Pareciera que desde un pasado que nunca cerró sus deudas con otras mafias, con aire fantasmal, luciendo sus cuerpos carcomidos por oscuros prostíbulos que lavaban la mugre de las buenas gentes, vuelven siempre a los arrabales de estos tiempos las polacas de la temible Zwi Migdal.
La prestigiosa dramaturga rosarina Patricia Suárez, allá por el 2002, escribía precisamente Las Polacas, una trilogía que tuvo su primera versión teatral en Buenos Aires en una puesta dirigida por Laura Yusem, Clara Pando y Elvira Onetto.
Cinco años más tarde el director rosarino Damián Ciampechini, (Embovedados, Aquariam, Stéfano), seducido por los grandes espacios, logra un rotundo éxito con una versión local que apeló a una poco frecuente tarea de producción, movilizando una gran cantidad de actores. "Las Polacas están inspiradas en historias reales que ocurrieron desde principios del siglo XX hasta 1931", dice Patricia Suárez, quien refiere al temor que provocaba la tenebrosa Zwi Migdal.
Según la dramaturga, miles de mujeres habrían sido reclutadas por esta organización polaca, en su mayoría muchachas judías que "engañadas con el cuento del marido argentino o desesperadas por el antisemitismo y el hambre en sus países de origen; aceptaron venir a la Argentina". Redoblando la apuesta, Ciampechini retornó en agosto a la cartelera local con una nueva versión de la trilogía, que con más de 50 actores en escena narra los avatares de una clase muy particular de inmigrantes argentinos.
"Escribí Las Polacas en el año 2000. Lo hice porque me enojaba que los rosarinos hablaran de las mujeres prostitutas con picardía y camaradería cuando en realidad esas mujeres habían vivido las peores cosas que pueden pasarle a un ser humano", dice Suárez a Rosario/12. Al referirse a la primera puesta en escena de su obra, esta prolífica escritora hace referencia a la incredulidad con respecto al éxito de una historia que había sucedido setenta años atrás. "Lamentablemente nos equivocamos: a pasos agigantados regresó al país, a América y al mundo, una nueva red de prostitución, mucho más cruenta y sanguinaria, mucho más atroz y que parece imbatible", dice la ganadora del Premio Clarín de Novela 2003 con Perdida en el momento.
La historia tiene como protagonistas a los tratantes de mujeres y la suerte que vivirá una mujer desde su destierro natal en Polonia (Casamentera), imaginando un futuro en el viaje hacia la nueva vida sobre el barco (Varsovia), para terminar aniquilando sus pequeños deseos y los grandes anhelos en un prostíbulo de Pichincha (Desván). "La vida de estas mujeres eran inhumanas, no tenían libertad, ni posibilidades de hacer otra vida, muchas sucumbieron a las enfermedades venéreas, los abortos y los golpes cuando se negaban a seguir adelante", dice la autora.
Todos los viernes de agosto, a las 20.30, los espectadores que quieran adentrarse en estas historias podrán embarcar en el Barco Ciudad de Rosario, donde compartirán un viaje con los protagonistas de Varsovia, mientras que los sábados en Sala Amma (Urquiza 1539) se podrán ver Casamentera (a las 20.30) y Desván, a las 22.