► Villano Antillano levantó la perilla
Para la primera tarde de la primera jornada del Lollapalooza 2023, las propuestas no invitaban a buscar un reparo del sol. Porque a las 16.30, en el escenario Perry's, Villano Antillano ofrecía su versión del reggaetón de la mata (el original, de pura cepa) acompañada de una guitarra, DJ y una mostra haciendo juego para los coros.
Su pelo degradé flameaba alrededor de la tarima, allí donde la Villana, para referirse a su sensación debutando en el país, pronunciaba una y otra vez esa palabra que en varios lugares de Latinoamérica (e incluso en zonas de Argentina) alcanza a describir mucho más que lo que comemos: rico.
Pero ni la polisemia, ni los temas dedicados a leyendas (Precaución, esta canción es un hechizo, opening de su álbum que sirve de homenaje a La Veneno), ni las canciones con invitadas (Mujer, que hizo con iLe) eran suficiente para adobar a los presentes, que ya habían eliminado su propio peso en sudor. El gesto que hizo levantar la perilla a evil público fue el evidente: la #51 BZRP Music Sessions.
Eyectada del pasto, al grito de "La del Biza", la gente prendía el ambiente. Villana quiso agradecer nuevamente al productor por haberle dado el espacio "sin importar quién puñeta era", pero el momento emotivo no podía ni pensar en competir ante un fenómeno que impresiona: el tema con Bizarrap parece atraerlos con una fuerza milenaria, un impulso que no les deja lugar a la alternativa, como una orden militar, todos y cada uno alzan sus celulares para capturarlo, lo único que quieren es obedecer.
Es una imagen tan poderosa y aterradora que ni siquiera puede atribuirse a la falta de aire. Quizás son las nuevas coreografías simbólicas, con otros pasitos y otras consecuencias. Como sea, la portorriqueña se despide anunciando un futuro show propio: "Las esperamos a todas las mariconas, y a las que no son mariconas también, porque somos inclusivas".
► Young Miko en el culo del mundo
Al igual que su compatriota Villano Antillano, la Miko camina recubierta de una sustancia imaginaria pero efectiva: fue elegida por Bad Bunny para que abra uno de sus shows en Puerto Rico. Basta verla unos minutos para saber que no hace falta otorgarle paternalismo a su título ("Ah, es la protegida del Conejo"). Pequeña de edad, de apariencia y de aka (también la llaman "Baby Miko"), la boricua rapea sólo con pista de fondo y lleva prendas menos ubicadas en el presente y más en el auge del trap local del 2019.
Para contemporaneidad sus letras, donde dedica un rosario a describir lo mucho que le gustan las chicas y cómo el capital erótico argentino le va a dejar barras para hacer dulce. El calor será mencionado, dando pruebas de la intensidad: si artistas de Puerto Rico creen la necesidad de remarcar la temperatura, es porque la penetración del reggaetón en estos lares fue tan eficaz que hasta hizo tambalear nuestro carácter meteorológico. Querido tuitero: no es el comportamiento de las hormigas, es el perreo. Después de todo, somos el culo del mundo.
► Álvaro Díaz, una serie de eventos desafortunados
Mientras los muchachos de Prevención recibían y arrojaban con destreza botellas recargables con agua -aceitadísima esa cadena hidrante-, salía Alvarito a escena. Mala decisión la de quemar las balas con una de sus canciones más festejadas (OG Black, con Randy Nota Loca). Micrófonos deficientes que nadie procurará arreglar y un sonido... EL SONIDO. Se escuchará tan mal y reventado que habrá que esforzarse para seguir de pie.
Nada de lo que sigue ayudará a que el show levante, ni la mención a Cazzu ("La primera que compartió con nosotros"), ni los fuegos artificiales, que explotan siendo aún muy temprano, ni el atardecer que no es tal, ni su outfit: camisa, corbata, bermudas y gafas, que volarán en un movimiento de su propia torpeza. La gente no entra en su vibe.
Muchos le dan la espalda, algunos le hacen la segunda al amigo fan, otros se tirarán a hacer tiempo... el grueso ya estará en otra esperando a Trueno o endiablado con Tove Lo. Será tal vez amor a sus discos de reggaetón conceptual lo que lleva a permanecer en su show, uno en el que ni siquiera las visuales emanan algo de energía (una sola imagen dice "Adiós Felicilandia", despidiendo a su último disco).
► Trueno, una tormenta apta para todo público
Una buena manera de meterse en este show es haciendo parkour entre los cochecitos de bebés y las montañas de basura con bolsas de McDonald's. Hay pico de padres y madres que quieren ver al TR1. Un scrum de criaturas a caballito traducen la etnografía del paisaje. Muchas se irán en trencito a ver a la mojigata más hereje, Marilina Bertoldi.
La multitud es tal vez diez veces mayor a la de otros escenarios. Trueno está cerrando su gira "Bien o mal" y se nota. Remera de Malvinas, imágenes patriotísimas y otra goleada para la Comuna 4.
"Esto es hip hop argentino", repite todo el tiempo, y en ese cielo cargado entre drones, aviones y la luna misma llegará Argentina, ese track como hecho específicamente para representar al batallón sudaka en un certamen musical que premia la fórmula emotiva y las tribuneadas.