Rosa Rina Alarcón Robin tenía 27 años cuando fue secuestrada por los militares el 25 de octubre de 1976. Era madre y trabajaba en una óptica en la localidad de Concepción de Tucumán. Fue vista con vida por última vez en el Arsenal Miguel de azcuénaga. El 6 de marzo luego de 47 años sus restos fueron identificados en Pozo de Vargas y restituidos a su familia en Catamarca.
El día en que Rina fue secuestrada iba en el auto junto al dueño de la óptica en donde trabajaba, quien la estaba llevando a su domicilio. Cuando llegaron al puente sobre el río Gastona, varios vehículos interceptaron el automóvil y dos sujetos la bajaron y la cargaron. Desde ahí fue llevada al Arsenal Miguel de azcuénaga donde fue vista e identificada por dos detenidos de apellidos Augier y Barrionuevo. En ese lugar según recuerdan los testigos fue obligada a repartir comida entre los detenidos y permaneció hasta marzo de 1977 cuando se la llevaron para asesinarla.
47 años después, y tras los trabajos que realizan en pozo de Varga los profesionales del Colectivo Arqueología Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT), los restos de Rina fueron identificados y finalmente entregados a su familia para que lo sepulten.
Organismos de derechos humanos de catamarca comunicaron la novedad y acompañaron el acto de restitución y responso en la capilla San Cayetano de la localidad de Concepción. Anteriormente la hija y nieta de Rina primas y familiares acompañaron el traslado de sus restos al cementerio de Puerta Grande, ubicado en el municipio catamarqueño de Los Altos.
"Rosa volvió con su familia", señalaron desde la Casa de la Memoria en Catamarca, quienes conocen el dolor de la incertidumbre y la lucha de las familias y aún esperan que sus familiares secuestrados durante la dictadura vuelvan.
El pozo de Vargas, está ubicado a 10 km del centro de Tucumán, es una construcción subterránea de fines del siglo XIX que fue utilizada durante la última dictadura cívico militar eclesiástica como sitio de inhumación clandestina. Gracias a los trabajos del CAMIT se ha logrado identificar a más de 115 personas provenientes de distintas provincias entre ellas Tucumán, Jujuy, Salta, Mendoza y Catamarca.Fue descubierto en 2001 a partir de testimonios de detenidos quienes aseguraron que en la finca azucarera de Antonio Vargas existía un pozo para ocultar los cuerpos de víctimas de crímenes de lesa humanidad.