Durante un lustro, Billions tuvo su razón de ser en el duelo a cielo abierto entre el financista Bobby Axelrod y el fiscal general del Estado, Chuck Rohades. Los chanchullos de Wall Street, los tejes y manejes del poder, la codicia, ego y avidez al estilo Gordon Gekko, sirvieron al frenesí de esa moneda argumental con dos caras. Pero al final de la quinta temporada, la partida del villano carismático -interpretado por Damian Lewis- obligó a una movida gatopardiana. Hay un nuevo tiburón blanco haciendo de las suyas en esta historia, y no es uno desconocido. “Él cree que es el más inteligente y en mayor control de sí mismo que Axe y que Rhoades”, le dice a Página/12 el actor Corey Stoll quien encarna a Mike Prince. El multimillonario y filántropo neoyorquino con una ambición sólo comparable a la de su(s) némesis. Desde este viernes, la entrega podrá verse a las 22.30 a través de Universal Premiere y por la flamante plataforma del canal, Universal+.
En esencia, la producción original de Showtime mantiene la batalla entre dos opuestos que se tocan. Y el enroque no es solo de nombres. El nuevo coprotagonista se imagina distinto a su antecesor y pregona por un capitalismo con reglas más limpias. “Trato a mis jugadores de manera justa pero no equitativamente”, lanza como mantra. De hecho, fue él quien evitó que Axelrod fuera procesado y encarcelado, a cambio de su negocio que factura en múltiples ceros cada jornada. Motivo suficiente para que Rohades (a cargo de Paul Giamatti) lo considere su nueva presa y escalera política. La incógnita a develar es cuánto tardará en reaparecer el tráfico de influencias, las extorsiones y demás vicios en una entrega con continuación confirmada. “La rivalidad es parte clave de Billions”, grafica el actor que saltó a la fama por House of Cards.
Junto a sus postales de opulencia extrema e impúdica, otra de las anclas de la serie son los personajes secundarios que aprovechan al máximo cada segundo en cámara. Sí, Taylor Mason, Wendy Rhoades y Wags Wagner siguen escupiendo sus frases con malicia. De hecho, uno de los mayores problemas para Prince es cómo lidiar con los que mueven el capital de su compañía. Los antiguos empleados de Axe, al menos en un principio, coquetean con la idea del botín. “Al final de la quinta temporada Mike logró hacerse del imperio de su competidor, pero sabe que tiene que ganarse a su equipo. Es como dice el dicho: “tené cuidado con lo que deseás”. Mike es visto como el más adecuado por todos los que trabajan para Axe que sabían cómo hacer dinero. Ahora viene este tipo que los obliga a pensar más allá de eso. Tienen que pensar en las consecuencias de sus actos e inversiones. Mike es formidable a su manera, aunque tenga una sonrisa en su cara sabe que es intimidante”, argumenta Stoll.
- Mike Prince sostiene que es diferente a Bobby Axelrod. ¿Pero de qué manera? ¿Realmente se cree eso?
-En términos de ser una mejor persona, él lucha para creerlo. Es alguien que se preocupa mucho por la imagen que proyecta. Él cree que es una buena persona y que su obra vale la pena para hacer del mundo un mejor lugar. En orden de lograr eso, claramente debe ignorar algunos hechos de lo que hace. Bobby Axelrod, en un punto, es mucho más honesto sobre sí mismo.
- Su personaje es ambivalente en su relación con Chuck Rhoades. No es simplemente su némesis. ¿O sí?
-La rivalidad que Mike tiene con alguien no se la toma en clave personal. Eso lo diferencia de Chuck y Axe. Creo que Prince disfruta su vida y toma esto como un juego. En el transcurso de la sexta temporada, y en la séptima, veremos que eso es difícil de sostener. Esa imagen de “no me importa” tiene fecha de vencimiento. Aunque hay algo interesante: Mike realmente es diferente de los otros dos. Por eso fue tan difícil como rival para Axe y como lo es para Chuck. No pelea de la misma manera en que lo hacían los otros dos.
- La última vez que lo vimos en la ciudad de Nueva York fue en The Strain, ¿qué es más difícil: luchar contra una plaga vampírica o ser un financista con un código moral rígido?
-Con los vampiros sabés a que atenerte. Si les cortás la cabeza se mueren. En Billions nadie es vencido totalmente, los liquidás y vuelven a aparecer. El que pensás que está de tu lado, te clava una daga por la espalda. Los vampiros son gente más clara (se ríe).
- ¿Y cuál es el gran tema que subyace en esta ficción? ¿Dinero, poder o traición?
-Todos están relacionados, ¿no? La traición está siempre, es la gran viga, pero ciertamente es la consecuencia de la lucha de poder que no podría estar si no fuese por el dinero. Billions, en realidad, es sobre como el poder cambia de mano en mano y genera su propia dinámica.