El próximo 27 de marzo, a las 11, se señalizará la Central de Policía de Salta. Al día siguiente, a la misma hora, se hará lo propio con el Escuadrón 20 de Gendarmería Nacional, ubicado en la ciudad de Orán.
Estas señalizaciones se llevan a cabo como parte de una política pública de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con el objeto de valorar el ejercicio de la democracia y seguir construyendo memoria y de los actos participarán el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, y la directora nacional de Sitios y Espacios de la Memoria, Lorena Battistiol. En el caso de la señalización en la capital salteña estará también el secretario ejecutivo del Consejo Federal de Derechos Humanos, Agustín Di Toffino.
Ya en la etapa de aplicación del plan sistemático de terror y exterminio ejecutado por la última dictadura cívico militar, ese predio, que ocupa una manzana completa, con una construcción de estilo español con un patio interno, funcionó como un centro clandestino de detención y torturas.
La investigación de los delitos cometidos en aquellos años exhibió que en la Central estuvieron secuestrados hombres y mujeres que eran perseguidos y perseguidas por su militancia. "En la mayoría de los casos provenían de otros centros clandestinos de la provincia. Las víctimas eran ingresadas por la puerta de acceso de la calle Santiago del Estero y permanecían secuestradas en celdas pequeñas, en las que solo podían estar de pie o sentadas. Eran sometidas a interrogatorios bajo tortura, para luego ser liberadas o trasladadas a otros lugares de detención como la Delegación Salta de la Policía Federal, la Unidad Penal de Villa Las Rosas o el Destacamento de Exploración de Caballería de Montaña 141", reseña la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Muchas de esas personas fueron asesinadas o continúan desaparecidas.
En el organigrama ideado por la Junta Militar golpista a los efectos represivos, la Jefatura de Policía salteña integraba el Área 322, bajo dependencia de la Subzona 32 que tenía jurisdicción en Jujuy, Salta y Tucumán y estaba a su vez subordinada al III Cuerpo del Ejército, con asiento en Córdoba.
Además de los testimonios que dan cuenta de que funcionó como un centro clandestino de detención y torturas, los libros del Regimiento de Infantería de Monte 28, de Tartagal, y los del propio Escuadrón 20 revelan que había un trato fluido entre ambas fuerzas en lo relativo a la represión ilegal.
La Central de Policía recibía a personas que habían estado secuestradas en el Escuadrón 20. Fue el caso del empleado municipal René Russo, que fue detenido por gendarmes y miembros del grupo de tareas Rodillas Negras el 24 de marzo de 1976, estuvo alojado en el Escuadrón 20, donde fue torturado, y luego fue trasladado a la Jefatura policial en la ciudad de Salta, desde donde desapareció en diciembre de ese mismo año.
El sindicalista rural Raúl Benjamín Osores fue detenido por Gendarmería en Embarcación en abril de 1976, estuvo detenido, y fue torturado, en el Escuadrón 20 y posteriomente fue llevado a la ciudad de Salta, donde pasó por la Central de Policía, fue llevado a la cárcel de Villa Las Rosas y desapareció de la Central. Su compañera, Pía Asunción Viltes, sobreviviente del terrorismo estatal, fue detenida el 24 de marzo de 1976 en Embarcación, estuvo también detenida en el Escuadrón 20 y en la Central de Policía, antes de pasar a otros centros de detención.
Buena parte de los policiales de esos años han sido condenados por delitos de lesa humanidad, es el caso de Miguel Gentil, Víctor Modesto Mendíaz y Joaquín Guil, entre otros.