Violines de la esperanza. Así se llama el proyecto que una vez más apela a la música como prenda de memoria y paz. El miércoles a las 20, en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner, el gran violinista Shlomo Mintz, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional, será director y solista de un concierto extraordinario, ejecutado con los instrumentos de una colección privada, violines, violas y cellos, utilizados por la comunidad judía antes del Holocausto y durante la Segunda Guerra Mundial y recuperados por los luthiers Amnon y Avshalom Weinstein, padre e hijo. El concierto, producido en forma conjunta entre la Embajada de Alemania y la Orquesta Sinfónica Nacional, es parte de la programación del Foro Mundial de Derechos Humanos organizado por la UNESCO. Las entradas, gratuitas, pueden reservarse desde el lunes en la página web del Centro Cultural Kirchner.
“Lo más importante que tenemos los humanos es la capacidad de comunicarnos y de convivir, por encima de intereses particulares. Vivimos en tiempos muy interesantes y al mismo tiempo muy difíciles, por lo que el concepto, la idea filosófica de este proyecto no es fácil de concretar. Pero no es imposible”, dijo Shlomo Mintz el viernes al mediodía en un encuentro con la prensa en el que presentó el proyecto, junto con el Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, el representante de la embajada de Alemania en la Argentina Peter Neven, Maru Bollatti de la Dirección de Organismos Estables y Avshalom Weinstein, luthier israelí.
“Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer es aprender del pasado para dar lo mejor de nosotros, para vivir de la manera más abierta posible, sin miedos, atentos no sólo a aspecto tecnológico, sino más bien pensando en el bienestar general, en armonía con los demás. Como ciudadanos responsables nos queda la misión de mejorar la vida del planeta y señalar lo que hace mal. Ese es el verdadero mensaje de Violines de la esperanza”, concluyó el violinista y director.
El programa del concierto estará integrado por Un sobreviviente de Varsovia, de Arnold Schönberg, con la participación de Marcelo Lombardero como narrador y el Coro Polifónico Nacional; el Concierto para violín y orquesta en Mi menor Op. 64, de Félix Mendelssohn, y la Obertura Trágica Op. 81, de Johannes Brahms.
Violines de la esperanza es un proyecto de conciertos en todo el mundo, interpretados con violines, violas y violoncellos coleccionados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Muchos de estos instrumentos pertenecieron a judíos antes y durante la guerra. Algunos presentan Estrellas de David agregadas por los luthiers que los construyeron. En los inicios del siglo XX, con frecuencia los violinistas amateurs adquirían instrumentos personalizados con detalles simbólicos. Se decía que cuánto más “judía” fuera la apariencia del violín, mayor era la probabilidad de que el rabino local recomendara contratar al violinista para la boda y que recibiera propinas de los celebrantes.
Sabido es que los nazis utilizaron la música, y especialmente a los violines, para humillar y degradar a los judíos en los guetos y en los campos de concentración. En ese trance confiscaron miles de instrumentos pertenecientes a judíos en toda Europa. Los conciertos de Violines de la Esperanza son la respuesta sus planes de aniquilación de un pueblo y su cultura, de destrucción de vidas humanas y de la libertad. Todos los instrumentos tienen un común denominador. Son símbolos de esperanza y una forma sostener la memoria, de celebrar la vida por los que murieron, por los que sobrevivieron. Por todos.