“La respuesta de la gente es la que esperábamos. Los protagonistas de la campaña son ellos. Ellos y Cristina”, aseguran en el equipo de la ex presidenta, evaluando lo que fue hasta ahora el esfuerzo proselitista de cara a las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. El tono de los mensajes y las actividades, que hacen énfasis en los problemas reales de las personas que fueron perjudicadas por el gobierno de Mauricio Macri, “dio en el blanco”, según interpretan cerca de la candidata a senadora.
Por eso, en la recta final antes del 13 de agosto, la campaña seguirá en la misma tónica, sin correrse de ese registro cotidiano, mostrando a CFK y al resto de los candidatos en los barrios, las fábricas, los clubes y los comedores, sin consignas grandilocuentes ni discursos alejados del día a día. “¿Para qué arreglar lo que funciona bien?”, se preguntan en el bunker montado en el Instituto Patria.
“Lo que nos marca que estamos en el sentido correcto es que la gente se nos acerca por la calle, los vecinos nos cuentan que sus problemas son los mismos de los que nosotros venimos hablando”, relata un dirigente de Unidad Ciudadana en la ciudad de Buenos Aires que forma parte activa en la campaña aunque no tiene un lugar en las listas. La estrategia de apuntar a lo cotidiano no solamente funciona en la provincia, donde CFK es candidata, sino en todos los distritos donde ese espacio conformó lista.
La evaluación, positiva, de las últimas semanas y la decisión de no corregir el rumbo proselitista al menos en esta etapa es común a todos los distritos donde la nueva agrupación formada por la ex presidenta compite con ese nombre, muchas veces en internas con otros sectores del peronismo. En Santa Fe, por ejemplo, con la misma tónica, Agustín Rossi seguirá recorriendo el interior de la provincia, donde busca los votos necesarios para imponerse en una primaria competitiva. En CABA, el objetivo es recuperar el segundo lugar para engrosar en octubre las bancadas legislativas. Aunque prefieren evitar el optimismo desmedido, todos señalan que el rumbo es el adecuado.
En la provincia, madre de todas las batallas electorales en la Argentina, “la presencia de Cristina desarma todos los planes”, explican desde su equipo. La respuesta en los barrios cada vez que Fernández de Kirchner hizo una actividad en el territorio superó las expectativas y obligó a replanificar algunas de sus apariciones. Aunque sus pequeños “actos” de campaña pretendían ser encuentros íntimos, sin público ni medios, con trabajadores, dirigentes sociales, comerciantes y pequeños empresarios, y éstos no se publicitan con anterioridad, cada vez que en un barrio se corre el rumor de una visita de CFK la gente sale a la calle para verla y eso a su vez alerta a los canales de noticias, explican en su campaña.
Sin embargo, por ahora no está en los planes de la ex presidenta ni de su equipo llevar a cabo otro acto multitudinario, como el que ella protagonizó en el estadio de Arsenal para lanzar Unidad Ciudadana. “No es seguro que vaya a haber un cierre de campaña antes de las PASO, pero si hay lo más probable es que se parezca más a lo que hizo en Mar del Plata”, en referencia al lanzamiento de esta campaña, en un teatro cerrado. No es tan extraño si se lo mira hacia atrás: la última vez que CFK fue candidata, en 2011, sus cierres también se realizaron en auditorios a puertas cerradas, en el teatro Coliseo de la ciudad de Buenos Aires.
Hasta el jueves 9 de agosto, cuando se cierre la campaña, la ex presidenta continuará con sus recorridas. Como hasta ahora, privilegiará distritos en disputa o en manos de otras fuerzas (San Martín, Mar del Plata, Lanús, Quilmes y el interior bonaerense fueron algunos de los lugares a los que Fernández de Kirchner fue a disputar el voto) antes que aquellos donde Unidad Ciudadana parte con ventaja. Pero eso no significa que descuide el resto: los demás candidatos de la lista, comenzando por Jorge Taiana, llevarán adelante sus propias actividades en el territorio, de forma tal que complementen la estrategia de CFK. Entre todos, confían, puede reforzar el vínculo con el electorado de clase media y media baja que más sufrió las políticas económicas del gobierno y que necesitan para obtener una victoria en octubre.