De la saga de “el dólar oficial no afecta prácticamente a nadie” del ex-ministro Alfonso Prat Gay y “los efectos de las tarifas sobre los precios sería nulo” del titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, ya trascendieron a la prensa las nuevas declaraciones del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, descartando un impacto en los precios por la escalada del dólar. “Se ve un desenganche entre el valor del tipo de cambio y los índices de precios, si no fuera así habría un pico inflacionario que no ocurrirá”, aseguró Dujovne al presidente Mauricio Macri en una reciente reunión de gabinete. 

En la campaña presidencial de 2015, Prat Gay había elaborado una teoría donde los precios ya habían ajustado al blue, para sostener que la suba del dólar oficial no tendría impacto inflacionario. Sturzenegger había apelado a la ortodoxa tesis del equilibrio general para justificar que la suba de las tarifas sería compensada por bajas en otros precios, ante el ajuste del gasto de las familias por el impacto del tarifazo en sus presupuestos. Ambas hipótesis fueron refutadas por la marcha de los precios. La inflación que rondaba el 24 por ciento interanual en noviembre de 2015 escaló hasta el 44 por ciento en julio de 2016 según índices provinciales, mostrando el impacto inflacionario de la suba del dólar oficial y las tarifas de comienzos de la gestión Macri.

Si el ex ministro Prat Gay y el titular del Central Sturzenegger habían elaborado sesudas hipótesis teóricas para confundir en materia inflacionaria, el ministro Dujovne ni siquiera se preocupó en hacerlo. “No nos vamos a volver locos si el tipo de cambio baja o sube; tenemos un tipo de cambio flotante y no creemos en el traslado a los precios”, afirmó para llevarse puesta toda la evidencia empírica de la historia inflacionaria argentina. 

Tratando de dar alguna seriedad a las declaraciones de Hacienda, desde el Central salieron a mostrar que el “mercado” no espera una aceleración de la inflación. Para ello desempolvaron el “Relevamiento de Expectativas de Mercado” (REM) con una inflación del 1,5 por ciento para julio, elaborado a partir de la consulta a 59 bancos y consultoras en su mayoría amigos del gobierno. Sin embargo, el relevamiento fue elaborado el mes pasado, cuando el dólar rondaba los 16 pesos y no se habían producido la suba de combustibles, prepagas, cigarrillos y expensas. Tomando en cuenta el combo de aumentos y la evolución de los precios online de los supermercados, desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) estimamos una inflación del 2,3 por ciento en julio. Una previsible aceleración de la inflación que se consolidará en los próximos meses en la medida que continúe la escalada del dólar y su traspaso a precios.

La mayor inflación absorberá los aumentos de salarios pactados en paritarias postergando el incremento del consumo. Ante ello, el Poder Ejecutivo aceleró la implementación de la tarjeta Argenta para los beneficiarios de la AUH. Una polémica iniciativa que puede empujar a la “canaleta” del pago de intereses de créditos al consumo hasta el 30 por ciento de la asignación originalmente pensada para alimentar y vestir a niños y niñas.

@AndresAsiain