A siete años de su último show en la Argentina, casualmente en el mismo evento, Tame Impala regresó para ponerse al día con sus fans en esta parte del mundo. Esta vuelta sirvió también para presentar las canciones de su cuarto álbum de estudio, The Slow Rush. Si bien el grupo australiano lo puso en circulación hace tres años, no tuvo la oportunidad de repasarlo en vivo. Al menos en Buenos Aires. No hay que olvidar tampoco que hubo una pandemia de por medio, lo que frenó los planes de muchos artistas. Poco antes de tomar el avión, lo que casi detiene este reencuentro fue la fractura de cadera que sufrió el mandamás del laboratorio psicodélico, Kevin Parker, tras correr una maratón. Sin embargo, él mismo se encargó de ponerle paños fríos al asunto al avisar a través de sus redes sociales que, pese al percance, no daría de baja a uno de los actos más esperados en la segunda jornada de Lollapalooza 2023.
Cuando se enfilaba hacia el escenario Samsung, se pudo ver al cantante y guitarrista caminando ayudado por sus muletas. Pero sin perder ese carisma que lo distingue. En el trayecto, se detuvo varias veces para saludar a la muchedumbre. Una vez arriba, Parker hizo el esfuerzo de mantenerse de pie para interpretar los dos primeros temas. A “One More Year”, que inaugura The Slow Rush, le secundó otro de ese álbum: “Borderline”. Entonces el músico se sentó, y exclamó: “¡Finalmente, estamos acá!”. A manera de organizador emocional y narrativo, la banda recurrió a “Nang”, aria onírica, de poco menos de dos minutos, incluida en su disco Currents (2015). Inmediatamente coquetearon con la pista de baile a través del acid house “Breathe Deeper”, para después bajar tres cambios y ponerse espectrales con “Posthumous Forgiveness”.
Parker apeló a la nostalgia y desempolvó los que al final fueron los temas más antiguos de este show, “Elephant”, hermoso rock con aroma a Black Sabbath, el power pop “Apocalypse Dreams”, y el barroco “Feels Like We Only Go Backwards”. Terna de su segundo trabajo, Lonerism (2012), época en la empezaron a proyectarse hacia el mainstream. Tan masivos se hicieron que nunca volvieron a pisar una sala en Buenos Aires (la última vez fue en 2016 en Vorterix). En tanto que quedó descartada la idea de hacer el Luna Park o cualquier otro estadio local. Se conformaron con ser cabeza de cartel en los festivales, lo que le restó a su performance. Bajo esa condición, continuaron el recorrido de The Slow Rush con “Lost in Yesterday”. Tras una pausa que evocó el fantasma de Drake del día anterior (el rapero no completó su horario), los de Perth regresaron a escena para hacer sus hits “Let it Happen” y “Eventually”.
Antes de despedirse con otros dos temazos de Currents, “The Less I Know the Better” y “New Person, Same Old Mistakes”, Parker cantó un pedacito de “Muchachos…” (devenido en la canción más invocada por los actos foráneos en este Lollapalooza) y afirmó que hinchó por la Scaloneta (¿Lo habrá hecho también en el 2 a 1 contra Australia?). Sin embargo, no fue el único artista internacional que compartió su admiración por la Selección. El cantante inglés Youngblud hizo mosh con la Celeste y blanca puesta, en el show más volátil de la segunda fecha. Toda una oda al punk. Algunas horas después de que esto sucediera en el escenario Flow, en el Perry’s el colaborador de Fred Again, Tony Romera, prendió la fiesta ataviado con la camiseta argentina. Se trató del debut en Buenos Aires (y también de Sudamérica) de una de las figuras en ascenso de la música electrónica británica.
El bisnieto de Ann Fleming (esposa del creador de James Bond), en contraste con el sideshow que improvisó el viernes con su colega Skrillex, en esta performance se dedicó a mostrar los tracks y las canciones de su autoría. Encarnó lo que en la música electrónica se denomina live set, asistido por su colega y sus aparatos. Si bien su llegada a Buenos Aires coincidió con la salida del single “Baby Again”, hermosa apología a la música house de clubes, en esta performance revisitó su trilogía discográfica Actual Life. Esta suerte de diario post pandémico (menjunje de Everything But the Girl, Matthew Herbert, Underworld, Joy Orbison y el UK Funky de Roska) despertó el entusiasmo de iconos musicales de la talla de Brian Eno. Otro de sus admiradores (devenido en colaborador) es el productor y DJ Jamie XX, quien, al igual que Armin Van Buuren en la noche anterior, se encargó del cierre de la fecha.
El otro acto electrónico sobresaliente del sábado fue el del dúo neoyorquino Sofi Tukker, quienes, en comparación a su sideshow del jueves en Niceto Club, esta vez se mostraron con instrumentos, bailarines y esos hits con acento en el EDM. Todos ellos fluorescentes. Eso aconteció en el escenario Alternative, después de la cantante pop colombiana Elsa y Elmar y antes de Catupecu Machu. Pero lo más delirante quedó para el final, cuando Melanie Martínez subió al escenario para compartir su electropop disfrazada de gnomo. Eso pasó mientras la fiesta Bresh cerraba la programación en el escenario Perry’s, donde despuntaron asimismo la DJ sudafricana Nora En Pure y los músicos urbanos españoles Rusowsky y Ralphie Choo. Así como los madrileños, la terna indie pop estadounidense Wallows refrescó la tarde en el escenario Samsung, justo al frente de donde actuaron tres artífices del género.
Ese raid en el Flow lo arrancó Usted Señalemelo. El trío mendocino estuvo en el festival en 2017 y retornó en plan estelar. Y ese trato lo devolvió con un performance que, tal como viene sucediendo desde el año pasado, los encuentra fogueándose en grandes escenarios y contextos. Mientras que las canciones de sus dos álbumes demostraron que son tan contemporáneas que mejoran con el paso del tiempo. Lo mismo le sucede a The 1975, y lo patentó con su brillante performance. El grupo británico es otro de los reincidentes de Lollapalooza, circunstancia a la que le sacó rédito al introducir los temas de su más reciente álbum, Being Funny in a Foreign Langauge (2022). De ahí tomaron canciones como “Oh, Caroline”, “Hapiness” (donde el frontman Matthew Healey dio muestras del peso de Michael Jackson en su forma de bailar) y la autobiográfica “The 1975), y las alternaron con éxitos como “About You”, “The Sound” y “Sex”.
Pese a que Twenty One Pilots reemplazó a Blink-182, no se sintieron plato de segunda mesa. Los ingleses dieron una actuación impecable en la que hubo músicos invitados, repasaron sus seis álbumes y cantaron “Muchachos…”. Previo a esto, Jane’s Addiction, banda liderada por Perry Farrell, creador de Lollapalooza, concretó un recital inesperado. No tanto por el repertorio ni por la puesta en escena, similares a las de sus visitas anteriores. Llamó la atención en principio que el violero Josh Klinghoffer (ex Red Hot Chili Peppers) reemplazara a Dave Navarro. Pero lo más atractivo fue su carácter motivacional. El frontman brindó por los que no están, y en especial por Taylor Hawkins. Y luego, tras pedirle al público que apostaran por sí mismos y que fueran fuertes, se despidió con “Jane Said”. En la intro dijo: “Antes lo tocábamos para 5 o 10 personas, en fiestas con cervezas. Ahora estamos acá, ante tanta gente. No deja de ser increíble”.