El arco opositor en Santa Fe asegura que en 15 o 20 días se despeja el panorama definitivamente. Esto es, se sabe si la senadora nacional Carolina Losada es o no candidata a gobernadora de todo el frente de frentes. Se sabe que ella no quiere pero también conoce que no es una decisión exclusivamente personal. La expectativa electoral que despierta -después de ser la más votada en la provincia en 2021- se mantiene intacta según las mediciones que tienen propios y extraños. Ya se difundió que el propio Pablo Javkin habló con ella y le aseguró que si se postula él vuelve a candidatearse como intendente de Rosario. Tan así es el escenario. Y si es así para Javkin más lo es para el esforzado Maximiliano Pullaro que en su incansable recorrida por el territorio no logra sumar adhesiones de peso. El precandidato ya ingresa en una etapa de desesperación aunque sin Losada en cancha, se le anima al intendente de Rosario en una PASO que se convertiría en una atractiva interna radical. A su juego los llamaron.

Pero antes presentarán equipos técnicos y programas que operarán en un doble sentido. Un lineamiento de gobierno y futuro gabinete para que Losada se anime a sentarse arriba de un polvorín; o en su defecto tener la pretemporada hecha para condicionar a Javkin si se convierte en el futuro gobernador de Santa Fe. Son dos esquemas diferentes de gestión: A la senadora nacional deberían armarle un gobierno entero porque su rodaje en la política recién empieza y sólo basta con escucharla analizar las difíciles problemáticas provinciales (especialmente en seguridad) para notar los rudimentos de sus respuestas. Es la misma Losada que aseguró que en Rosario se “venden bebés” en la esquina de un barrio y la que presentó proyectos sobre temas que ya estaban legislados a nivel nacional.

“La idea sería armar un gobierno con poca gente de la política, idóneos en cada materia pero no un gobierno de Ceo's. Eso ya se intentó y fracasó rotundamente”, aseguró uno de los principales armadores del fenómeno Losada en Santa Fe y que se convertiría virtualmente en un gobernador en las sombras en el caso de que la senadora accediera al principal sillón de la Casa Gris.

Pero si la moneda cayera para el lado de Javkin ya se preparan -sobre todo los radicales del frente de frentes- para pelear lugares en el Ejecutivo y condicionarlo desde el legislativo. El intendente de Rosario ya demostró en la ciudad que todo depende de él. Que tiene una mesa minúscula para la toma de decisiones y un gabinete con poco peso en la ejecución de las políticas públicas. En síntesis, los movimientos típicos de quien siente que ya es un jefe político y disputa desde esa posición.

Pero, “si Carolina no es candidata va a jugar igual” confiesa uno de los armadores que sabe que aún sin estar en la boleta las recorridas de un candidato al lado de ella tendrán otra gravitación. Por ahora se muestra con todos. Con Javkin, con Pullaro, con Anita Martínez y Daniela León. Pero también se reúne con los socialistas que son los socios que se hacen los duros para levantar su precio dentro de la coalición y también para disimular lo más que puedan el salto ideológico que están a punto de dar. 

Dicho sea de paso, hoy tendrán una prueba de fuego con la visita del expresidente Mauricio Macri que desarrollará una amplia agenda en Rosario vinculada a la violencia y el narcotráfico en la ciudad. No trascendieron detalles por cuestiones de seguridad, pero algún escenario barrial ya estará preparado para el dirigente que adelantó que el crecimiento y desarrollo del narcotráfico y el crimen organizado están vinculados “al populismo en Argentina”. Cosas como estas y muchas más deberán digerir los dirigentes del socialismo acuerdista. Y parece que será el diputado nacional y presidente del Partido Socialista de Santa Fe, Enrique Estévez, quien asumirá el papel de embajador de buena voluntad en la presentación del libro de Macri Para qué en el salón Metropolitano y organizado por la Fundación Libertad.

En el PS los problemas no son pocos. Creen que en esta elección se juega su futuro entre ser una fuerza testimonial y con escaso peso político o un partido que todavía puede dar la pelea en las urnas. La decisión mayoritaria es esta última pero los costos políticos son altísimos y difíciles de calcular. Por ejemplo, en el camino ya quedó el intendente de Villa Gobernador Gálvez, Jorge Ricci quien días pasados se mostró en la presentación del libro del senador nacional del peronismo Marcelo Lewandowski. Sólo para hablar de un dirigente con peso electoral y territorial que tienen un valor extra en la política. De los otros hay muchos más y por eso también estuvieron presentes los ex concejales Sergio Liberatti y Miguel Zamarini en la inauguración del local partidario del peronista Roberto Sukerman que volverá a pelear por la intendencia de la ciudad.

Pero aún dentro del socialismo frentista de frentes hay diferencias. El exgobernador Antonio Bonfatti no termina de firmar el armisticio con el lifschitzmo y sabe que su partido y el resto de la coalición deben hacer un mínimo esfuerzo por contenerlo porque aun con su menguado margen electoral, podría hacer daño por afuera. Así que mejor es conversar. Aquí nadie se retira antes de que sea inevitable.

Como todo esto se asemeja mucho a una gran interna radical en la que el Pro santafesino mira de reojo, es necesario que aquí bajen Macri, Patricia Bullrich y hasta el propio Rodríguez Larreta. Ningún dirigente amarillo del territorio mueve demasiado el amperímetro y dependen mucho de las líneas nacionales. La candidatura de Gabriel Chumpitaz a la intendencia de Rosario es una prueba clara de que no hay mucho donde buscar. Por eso la ofrecen una y otra vez al diputado Federico Angelini que no se tienta ni un poquito para dar la pelea. Pullaro lo quiere sumar a como dé lugar pero no está teniendo mucho éxito en sus intentos.

También por esto el Pro busca un líbero para tallar en la pelea por la gobernación. El empresario Pablo Paladini picó en punta y operó a la inversa de lo que hacen muchos candidatos. Anunció sus intenciones y se sentó a esperar que se acerquen a hablar. Se niega a una conducción de Angelini y tiene línea directa con Macri, además de buena relación con Losada y el influyente diputado radical Julián Galdeano.

Más allá de la gobernación, la pelea fuerte será en la cámara de Diputados de Santa Fe que, a esta altura, debería tener no menos de 200 integrantes para contener a todos los que quieren entrar más todos los que quieren repetir. Pero tiene 50 escaños y con paridad de género. Así que la conformación de las listas deberá ser más quirúrgica que nunca. Hasta el gobernador Omar Perotti tendrá que medir muy bien sus movimientos si quiere no sólo ganar su categoría sino presidir esa corporación como lo hicieron sus antecesores Bonfatti y Miguel Lifschitz. Para eso muchos creen que además de la lista de Perotti habrá una lista muletto encabezada por la vicegobernadora Alejandra Rodenas, que arrastre la marca y le garantice unidad para después de la integración del sistema D´Hont. El más convencido de esto es el diputado provincial de peronismo Luis Rubeo -el más crítico de la gestión del gobernador desde el peronismo- que sabe que deberá juntar votos suficientes para sortear este mecanismo y volver a sentarse en uno de los asientos del recinto.