Los estudios de cómo funciona el cerebro de un ser humano son materia de investigación constante para la ciencia. Los hallazgos son altamente sorprendentes y su alcance, además de ser un gran aporte científico para la humanidad, cobra cada más vigor en el mundo del deporte. En el último tiempo, el fútbol ha depositado su interés en la neurociencia con el afán de indagar qué sucede en el sistema nervioso de los jugadores dentro de un campo de juego. Qué sucede en situaciones límites, donde el estrés y la ansiedad por ganar, son parte de la diaria.
El Liverpool, el equipo inglés que dirige Jürgen Klopp, a principios del año pasado dio a conocer que trabaja con Neuro11 –desarrolla entrenamiento basado en datos neurocientíficos– en la que a través de unos artefactos que se ponen en la cabeza de los jugadores pueden ver qué partes del cerebro deben ser observadas en determinados momentos de una situación de pelota parada. “Ahora podemos entrenar específicamente las habilidades mentales y de precisión de tiro de nuestros jugadores directamente en el campo, de una manera que no era posible para nosotros hasta este momento”, dijo el entrenador de los Reds.
En el ámbito local, fue River quien empezó a explorar esta forma de trabajar al incorporar en su cuerpo técnico a la doctora Sandra Rossi. Su llegada, allá por 2014 cuando Marcelo Gallardo iniciaba su ciclo en el club de Núñez, fue un antes y un después para la institución que actualmente preside Jorge Brito. Si bien su nombre mantiene un perfil bajo, su trabajo es reconocido y cada vez que la buscan para una charla, los auditorios, sea presencial o virtual, colman su capacidad.
Este último lunes, en el marco del primer encuentro organizado por la Comisión de Asuntos Agrupacionales del club Núñez, al que titularon “Neurociencias aplicada al deporte”, la presencia de Rossi colmó la capacidad del lujoso SUM que luce club, dentro de las instalaciones del Estadio Más Monumental. La médica que desde hace ocho años se dedica a entrenar el cerebro del plantel Millonario, dio una charla y mantuvo atentos a todos los presentes. “El cerebro se mueve. El cerebro es donde está nuestra alma, nuestra forma de ser, nuestra forma de manejarnos”, introdujo.
Lejos de entrar en códigos que ahuyenten al auditorio, especificó algunos puntos fuertes de los objetivos a conseguir con los futbolistas: “acortar los tiempos de reacción, aumentar la visión periférica, mantener niveles atencionales más altos”. Y luego explicó que su campo de trabajo diario está en “todo lo que sucede en el cerebro de un deportista de alto rendimiento antes de moverse, para optimizarlo y empujar los límites que cada uno tenga”.
Rossi antes de arribar a River, se desempeñó durante 15 años en el laboratorio de neurociencias del Cenard. Trabajó con Las Leonas, Los Leones, pilotos de automovilismo, selecciones nacionales de diferentes disciplinas, tenistas de la Copa Davis y con Los Pumas. Su presencia en el fútbol trajo herramientas complementarias para los jugadores. "Mi función en el plantel es entrenar el cerebro –le contó a La Página Millonaria ni bien llegó al club–. Desde un punto de vista funcional y no psicológico. Trabajo con software específicos para la velocidad de reacción y toma de decisiones que estimulan al deportista”.
Durante la charla, a la que asistieron algunos dirigentes del Millonario, entre ellos Matías Patanian, filiales y socios, contó cuáles son esas habilidades que se pueden medir con software y detalló que eso sirve para construir un “perfil cognitivo” del jugador. “Tiempo de reacción simple y complejo; visión periférica (tratar de que sea lo más abierta posible en el fútbol); Affordances (capacidad de predecir. Tiempo futuro. Son probabilidades que saca el cerebro); Mot (la capacidad de mantener más de un estímulo simultáneo. Varias cosas en mi campo visual que de información para ver qué está sucediendo en ese momento); Atención focal y sostenida (nuestro cerebro no está preparado para el multitasking. Hacer más de una cosa a la vez, duplica el tiempo que demanda y la posibilidad de error); Concentración; Manejo del estrés; Manejo de las emociones (están para ser sentidas. Cuando la niego, esa emoción aumenta); Manejo del sueño como parámetro de influencia directa en la performance (para la reparación profunda de nuestro cuerpo)”, especificó.
Más allá de que Gallardo haya dejado el club, Rossi continúa su trabajo, pero ahora está a cargo del Departamento de Neurociencia. Todos estos años en la institución, los remarca de constante aprendizaje y resalta que esta herramienta en la que desarrolla datos cognitivos de los jugadores, también la usan los entrenadores para obtener datos. “La neurociencia es un dato más. Nos quedan muchísimos años de cruzar variables para conseguir el perfil de nuestros jugadores. Estamos en pañales –explica–. Es muy nuevo esto en el fútbol argentino”.
En lo que respecta al trabajo con las inferiores, dice que esta metodología la llevaron hasta la sexta división. “La idea es agarrar a lo más chicos. Pero no tanto –sostiene–. También hay que respetar la ideología del cerebro de los más chiquitos. Hay que tener mucho cuidado y respetar las etapas de crecimiento. A partir de los 13, 14 años se puede empezar”. Y concluye: "Las cosas suceden a velocidad extrema, no hay tanto tiempo para el análisis. El trabajo está más apuntado al sentir que al pensar".