Con la victoria de Estados Unidos sobre Venezuela de 9 carreras por 7, en la noche del sábado en el estadio LoanDeport Park de Miami, se definieron las semifinales del Clásico Mundial de Béisbol 2023. Este domingo, en el mismo escenario, el “Dream Team” se mide ante Cuba, y el lunes Japón chocará contra México. Se trata de cuatro exponentes categóricos de este deporte, de los que el combinado nacional nipón es el único que saboreó el título en dos ocasiones (en 2006, en la primera edición, y en la siguiente, en 2009). Secundado por la novena (se les suele llamar así a los equipos en esta disciplina porque cada uno salta al terreno con nueve jugadores) de República Dominicana en 2013 y la estadounidense en 2017, cuando se celebró por última vez el torneo. Mientras que la representación cubana fue subcampeona en 2006. Así que los mexicanos son los nuevos integrantes del cuadro de honor.
De las cuatro ediciones del Clásico Mundial de Béisbol que se hicieron hasta la fecha, la que se está llevando a cabo en este momento es considerada la más pareja. Y por ende ha sido la más emocionante. Para muestra estuvo la definición del Grupo A, donde los cinco equipos quedaron empatados. Cada uno tuvo dos victorias e igual número de derrotas, pero al final Cuba e Italia (la potencia europea, junto con los neerlandeses) pasaron a los cuartos de final por tener la mayor cantidad de carreras anotadas durante la ronda eliminatoria. Los otros participantes de ese grupo, Países Bajos, China Taipéi y Panamá, volvieron a sus casas con tamaña impotencia. Vale la pena destacar que en esta ocasión se establecieron cuatro grupos. A diferencia de la versión de 2017, en la que hubo seis. Esto derivó en que se ampliara de cuatro a cinco la cantidad de Selecciones en cada grupo, donde las dos primeras clasificaban a los cuartos de final.
Pese a que Estados Unidos, súper potencia de este deporte, llegó a la competencia con estrellas del calibre de los jardineros Mike Trout y Mookie Betts, el lanzador Clayton Kershaw o el primera base Paul Goldschmidt, su performance no está a la altura de las expectativas. De hecho, quedó segunda en el Grupo C, que terminó liderando México, y el sábado sufrió con la Vinotinto. Al mismo tiempo, mientras los australianos se transformaban en la revelación del certamen (por más que fueran eliminados por los cubanos en los cuartos de final), el triunfo de Puerto Rico sobre República Dominicana tuvo tintes épicos. Aparte de que les dio el boleto para avanzar a los cuartos de final (acompañando a Venezuela en el Grupo D), venció a uno de los favoritos para quedarse con el Clásico Mundial. Eso levantó la autoestima de la pelota boricua, cuya popularidad se vio opacada en los últimos años por el auge del básquet.
Sin embargo, la alegría se vio empañada por la lesión de Edwin Díaz. El cerrador (denominación de los lanzadores que relevan en los últimos episodios o innings), que anuló a los bateadores quisqueyanos, se lesionó la rodilla derecha durante el festejo. El lanzador de 29 años había hecho historia al firmar el contrato más cuantioso para un relevista: 102 millones de dólares. Pero se perderá la venidera temporada con los Mets de Nueva York, legendario equipo de la Major League Baseball (MLB), organización que nuclea a los clubes más importantes del béisbol profesional en los Estados Unidos y Canadá. Ahí juega la mayoría de los beisbolistas de este evento, con excepción de los cubanos (por el embargo comercial que impuso la nación norteamericana a la Isla en 1960). Es la mayor vitrina para este deporte a nivel mundial, secundada por la japonesa. Ambas ligas comienzan en marzo y terminan en octubre.
Al igual que sucede en el fútbol europeo, los clubes de Primera División de la MLB se lo piensan dos veces antes de ceder a un jugador a la Selección de su país. El venezolano Miguel Cabrera, el japonés Shoshei Ohtani y el mexicano Julio Urías, por ejemplo, recibieron la advertencia de que su participación en el torneo estaría limitada, tras la lesión de Díaz. “Eso podría pasarle a cualquiera en cualquier momento. No traten de culpar al Clásico”, dijo Betts. Lo cierto es que los equipos pagan cifras astronómicas por sus estrellas, por lo que no se pueden dar el lujo de tenerlas inactivas por una competencia que les excede. Justamente Betts es uno de los beisbolistas mejor pagos de esta época. Firmó un contrato con los Dodgers de Los Angeles, de 12 años, por el que cobrará 365 millones de dólares. Sólo lo supera su compañero de club y de Selección Mike Trout, quien por la misma cantidad de temporadas recibirá 426 millones.
