Eugenio Burzaco, exsecretario de Seguridad durante la presidencia de Mauricio Macri, se prepara para reemplazar a Marcelo D'Alessandro, quien renunció -antes había pedido licencia- como ministro de Justicia y Seguridad de la ciudad de Buenos Aires tras la filtración de chats con Silvio Robles, el principal operador del presidente de la Corte Suprema Horacio Rosatti, y otros funcionarios judiciales.
Burzaco asumió en 2009 como jefe de la Policía Metropolitana de Buenos Aires sin ningún antecedente en una institución policial. Llegó a ese cargo luego del escándalo de las escuchas ilegales a familiares de víctimas del atentado a la AMIA, que determinó la salida de Jorge "El Fino" Palacios de la conducción de la fuerza durante la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad.
Su gestión frente de la Policía Metropolitana, desde donde ejerció una defensa del uso de pistolas Taser, se vio empañada con un pedido de indagatoria por la "masacre del parque Indoamericano", un operativo de desalojo que dejó un saldo de dos muertos y cinco heridos. Todos estos hechos desencadenaron su cese al frente de la Policía Metropolitana.
Durante la investigación judicial que se inicio por este caso, el fiscal pudo establecer que la Policía Metropolitana había utilizado cartuchos adulterados, mediante la sustitución de postas de goma por plomo, con clara intención de matar. En 2018, Burzaco, sin embargo, quedó definitivamente desvinculado de la causa penal.
En diciembre de 2011, tras dejar la fuerza, pasó a desempeñarse como CEO en una empresa de seguridad privada y como jefe de seguridad del Club Atlético River Plate.
Luego, en diciembre 2015, cuando Macri llegó a la Casa Rosada, Burzaco fue nombrado como secretario de Seguridad, en un rol subordinado al de la entonces ministra de esa cartera y actual presidenta del PRO, Patricia Bullrich, con quien mantuvo un vínculo de enfrentamiento interno permanente hasta su alejamiento del cargo.
“Argentinos entrenados por ISIS”
En septiembre 2016, su nombre ocupó lugar en varios portales nacionales, cuando sostuvo que se habían detectado “argentinos entrenados por ISIS” y hasta sugirió la posibilidad de que existan en el país “células dormidas” del fundamentalismo islámico.
“Mediante un trabajo profundo hemos detectado argentinos que se han formado en ISIS. Y eso es algo que realmente nos preocupa, porque sabemos que han estado en zonas calientes del conflicto, en Siria o el norte de Irak”, había dicho Burzaco. “Hay ciudadanos que han ido y han vuelto al país o a países vecinos, como Uruguay. Estamos trabajando para evitar ese fenómeno de ‘células dormidas’, porque la experiencia nos dice que una o dos personas con pocos recursos pero mucha decisión pueden generar un desastre, como lamentablemente sucedió en Europa o Estados Unidos”, alarmó el entonces secretario de Seguridad en diálogo con el diario misionero Primera Edición.
Horas después de sus declaraciones, el propio Burzaco emitió un comunicado de autodesmentida.
“No se ha detectado la presencia de miembros de ISIS en Argentina, ni de una de sus células”, aseguró. “Ante la reciente denuncia que mencionaba la posible presencia de miembros de ISIS en Corrientes, a través de las fuerzas de seguridad seguimos esa línea de trabajo y al momento no se encontró nada que indique su presencia en nuestro país”, expresó el funcionario, quien aseguró que lo que le dijo al medio misionero fue una “apreciación general (en respuesta sobre presencia en Corrientes) y que hizo referencia a esa línea de investigación”.
“Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación queremos llevar tranquilidad a la ciudadanía estamos trabajando de manera permanente, intercambiando información con agencias internacionales e incrementando los controles en los aeropuertos y en los pasos fronterizos”, completó.
FIFAgate
En 2017, nuevamente volvió a estar en el centro de la escena pública tras el escándalo del FIFAgate que involucró a su hermano, Alejandro Burzaco, quien admitió ante la Justicia haber sobornado al "grupo de los seis de Conmebol", entre ellos se encontraban Nicolás Leoz y Julio Grondona, para asegurarse el lucrativo mercado de los derechos televisivos de los campeonatos de fútbol.
Según se investiga, varios funcionarios del gobierno macrista, incluido el entonces secretario de Seguridad, habrían colaborado con el pago de la fianza para conseguir la excarcelación y prisión domiciliaria de Alejandro Burzaco.
La entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien nunca hizo buenas migas con Burzaco, intentó entonces aprovechar el escándalo para removerlo de la secretaría de Seguridad, algo que finalmente no ocurrió.