social en tecnologías que simplifican tareas a unas pocas personas generando alto riesgo para la dignidad de muchas otras, limitando sus oportunidades de desarrollo, su acceso a recursos y sus derechos”, refiere el comunicado.
Soberanía tecnológica
En la jornada también se detalló la importancia de que las IA se orienten según valores democráticos. Si se considera que las naciones centrales son las que, históricamente, desarrollan más y mejores tecnologías, Latinoamérica debe orientar sus acciones a fortalecer su soberanía tecnológica. Por caso, considerar el tema de la IA a nivel estratégico e instrumentar políticas de Estado conjuntas. De lo contrario, apuntaron los especialistas reunidos, “nuestros países podrían estar condenados a convertirse en meros productores de datos”. No es casual que durante estos primeros meses, el Chat GPT presente muchas menos fallas para el idioma inglés que para el español.
Las políticas, según apuntaron, deberían encaminarse a un “desarrollo transparente de las tecnologías”, y complementarse con una comunicación eficiente con la ciudadanía. Uno de los principales problemas que posee este tipo de inteligencias artificiales es que, en muchos casos, son desarrolladas por un puñado de personas cuyos intereses no están claros. “Al momento, la mayoría de los países no tiene una estrategia de IA definida, lo que deja a la población vulnerable a usos problemáticos, como el riesgo que representa el uso de las tecnologías de reconocimiento facial en el espacio público tal como sucedió en varias ciudades de la región”, detallaron en el encuentro.
“Si se crean productos vinculados a la inteligencia artificial que van a estar destinados al mercado de la región, se deben considerar nuestras particularidades y costumbres. Lisa y llanamente, no nos sirve una inteligencia entrenada con datos globales”, comentó Schapachnik. Y completó: “Lo que aún significa más, nuestro rol desde Latinoamérica no es el de meros consumidores de productos fabricados en otras latitudes. Reivindicamos el talento de la región para pensar y crear las tecnologías adaptadas a nuestras necesidades y problemas. Sobre todo, para que nuestras empresas puedan obtener sus ganancias y la sociedad local pueda gozar de sus beneficios”.
En el llamamiento expresaron que los sistemas de IA “deben ser puestos al servicio de las personas”, para “mejorar su calidad vida, las condiciones laborales, económicas, de salud y bienestar general”; “deben respetar las diferencias culturales, ideológicas y religiosas”; así como también, “minimizar su impacto ambiental y la calidad del empleo”, con especial énfasis en los sectores vulnerables. En este marco, la formación de profesionales adiestrados en el dominio de las IA será el próximo gran desafío a enfrentar.