La bomba explotó a comienzos de la semana, como para que Hollywood se despertara de la resaca del Oscar. The Hollywood Reporter, uno de los principales medios dedicados a la industria audiovisual, anunció que la productora argentina Victoria Alonso dejaba Marvel Studios tras 17 años de servicio durante los que cumplió un rol fundamental en la construcción del imperio súper heroico actualmente en manos de Disney, dueña de la casa de Iron Man y compañía desde 2009. Había motivos para la sorpresa, en tanto hasta su partida estaba a cargo de tres departamentos de enorme relevancia como los de Producción, Post-producción y Efectos visuales y animación.
Nada se dijo sobre los motivos del alejamiento de la también coproductora de Argentina, 1985, hasta que este miércoles el portal Variety destapó una interna más caliente que la de la política nacional durante la última ola de calor: Alonso no renunció, sino que la echaron, mientras que varios empleados acusaron a la empresa de no bajar directivas claras y aseguraron que ella habría confeccionado “listas negras” con los nombres de empleados díscolos.
Alonso es un peso pesado en Hollywood, alguien que fue ganando espacio mientras escalaba en el organigrama de Marvel Studios, al que llegó en 2006 como Vicepresidente ejecutiva de las áreas de Efectos visuales y Post-producción. En su etapa inicial, además, fue coproductora de las dos primeras Iron Man, Thor y Capitán América, y desde la entrega inicial de Avengers (2012) figuró como Productora Ejecutiva de cada serie y película de la compañía. En 2015 sumó el cargo de Vicepresidente ejecutiva de Producción, y a partir de 2021 asumió los roles que conservó hasta su alejamiento. A lo largo de estos 17 años fue la mano derecha del director creativo Kevin Feige: si a él se lo considera el padre de Universo Cinematográfico de Marvel, Alonso es la madre.
Pero Feige tampoco la estaba pasando bien. Mirado de reojo por la falta de un rumbo artístico claro, hace meses que optó por hacer plancha y no intervenir hasta que se calmen las aguas. Eso explica que se haya quedado calladito después de que decidieran echar a Alonso en una reunión entre representantes de las áreas de Recursos Humanos y Legales con varios peces gordos de la casa de Mickey, entre los que estaba Alan Bergman, una de las dos cabezas de Disney Entertainment. Pero, ¿por qué Feige le soltó la mano? ¿En qué momento se fracturó una relación que hizo que ingresaran miles de millones de dólares al castillo más famoso del mundo?
Variety señala que la pandemia marcó un quiebre radical dentro de la empresa. Mientras el consumo de streaming volaba y Disney+ se expandía de una manera que ni siquiera el accionista más optimista imaginaba, las áreas al comando de Alonso empezaron a sufrir una presión enorme para acortar lo más posible sus tiempos de trabajo debido al desarrollo de una cantidad mayor de producciones que las que podían absorber. Vale recordar que entre 2021 y 2022 Disney estrenó siete películas, ocho series y dos especiales de TV vinculados con Marvel. La argentina no fue responsable de ajustar el cronograma, pero sí de que las producciones estuvieran terminadas en tiempo y forma.
El conflicto escaló durante el verano boreal del año pasado, cuando los artistas de efectos visuales empezaron a quejarse públicamente por la sobrecarga de trabajo. El abanico de reclamos iba desde la obligación de cumplir horas extras por la falta de personal y los constantes cambios en los plazos de entrega, hasta el carácter de Alonso, a quien algunas fuentes le atribuyeron tener listas negras con el nombre “de quienes la hicieron enojar”. Un miembro del staff de efectos visuales le dijo Variety que el mayor problema era la incapacidad de Marvel para proporcionar pautas de trabajo claras, algo permite entender la falta de rumbo artístico exhibido en los últimos productos de superhéroes. “Marvel no se da cuenta de nada de antemano”, disparó el empleado.
Ant-Man and the Wasp: Quantumania es un buen ejemplo de cómo la crisis interna se trasladó a la pantalla. Si bien la película terminó de filmarse un año antes de su fecha de estreno, las críticas coincidieron en señalar el bajísimo nivel de sus efectos visuales. Imposible que un relato que transcurre en un mundo enteramente digital funcione sin que lo hagan esos efectos. Ant-Man lleva recaudados 463 millones de dólares en todo el mundo. No solo es la peor cifra de una película sobre este personaje, sino que difícilmente pueda alcanzar un punto de equilibrio comercial en su ventana cinematográfica. Mientras desde Disney+ señalan que sólo tres o cuatro de las cinco series planeadas para 2023 se estrenarán en la fecha pautada, en otra parte del castillo ultiman los detalles de Guardianes de la Galaxia Vol. 3, que llegará a la cartelera comercial la primera semana de mayo. Habrá que esperar un mes y medio para ver si Marvel puede vencer al enemigo más impensado: sus propios límites.