Andrés Manuel López Obrador, AMLO, el presidente al que los mexicanos llaman por su acrónimo, es un político muy singular. En su estilo campechano se parece a Pepe Mujica, en su verborragia – aunque más reposada- a Hugo Chávez y en su perseverancia para presentarse a elecciones a Lula. Pero ningún mandatario en el ejercicio de su cargo – antes o de ahora – podría igualar su marca en la comunicación de los actos de gobierno.
Ya superó con holgura las mil mañaneras, como se conocen en su país las sistemáticas conferencias de prensa que brinda bien temprano. De lunes a viernes y desde el 3 de diciembre de 2018. Para su compatriota, el filósofo y comunicador Fernando Buen Abad, con ese ritual ha contribuido a una “lucha semiótica emancipadora de nuevo género”. En Estados Unidos, su vecino donde lo miran de reojo, también le inventaron otro acrónimo. Los periodistas empezaron a llamarlo AMLONG, porque se tomó 28 minutos para responder a una pregunta. Fue después de una conferencia conjunta con Joe Biden y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el 10 de enero pasado.
Neutralidad en la guerra Rusia-Ucrania
AMLO – cuenta la periodista Stella Calloni, corresponsal de La Jornada de México en Argentina – “está haciendo una tarea inmejorable como presidente y su política de comunicación rompió el círculo de la mentira. Lo conozco bien, le hice una larga entrevista en su época de alcalde en el Distrito Federal, cuando ya tenía las ideas de ahora. Está en una posición difícil porque Estados Unidos le está haciendo una guerra furibunda por su neutralidad en el conflicto de Rusia y Ucrania”.
Su visión de los temas en política exterior lo transformó en un referente del progresismo latinoamericano, aun cuando otros presidentes de la región no coinciden con él sobre la guerra en Europa. Pese a que mantiene una tironeada relación con EE.UU porque no se disciplina a su mirada del mundo, López Obrador hace delicado equilibrio con su poderoso vecino en cuestiones sensibles como migración y narcotráfico. Durante su gobierno se cumplieron 200 años de vínculos diplomáticos entre los dos países. Una historia también plagada de invasiones, intervenciones y levantamiento de muros siempre en una sola dirección: norte-sur.
López Obrador no viajó a la cumbre de las Américas de Los Ángeles en 2022 y desairó a Biden. En cada ocasión que puede, destaca la dignidad de Cuba en su resistencia al bloqueo de Estados Unidos por más de 60 años. Se enfrentó con España por su revisionismo neocolonialista y declaró que el conquistador Hernán Cortés había cometido el primer fraude en la historia de México. Le exigió por carta un pedido de disculpas al rey Felipe VI por las matanzas de los pueblos originarios, en un contrapunto que fue público en 2019. También hizo lo mismo con el Papa Francisco por el papel de la Iglesia de Roma.
Su oratoria pausada, didáctica, apoyada a menudo en gráficos, videos o intervenciones artísticas, con apelaciones a la historia latinoamericana y sus diferentes expresiones culturales, lo transformaron en el principal comunicador de su propia política. En ese encuentro matinal con periodistas donde suele describir su idea fuerza sobre el “humanismo mexicano”, AMLO practica el encuentro directo con los medios con una sistematización llamativa.
Suele matizar sus conceptos con imágenes de recitales de músicos populares como Armando Manzanero, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez o sus paisanos Los tigres del Norte, un grupo tan convocante en México como en EE.UU que canta corridos, un género muy popular. Las mañaneras no son una creación nacida en su presidencia. Cuando era alcalde del Distrito Federal (2000-2005), ya practicaba ese tipo de contactos presenciales. La diferencia es que su política de comunicación se volvió una repetida costumbre que seguirá hasta el fin de su mandato que se extiende hasta 2024. La prensa de derecha que más lo critica cuenta las presuntas “mentiras” que le atribuye, ya abrumada por el peso de la agenda cotidiana que instaló el presidente.
AMLO lanzó cuando llegó al gobierno lo que definió como la Cuarta Transformación, algo tan sencillo como ampliar los derechos de la población más postergada, en particular el acceso a la Salud. Cuando ya ingresó en su quinto año como presidente, hizo de las mañaneras una herramienta clave que perturba a la oposición del PRI (Partido Revolucionario Institucional), el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Movimiento Ciudadano (MC).
Hoy es desafiado adentro y afuera, pero no les da la espalda a las críticas de la prensa hegemónica ni a los ataques de la derecha. La última movilización a la plaza del Zócalo con consignas contra la reducción presupuestaria del INE (Instituto Nacional Electoral), un organismo que para el gobierno es un foco de corrupción y funcional a la oposición, reunió a unas 100 mil personas. Pero el 27 de noviembre del año pasado, MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), el PT (Partido del Trabajo) y el (PVEM) Partido Verde Ecologista de México) que integran la alianza en el gobierno, duplicaron esa cifra en el mismo escenario en un acto de respaldo a su gestión.
Buen Abad escribió en su blog de Telesur el 6 de septiembre de 2021: “Crear dos, tres… muchas mañaneras. ‘Las mañaneras’ no pueden ser las únicas instancias de orientación comunicacional en un país con la complejidad y la diversidad del nuestro. Crear dos, tres… muchas mañaneras con formas y alcances diversos, unidas a un mismo proyecto diverso de emancipación económica, política, ética, estética y poética”.
En esas intervenciones madrugadoras, donde periodistas, reporteros gráficos y camarógrafos hacen fila para entrar al Palacio Presidencial, AMLO se mueve a piacere, sin esquivar las preguntas. Su estilo relajado, directo, con frases picantes, descolocan a los poderes que quisieran adelantarle su jubilación presidencial.
En febrero anunció la nacionalización del litio mediante un decreto – México sería el décimo país del mundo en reservas – y desafió al secretario de Estado de EEUU por declaraciones que consideró injerencistas sobre la política interna relacionada con el INE. “Le digo al señor Blinken que hay más democracia en México que en Estados Unidos. Aquí gobierna el pueblo, allá la oligarquía”. Lo dijo desde ese espacio que ideó para hablar sin filtro con la gente. Desde sus propias redes sociales y con una audiencia que ha llegado hasta los 8 millones de personas. Un AMLO auténtico que el 13 noviembre próximo cumplirá 70 años y el sábado último festejó en el Zócalo ante una multitud, el 85° aniversario de la nacionalización del petróleo durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.