El ministro de Economía santafesino, Walter Agosto, salió al cruce de versiones periodísticas y de la oposición que aseguraban que la gestión provincial había terminado el 2022 con un superávit de 32 mil millones de pesos. La explicación de Agosto fue que esos recursos correspondían al desembolso realizado por Nación en concepto de la deuda histórica por coparticipación que comenzó a saldarse el año pasado con Santa Fe.

“Esos recursos (quiero aclarar porque he escuchado algunas versiones muy amañadas para tratar de desinformar y confundir), no vienen a financiar el presupuesto 2022, se trata de fondos extraordinarios que no forman parte del presupuesto de rentas generales”, aclaró.

Uno de los reclamos más recurrentes por parte de la oposición durante la gestión de Walter Agosto fue que estuvo más preocupado por mostrar un balance positivo en los números de su gestión que por destinar recursos a áreas que lo necesitan.

De hecho, las versiones sobre el supuesto superávit récord se dieron a conocer en medio del conflicto salarial que la administración provincial mantuvo con docentes y estatales y que ahora mantiene con el personal de salud.

Respecto al destino de los 32 mil millones de pesos, el titular de la cartera económica, agregó: “Esos recursos tienen una afectación específica dispuesta por ley, la ley de Presupuesto, que dispone la aplicación de esos fondos a la realización de obras públicas distintas a las que figuraban en el presupuesto 2022. Es decir, no se podían utilizar esos fondos para pagar sueldos u otros gastos del presupuesto del año pasado, por lo tanto, mal podrían computarse como resultado del ejercicio”.

Uno de los opositores que aseguró en estos días que el gobierno provincial terminaba 2022 con un superávit de 32 mil millones fue el antecesor de Agosto, Gonzalo Saglione. Si bien aclaró que parte de ese volumen de dinero tenía que ver con la deuda nacional, sostuvo que fue gracias al ajuste en inversión.

Pero por otra parte, Saglione reconoció que el gobierno provincial terminó ejecutando un 76% más de lo que tenía estimado en gastos corrientes. Como contracara, sostuvo que la inversión no llegó a ejecutarse en el nivel que estaba presupuestado.