De la mano de Matías Almeyda y su fútbol ofensivo, Chivas de Guadalajara alcanzó el Torneo Clausura del fútbol mexicano luego de once años. También la Copa MX. Semejante faena en un equipo histórico, que sólo utiliza jugadores mexicanos, lo llevó a ser designado Mejor Director de la temporada en el Balón de Oro que se entrega anualmente en aquel país.
–¿Cómo tomó este reconocimiento?
–Con alegría y agradecimiento, fundamentalmente hacia los jugadores, que son los intérpretes de lo que uno busca. No persigo tanto el logro personal, sino los triunfos colectivos, el haber sacado a Chivas del lugar incómodo en el que estaba. Haber llegado a seis finales en menos de dos años es lo que me pone feliz en ese aspecto.
–¿Cómo le llegó al jugador mexicano?
–No hay nada especial, simplemente tratar de ser como uno es. Creo que ellos están dotados de una técnica especial y una predisposición al trabajo como pocos. Trabajando en conjunto logramos que Chivas sea protagonista de todos los torneos que juega.
–¿Influyó en algo que sea el único extranjero?
–No. En el inicio, obviamente, yo no era conocido en el fútbol mexicano como director técnico y fue todo un proceso. Pero realmente la gente del club, los jugadores, los dirigentes, me dieron mucha confianza para el trabajo y nos hicieron sentir cómodos desde el primer momento. Eso ayudó. Llegar a otro país no es fácil, pero nos pudimos adaptar nosotros a la cultura futbolística de México. Eso es lo que se debe hacer.
–¿Qué identidad intentó imprimirle al equipo?
–Chivas es un equipo ofensivo, como ha sido un poco el estilo que pude transmitir en Banfield. Por ahí con un poco más de equilibrio en la mitad de cancha. Para resumirlo, es un conjunto donde todos juegan, del arquero hasta el último, y donde todos corren. Tratamos de buscar un equilibrio en esas dos partes. Este último semestre se ha logrado. Ahora venimos de hacer una pretemporada con diez jóvenes, por las lesiones y las convocatorias al seleccionado que tuvimos. Así jugamos la final contra Tigres (con derrota por el título de Campeón de Campeones por la mínima diferencia), haciendo debutar a cuatro juveniles. Ahora me encuentro preparando un grupo que dentro de un año medio serán las nuevas chivas, con todos jugadores surgidos de las inferiores. El objetivo es que el club no tenga que comprar, que pueda nutrirse de su cantera.
–¿Cómo evalúa el fútbol por aquellas latitudes? Se observa que cada vez incorporan más y mejores jugadores con sueldos más altos…
–La parte económica es el reflejo de lo que pasa en lo deportivo, los clubes están preparados para traer a jugadores de renombre, futbolistas que vengan de Europa. Los estadios son buenos, la organización en su mayor parte es buena y todo esto hace que el campeonato sea muy competitivo. Es un campeonato muy lindo el mexicano, en el que las propuestas de los entrenadores tienen algo especial. Además, cualquiera puede ser campeón, esto lo hace todavía más emocionante. Creo que detrás de algunas ligas de Europa viene la mexicana.
–¿Cuáles son los argentinos de mejor producción allá?
–Hay muchos. Por ahí decir uno es ingrato para los demás. Uno de ellos fue Guido Pizarro, quien acaba de ser transferido al Sevilla. Otros hicieron muchos goles, como Matías Alustiza y Milton Caraglio. También la llegada de Guido Rodríguez marcó algo diferente. Nos vivimos cruzando con ellos, porque los equipos están formados por muchísimos extranjeros.
–¿Se subestima el fútbol mexicano?
–Creo que pasa por una cuestión de comunicación y fundamentalmente porque no se transmiten los partidos. Si se televisaran la gente podría observar un poco más. A eso se suma que los equipos no participarán de la Copa Libertadores (por problemas de calendario) este año.
–¿Cómo vive el mundo River a la distancia?
