Desde Londres
El caso Lineker ha dejado a la vista numerosos esqueletos en el armario de la BBC. Este sábado el ex goleador de la selección inglesa y actual presentador estrella de Match of the Day” reanudó su conducción del legendario programa de futbol y se normalizaron las transmisiones deportivas del fin de semana suspendidas en solidaridad con Gary Lineker. Pero el affaire ha erosionado la reputación global de la célebre emisora pública y ha puesto contra las cuerdas a su actual directorio nombrado bajo gobiernos conservadores.
Lineker no se calla
Lineker volvió al frente de “Match of the Day” sin renunciar a su derecho a emitir opiniones políticas en sus redes sociales que tienen más de 10 millones de seguidores. En su mensaje por twitter reconoció que había sido un conflicto “penoso” y “surrealista”, pero subrayó que no era “nada” comparado con el sufrimiento "de los que se escapan de sus países por persecución o guerras", otra manera de reafirmar sus críticas al gobierno por su política inmigratoria, piedra del escándalo.
Por su parte la BBC anunció una revisión “independiente” de su política respecto al derecho de sus periodistas de expresarse en las redes sociales sin comprometer la “imparcialidad” de la BBC. Pero el “affaire” expuso las fisuras de los tres principios nodales de la carta orgánica de la BBC: informar con “independencia, objetividad e imparcialidad”. La mano del gobierno conservador, airado por las críticas a su política inmigratoria, quedó a la vista. En un sentido, nada nuevo bajo el sol.
La Corporación “independiente, imparcial y objetiva” tuvo durante 50 años miembros del MI5 (servicio secreto interno británico) como empleados encubiertos encargados de que no hubiera periodistas con tendencias izquierdistas. El operativo se llamó “Arbol navideño” y la BBC negó con indignación su existencia hasta que en 1985 el dominical “The Observer” expuso el tema con pruebas y testimonios incontrovertibles.
En 1922, año de la fundación de la BBC, su cerebro, Lord John Reith, manifestó abiertamente su simpatía por el fascismo de Benito Mussolini. En relación a la “Noche de los Cuchillos Largos” de 1934 (purga interna del Partido Nazi mediante el asesinato de su ala “izquierdista” y otros opositores internos), Lord Reith no se anduvo con vueltas. “Realmente admiro la manera en que Hitler limpió lo que parecía una incipiente revuelta en contra de su gobierno”, dijo.
La BBC, un caso complejo
¿Es entonces la BBC un espejito de colores a la británica? La historia es mucho más compleja, como reconoce en el The Guardian, uno de los críticos de la BBC, Jonathan Liew. “¿Cómo me enteré de los Archivos secretos de la operación “Arbol de Navidad” del MI5 y de las simpatías de Lord Reith por el nazismo? Leyendo la página web de la BBC”, hizo notar Liew en medio del “Lineker affaire”.
Un pilar del principio de la imparcialidad y objetividad de la BBC es la clásica distinción entre información y opinión. La información es una secuencia de hechos y datos objetivos que el periodista reporta como un espejo. Las columnas de opinión son el espacio para expresar el punto de vista personal.
Esta distinción puede existir en forma pura el mundo platónico de las ideas. En el prosaico terreno de las notas reales, las cosas resultan más borrosas. Desde la elección del tema a cubrir (o no cubrir) hasta el ángulo y la jerarquización de los elementos internos (titulares, cabeza de la historia, qué queda amontonado en el medio, cómo se remata el final), las noticias están sobrecargadas por la perspectiva del periodista y la línea editorial del medio.
Fake news
En la famosa frase de Nietzche: “no hay hechos, hay interpretaciones”. Un ejemplo argentino. En Clarín se publicó en 2020 que el verdadero responsable del triple crimen de General Rodríguez era un ex agente de la SIDE: Julio César Pose. Perdido en medio de la nota se mencionaba, como un dato anecdótico, que Aníbal Fernández no era la morsa “apodo que se le atribuyó para incriminarlo en el tráfico de efedrina”. Esta atribución había sido el centro de la campaña mediática del grupo Clarín en 2015 y tuvo consecuencias económicas e institucionales de largo aliento: la victoria de María Eugenia Vidal en Buenos Aires una semana más tarde y de Mauricio Macri en las elecciones nacionales.
Un periodismo de “fake news” de este tenor es inconcebible en la BBC porque violaría estrictas reglas internas, escandalizaría a la sociedad y haría rodar cabezas de periodistas, editores y directivos. Aún así ha habido muchos cuestionamientos sobre su imparcialidad. Algunos ejemplos:
- En la última huelga general inglesa, en 1926, el Partido Laborista criticó la parcialidad pro-patronal de su cobertura.
- En la segunda guerra mundial fue criticada por su estilo blando (no patriótico).
- Durante la guerra de Malvinas, Margaret Thatcher y los conservadores atacaron a la BBC por su “falta de patriotismo” y la equivalencia con que presentaba el punto de vista argentino y el británico.
- Las guerras del Golfo I y II provocaron críticas del gobierno conservador de John Major y el laborista de Tony Blair.
En la práctica la BBC ha sostenido el principio de la imparcialidad con el de las dos campanas: el equilibrio de opiniones opuestas. Se da la noticia, se dice lo que el gobierno opina, se lo contrapone con la respuesta de la oposición y se logra la receta perfecta de ecuanimidad y equilibrio.
¿La receta infalible?
La receta hace agua con frecuencia. En medio del Lineker affaire, la conocida presentadora Fiona Bruce corrigió en un debate televisivo a una de las panelistas que acusaba al padre de Boris Johnson de ser un abusador doméstico. “Es cierto que la esposa de Johnson dijo que él le había quebrado la nariz y había terminado en el hospital. Stanley Johnson no dijo nada sobre este incidente. Amigos suyos dijeron que sucedió, pero que fue un hecho aislado”, comentó Bruce.
En medio del escándalo que suscitó esta “aclaración”, se supo que Bruce había tenido que hacerla para mantener este equilibrio entre distintas versiones del mismo evento. En un ejemplo mucho más extremo, si se habla del Holocausto, ¿hay que entrevistar a un nazi y un judío para asegurar la imparcialidad y el equilibrio editorial?
El referéndum sobre el Brexit (salida británica del Unión Europea) es otra muestra de los límites de esta receta. “La BBC terminó convertida en la partera del Brexit con su política de dar un espacio en nombre del equilibrio editorial a las flagrantes mentiras que propagaron los pro-Brexit”, señala el ex periodista de la BBC y autor John Kampfner.
Con todas estas salvedades, la BBC tiene todavía una ventaja que nadie le puede disputar. En este mundo de fake news y corporaciones tan claramente inclinadas a crear realidades paralelas (sea Fox News o Clarín o Globo), sigue aportando una notable dosis de ecuanimidad. En 1948 George Orwell la respaldó con una declaración potenciada por venir del autor de “1984”, esa arquetípica denuncia de la manipulación informativa: “si lo dice la BBC es verdad”. El problema es que la reputación que se gana con mucho esfuerzo, suele perderse en un segundo: el caso Lineker es un botón de muestra.