Seré, en el plexo ígneo de la nada, un centauro loco de amor entregado a las ondulaciones de mil medusas. Los Homeros por llegar, mito mediante, no harán más que narrar erróneamente lo acontecido. Quiénes le den mayor preponderancia al color en desmedro de la electricidad a las claras poseerán en sus globos oculares el don de la vista, lo que desde el inicio complica las cosas.

Seré, con alas de espacio y cuerpo de tiempo, una mariposa migrante entre los catorce cielos de Neptuno, una monarca cuyas antenas irradiarán atajos para evitar caer en la ruta del pensamiento poseído por la prosa.

Seré círculo en el lomo de una raya; las sobras de los que no tienen nunca nada, la costura descocida del manto de la civilidad. Seré, tal que Arturo de Córdova en “Dios se lo pague”, un millonario mendigante a las puertas del templo, la colecta anual de Caritas que rechazará todo cactus que no sea San Pedrito. Seré más pobre que Oliver Twist. O quizás peor, un convidado a la última cena de Viridiana. Semilla de situaciones felices e infelices; diadema de piedras renales engarzadas ex profeso para el cuello de un decapitado.

Quintaesencia de lo vacuo, seré asimilable hasta el punto en que todos me querrán de mascota, un copo de algodón con ojitos de miel y la boca más sucia que el escusado en el que María Magdalena se limpia de clientes que pagan por acabar. Seré un desquicio dotado de verba con la que solicitaré, en pos de la memoria, un cementerio de fetos; una carta sin código postal llegando donde el diablo perdió poncho y astucia. Ahí estaré con mi pequeña compañía de teatro ya montada, un entretenimiento de feria que borra diferencias entre victima y victimario, el maquillaje del ministro y la sobriedad del clown, el niño dentro del Baal Moloc en la fiesta del hierro de Arlt. Seré la contorsionista tullida figura rutilante de un circo de provincia en cuyas arenas brillará también la ecuyere sin cuerpo capaz de montar una veintena de bestias a la vez; confusión de la que nadie saldrá bien parado. Cedro talado en honor al olvido, ceniza de sustancia que jamás entró en combustión, seré calculadora científica Casio en manos de prehistóricos primates, un reflejo opaco que obnubilará al destellar encima de las cabezas de los que hayan quedado en pie.

Seré, en la falta de agua y belleza, algo muy parecido al ahora.

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Seré un fósforo de cera que encenderá la caldera adormecida de la rima, el ritmo de un galgo al correr, un instante de silencio entre dos canciones de Rubber Soul. Alcanzado por la púrpura implicancia del ensueño seré cometa en la órbita de un mundo que ha dejado de maravillarse ante los cuerpos astrales.

Esculpido en niebla seré un códice en la cúspide de una montaña a la que no podrá llegar la gente idiota; el número definitivo que le pondrá fin a la mercantilización de la sangre, el acabose de la educación entendida como generadora de lucro.

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Volveré a ser azar cuando la física cuántica ya no esté de moda.

 

@dr.homs