–Siempre me estoy informando, tengo algunos jugadores con los que hablo cada tanto. También con los utileros. Trato de estar en contacto permanente. Sé que está muy bien, ahora está haciendo su pretemporada en Orlando. ¡Cuántos cambios! ¿No? Porque River ha pasado momentos de dificultad serios y verlo hoy en día haciendo una preparación en Estados Unidos, me parece buenísimo. Está en el lugar donde debe estar.
–¿Imagina otro paso por la institución?
–Realmente no lo pienso. Creo que tuve que estar en ese momento y por algo fue. Por algo pasan las cosas. Trato de no ir más allá, voy viviendo el día a día. Disfruto de lo que hago, estoy muy feliz acá y creo que River también está muy bien. Tuve que estar en ese momento y ya pasó.
–Recientemente fue la despedida de Fernando Cavenaghi. En su momento le tocó manifestarle que no lo iba a tener en cuenta. ¿Fue un gesto de inmadurez, como manifestó en otras entrevistas, una falla en la comunicación o una mala decisión futbolística?
–De este tema no me gusta seguir hablando porque es volver el tiempo atrás cinco años. Ya he dicho que yo me equivoqué en la comunicación y punto.
–Volviendo al fútbol de ataque, le consulto por la llegada de Jorge Sampaoli a la Selección. En su segundo partido amistoso, ante Singapur, el técnico rosarino paró una línea defensiva de dos defensores como usted había hecho en algún partido con Banfield.
–Sí, nosotros en Banfield llegamos a jugar con dos defensores. Es un poco la manera de trabajar que puede tener Sampaoli, la credibilidad que puede generar en los jugadores. En ese sentido se los ve confiados. Ojalá que salga todo bien por el bien de él, del fútbol argentino y de la Selección. No tengo dudas de que va a lograr algo importante.
–En Banfield desplegó un fútbol mucho más preocupado por el arco rival que por el propio. Sin embargo, el equipo cambió el libreto con la llegada de Julio Falcioni y logró clasificarse a la próxima Copa Libertadores. ¿Cómo lo explicaría?
–A mí lo de Falcioni me puso muy feliz. A pesar de que pregonamos un fútbol diferente, sé lo que significa para la gente de Banfield. Es el único entrenador que lo hizo campeón en la A, ahora lo llevó bien alto y muchos habían dudado. Sin embargo mostró capacidad, temple, jerarquía y personalidad. Yo no lo conozco a Julio, pero también voy hablando con la gente de Banfield. Lo conseguido me puso muy contento por los jugadores y la gente. Mi paso por la institución fue muy especial. El fútbol está inventado hace más de 200 años. El que piensa que lo creó o está ideando algo nuevo se equivoca. Nosotros somos entrenadores, podemos cambiar las maneras de entrenar para destacar las virtudes de nuestros jugadores y los errores de los rivales, pero el juego ya está creado.
–Lo consulto por una etapa menos alegre. Porque a los 26 años descubrió que sufría depresión. ¿Sigue con el tratamiento? ¿Cómo cuida su salud mental en un ambiente de tantas presiones?
–No es que lo descubrí, cuando dejé el fútbol entré en un estado depresivo por muchísimas cosas. Pero lo pude superar rápidamente, por eso cada vez que puedo contarlo trato de no esconderlo, porque sé que ayuda a un montón de gente. Pero no fue ni a los 26 ni a los 27, sino cuando dejé el fútbol porque no encontraba mi espacio en la vida. Sufrí una minidepresión de la que salí rápidamente con la ayuda de un profesional. Era un jubilado con 30 años. Pero son muchos años atrás y yo en el pasado también tengo cosas muy lindas para recordar. Las cosas cambiaron mucho en la actualidad. Acá en Chivas se trabaja con muchos psicólogos. El jugador debe estar siempre preparado para jugar al fútbol y ser una máquina de generar monedas. Pero muchos se olvidan del ser humano, que tiene sentimientos como cualquiera. Que patea una pelota nada más y que lo hace bien, por eso se destaca. Hoy los jugadores están más preparados que antes. Muchos de los que trabajan conmigo terminaron la secundaria y algunos estudian en la universidad.