Combatir lo conservador con conservadores es una novedad terapéutica política. Como curar chichones golpeándolos.

-Es una contradicción -, diría alguien vinculado a un claustro.

-Es un oxímoron -, diría un periodista local fallecido hace no mucho.

-Es una tomadura de pelo -, diría un vecino con un poco de memoria.
 
-Es una re tocada de culo -, diría algún ex militante de lo nac&pop.

-Es lo que siempre ha sido -, diría mi yo pesimista.

La idea de combatir fuego con fuego no es novedosa. Pero esta creatividad extrema de enfrentar lo conservador del actual gobierno, aliándose con lo más rancio y conservador que ha habido y hay en la Argentina es audacia pura…..al servicio del pueblo.

¿O será otra cosa?

Por las dudas, dejemos entornada la tranquera.

Porque puede venir a este campo plagado de buenas intenciones la variante libertaria local (¿harta de los conservadores también?). Adentro.

O esta chica divina, enchalecada, paintbolera, rosarina, pañuelo celeste, con cara de angustia por las balaceras, que bajó desde la incómoda CABA con un pelado (otro) a mitigar nuestra congoja. Aaaadentro.

Quizás para estos dos casos típicos haga falta una declaración estilo –“fulana/ano" es nuestro límite-, pero será solo para amagar, para desorientar y salvar la ropa: ya se sabe qué pasa cuando el ano es el límite.

Bastará para redimirlos dos cosas: a) que sean claramente anti corrupción y b) que su intención de voto sea importante. Incluso, si lo segundo es muy importante, lo primero se charla.

Admitamos que reducir el Estado, eliminar los impuestos y las retenciones, achicar el gasto público, votar en contra de que los jueces paguen ganancias, ofenderse y retirarse porque se usa la CN para cuestionar vía juicio política a la SCJN, endeudarse por 50 mil millones de dólares con el FMI, pedir mano dura a diestra y siniestra, perseguir mapuches, encarcelar dirigentes sociales, repartir prisiones preventivas como ostias en la iglesia, amañar juicios, validar fotocopias de cuadernos que nadie vio nunca, alguien puede considerarlas medidas un poco conservadoras, dignas de enfrentarse.

O que estar al lado de un Vargas Llosa, pavonearse en fundaciones financiadas por think thanks de derecha, o pegarle un empujoncito a Evo, mandarle armas a Jeanine Añez, sonreír con Bolsonaro, simpatizar con Trump y estar contra el Mercosur, pueden parecer de "derecha" también.

Pero es una técnica nueva de Marketing Político que consiste en hacer todo lo contrario a lo que se dijo por tanto tiempo, incluido los discursos fundacionales y algunos programas impresos a duras penas en mimeógrafos de tinta negra, aptos para jóvenes vírgenes.

La novedad sería llevar al hartazgo al ciudadano con una típica inversión crisis oportunidad y proponer ahora un "cuanto mejor, peor". Y así, una vez pipones de tanta cosa "conservada", pulida, brillante, meritocrática, la gente le dirá basta a la derecha y nuestro partido podrá ser tan progre como siempre quiso y dijo que era. Antes no.

Algo me dice que no es así.

-¿Sos desconfiado, sos?-

Apenas una vocecita de alerta la mía; tímida, porque la tienen cagada a palos, saturada de tanto contenido políticamente correcto contra la "corrupción".

La pobre es casi inaudible allá en el fondo, para el propio candor de muchos (o su pelambre). Pero advierte que puede ser otra cosa; que puede ser solamente una careta caída que la necesidad quitó, y que exhibe la verdadera cara de siempre, sin disfraces, retozando ahora en pelotas donde siempre estuvo cómoda: rodeada de derecha y de conservadores, permitiendo que los amiguitos construyan más desigualdad, pobreza, individualismo, injusticia.

La ocasión se excusará con argumentos de real política (¡Ah, pícaros!): otra no hay, es autodefensa, rasguñar unos lugares para no desaparecer, 20, 30 o 40 dependiendo de la consanguineidad o la afinidad gentilicia.

La vocecita me dice que así es como se deja de ser.

Pero me la silencian de nuevo, esta vez con una taser.

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