En The Big Door Prize no hay un mensaje críptico dentro de una galletita ni de las complejidades de una carta astral. Más cerca del organillero y el lorito de la suerte con sus tarjetas, la máquina tiene forma de un videojuego ochentoso y devela cuál es el máximo potencial de una vida. “Lo que te propone esta ficción es que imagines una reescritura de tu propia narrativa. El concepto es interesante: no te dice que todo va a ser positivo, hay quienes se quedan tildados con lo que no hicieron, otros tienen una mirada prospectiva, o ven una versión más feliz de sí mismos a partir de nuevas y posibles elecciones”, le dice a Página/12 David West Read, el showrunner de la entrega que Apple TV+ estrenará el próximo 29 de marzo.
Comedia dramática, un tanto embustera y misteriosa como este oráculo llamado Morpho, que tiene como protagonista a un sujeto cuya máxima aspiración en la existencia es silbar. Dusty Hubbard (Chris O’Dowd) se topa con el objeto justo el día en que cumple sus cuarenta años. Excelente esposo de Cass (Gabrielle Dennis), gran padre y denodado profesor de secundaria, su existencia pasa por una medianía sin proyectos ni ambiciones. “Tal vez nunca quisiste lo suficiente”, le espeta uno de sus vecinos. No es alguien que esté en crisis de mediana edad, pero su tarjeta fue devastadora. “Es la clase de persona que no cree en que una máquina pueda tener este tipo de poder. No sé si pensó en el destino o la direccionalidad de las cosas, desde su óptica los demás son los que tienen temas sin resolver. No es un filisteo ni un cínico, pero seguramente nunca hubiera reconocido las raíces de sus problemas”, expone el actor irlandés.
Dusty proviene de esa factoría de sujetos sensatos y terrenales (como el protagonista de La fantástica vida de Walter Mitty, el Harold Crick de Stranger Than Fiction o Joe “Not Sure” de Idiocracy) obligados a salir de su zona de confort. Y ciertamente no es el único de los habitantes de Deerfield alterado por lo que ofrece el armatoste ubicado en el fondo de la tienda departamental (la trama secundaria atiende al enigma de su origen). Ahí está el vendedor que se juega por la magia o el que se decide a probarse de arquero cual Guillermo Tell, e incluso –y para pesar del protagonista- los deseos incumplidos de su pareja. “Ella es de las que alcanzó sus metas, pero siente que le falta una ficha para completar el rompecabezas y Morpho le va a revelar lo que le faltaba. Está decidida a seguir ese camino e intentar ser más feliz”, apunta la intérprete.
Un detalle: cada episodio lleva por título el nombre de alguno de los habitantes de ese pueblito anclado en lo más inocente y bonachón del sueño americano. “¿Y si la tarjeta dijera que tu potencial es ser asesino?”, apunta O’Dowd. Para el creador de la serie, el quid de The Big Door Prize juega a dos puntas. “El hecho de que vos puedas ser una mejor versión de vos mismo no significa que te tengas que sacrificar por eso. Ese sacrificio por estar al tope de tus objetivos es algo que tiene una resonancia bastante especial en los Estados Unidos. El enorme suceso implica un sacrificio y borronea un poco la pregunta sobre si tu límite incluye tu máxima felicidad. Creo que en el resto del mundo Morpho funcionaría un tanto diferente; es decir, nuestra cultura está obsesionada con alcanzar la cúspide y lo que tenés que esforzarte para lograrlo. Dusty a su manera también. Cree que es feliz y bueno. Tiene todo, hasta que le digan que 'eso' es todo. Es como que de repente le plantearan el guion de una película de terror”, explica West Read.
Basada en una novela de M. O. Walsh, The Big Door Prize transita temáticas vitales junto con una simbología elocuente. No es casual el hobby de Dusty con el Theremin, ni la mariposa azulada en el logo de Morpho. “La idea de que un personaje con pánico al cambio se conecte con el misterio del universo a partir de este instrumento que no se puede tocar me pareció muy intrigante. Y las mariposas son frágiles, enigmáticas, su color azul, como la felicidad, en realidad es una ilusión. No es una serie de frases matadoras, si es graciosa y conectás con ella es porque sentís algo similar a lo que atraviesan los personajes”, cierra su creador.