Ya son 77 las víctimas mortales por la represión de las fuerzas de seguridad en Perú tras la destitución de Pedro Castillo en diciembre pasado. Esta semana la Defensoría del Pueblo confirmó la muerte de Rosalino Flores, de 22 años. El joven estaba hospitalizado desde el pasado 11 de enero luego de recibir el impacto de 36 perdigones en una manifestación contra el gobierno de Dina Boluarte en Cusco. Un hecho que ocurrió a plena luz del día y que quedó registrado por las cámaras de seguridad.

Con la muerte de Flores, ya son 49 las personas que murieron por la represión en las manifestaciones. Flores se sumó a las protestas contra el gobierno y recibió el impacto de perdigones disparados desde muy cerca por agentes de la Policía Nacional que reprimían a los manifestantes, afirmó su hermano Juan José.

"Mi hermano vino a apoyar a los heridos, a los asfixiados que estaban con las bombas lacrimógenas, él no llevaba nada de armas, ni de piedras en la mano, y le dispararon", declaró su hermano a los medios. Las declaraciones de Juan José fueron corroboradas por las cámaras de seguridad que registraron el hecho que ocurrió a plena luz del día.

Flores tenía 22 años y era estudiante de Gastronomía. Estuvo durante dos meses en cuidados intensivos hasta su muerte esta semana. El fallecimiento fue confirmado por la Defensoría del Pueblo, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y la congresista izquierdista Ruth Luque.

Agrupaciones universitarias convocaron a una vigilia en memoria de Rosalino "un compañero que fue asesinado por 36 perdigones disparados cobardemente por la PNP durante las movilizaciones en Cusco", denunciaron en redes sociales.

La Defensoría reiteró su pedido para que la Fiscalía "realice una investigación exhaustiva y diligente de los hechos, a fin de que responsables sean sancionados" y la CNDDHH expresó su "solidaridad y profundo pesar" a la familia de Flores.


Hasta el momento la represión por las protestas antigubernamentales dejó 77 muertos según datos de la Defensoría del Pueblo: 49 fueron víctimas directas de la represión estatal, 11 personas murieron por los bloqueos en las rutas, un policía fue quemado vivo.

La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) confirmó la muerte de siete ciudadanos que quedaron varados, expuestos a adversidades climáticas y limitado acceso a servicios. El pasado seis de marzo las autoridades confirmaron la muerte de seis militares que se ahogaron al intentar cruzar un río, presuntamente para evitar un enfrentamiento con manifestantes de la región sureña de Puno.