En el top 10 de los jugadores con mejores salarios en la MLB, sólo figuran dos nacidos en Latinoamérica: el puertorriqueño Francisco Lindor (Mets le pagará 341 millones de dólares) y el dominicano Fernando Tatis Jr. (firmó con los Padres por 340 millones). A ellos difícilmente se les pueda ver jugar en las ligas invernales caribeñas, que se desarrollan entre octubre y enero, y en las que los equipos campeones se encuentran en febrero en un torneo relámpago llamado la Serie del Caribe. Tras casi 60 años practicando un formato en el que sólo rivalizaban Venezuela, México, Puerto Rico y República Dominicana, en 2014 comenzó un proceso de expansión que en 2023 duplicó la cantidad de participantes. En la edición que se realizó recientemente en Venezuela, se incorporaron los campeones de las ligas de Cuba, Curazao, Panamá y Colombia. Al final, los dominicanos Tigres del Licey se alzaron con la copa.
Por más que parezcan los malos de la película, la MLB fue uno de los propiciadores de la creación del Clásico Mundial de Béisbol. Junto con la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC). Antes de la aparición del evento, el béisbol a nivel de Selecciones nacionales sólo se jugaba en los Juegos Olímpicos y en la Copa Mundial de Béisbol. Siempre con peloteros amateurs, a quienes nadie conocía. Es por eso que ambas competiciones se suspendieron para darle paso al Clásico, a partir de 2006 y con introducciones progresivas. Como su realización cada cuatro años. Estimulado asimismo por el avance de esta disciplina en Asia, Europa y Oceanía. Lo mismo pasó en Argentina. Amén de la creación del estadio de béisbol en Ezeiza (no tiene ni siquiera nombre), en 1977, lo que recuerda el argentino de a pie es la victoria que le propició a los Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de 1995 de Mar del Plata.
Aparte de esa hazaña (es importante destacar que la Selección nacional de softbol masculina es la actual campeona del mundo, tras vencer a Japón en 2019), hay otras más del béisbol argentino. La más reciente sucedió el año pasado, cuando Argentina fue invitada a participar en el Clásico Mundial de Béisbol 2023. Debido a que la dinámica del torneo es afín a la de la Copa Davis en el tenis, donde las potencias tienen el cupo asegurado, mientras que los aspirantes deben pelear por los cupos restantes, se definieron dos grupos. A “Los Gauchos”, nombre con el que se le conoce al equipo nacional, les tocó el Grupo B. Ahí estaban Brasil, Pakistán, Nueva Zelanda, Panamá y Nicaragua. Si bien los dos últimos terminaron avanzando, la Celeste y blanca ofreció performances de calidad. Más si tomamos en cuenta que no es un deporte popular acá (la única competencia rentada es la Liga Argentina de Béisbol, jugada por equipos de Salta y Córdoba).
En contraste con España, donde parte de los jugadores y cuerpo técnico son nacionalizados, lo loable de la Selección argentina de béisbol que compitió por ese cupo fue su idiosincrasia: ciento por ciento criolla. Comandada por el salteño Ronaldo Arnedo, mánager de la filial de los Dbacks, en la Arizona Complex League. Algo similar a las inferiores del equipo profesional Arizona Diamondbacks. Justamente Arizona fue una de las sedes del Clásico Mundial de Béisbol 2023 (Miami, Tokio y Taiwán completan las otras tres). Ahí se midieron Estados Unidos versus Gran Bretaña, algo inédito. Se trataba del padre del béisbol contra su abuelo (la primera vez que apareció la palabra fue en una revista inglesa, en 1744, y tiene en el críquet a su primo). La paternidad se impuso 6 a 2. Pero puede que algún nuevo vástago se lleve el título el 21 de marzo en el estadio LoanDeport Park de Miami, luego de 13 días de competencias sin parar.