Largo es el tiempo que lleva recorrido ya la murga Falta y Resto. La fundó Raúl “Tintabrava” Castro allá por 1980, cuando la dictadura cívico-militar aún imperaba con mano de hierro en el Uruguay. Y la mantuvo por más de cincuenta años, número más que suficiente como compendiar la historia, e innovar a partir de ahí. “Hoy, la Falta está para hacerle pasar a la gente momentos alucinantes, de emociones muy fuertes desde el recuerdo, sí, pero también desde una proyección de futuro”, introduce Castro a Página/12, ante la inminencia de los dos recitales que cerrarán su gira por la Argentina: el del viernes 24 de marzo en el Auditorio de Belgrano (Virrey Loreto 2348) y el del día siguiente, en el Espacio Roberto De Vicenzo, ubicado en 18 y 148, Berazategui.

El espectáculo actual de Falta y Resto lleva por título Tintabrava y el Bandón Murguero, en alusión a la agrupación formada por diez artistas que intenta una nueva forma de encarar el género a partir de adosarles a su estética típica, ingredientes de tango y música de cámara. “Estamos haciendo algo que llamo Murgotán, y tiene que ver con una nueva forma de hacer murga que vino para quedarse: la mezcla entre ella y el tango, dos músicas fabulosas, por cierto. De hecho, lo que queremos hacer a partir de esta intromisión del Bandón Murguero es generar una nueva perspectiva, un nuevo rumbo del que no hay huella”.

-Intrépida alquimia, además, para un género tan enraizado en la historia.

-Es un riesgo, sí, porque es difícil innovar en algo tan tradicional como la murga. Pero ha sido algo maravilloso también, porque tanto la dirección musical, como la instrumentación y los ejecutores son óptimos. Cada músico del Bandón implica pedacitos de esta tierra, y ha entendido perfectamente cuál es la misión de la murga, en el sentido de extender su visión popular colectivista, emotiva y alegre a un concepto que siempre repito: lo popular tiene que ser, además de masivo, profundo, porque si no es solamente una moda.

En término letrísticos, la nueva puesta de “la Falta” es casi una autobiografía de su fundador. De ahí que Castro hable de sí mismo en tercera persona: “Hay quien dice que este murguista fue bautizado por un borracho en un boliche, cuando la murga estaba censurada por la dictadura… un borracho que lo miró y le dijo '¿qué querés, flaco, si andás con la tinta brava?' ”, mitifica el también actor sobre un origen que luego pone en duda –o reemplaza- por un mojón anterior. “Hay quienes dicen también que 'Tintabrava' fue bautizado por amigos de la niñez, cuando en la murga Asaltantes con Patente decidió cambiar Caminantes por Asaltantes”.

Como fuere, Castro cuenta pasajes de su –y de la- vida como si fuese un alter ego de sí, a través de anécdotas y orígenes de cada pieza. “Hemos pasado por dictaduras, hemos pasado por agresiones del medio hacia la murga, y hemos tenido que llevar a esta desde un lugar de oscuridad hacia un lugar de luz, porque en nuestras letras están la vida, la historia y la emoción… la tristeza convertida en alegría”.

-¿Qué momento está atravesando la escena murguera general en el Uruguay, más allá de la Falta?

-Un momento intenso, porque la murga estilo oriental está invadiendo todo el sur del continente, al punto que hay más murgas estilo uruguayo fuera del país que dentro, siendo que el Uruguay es una explosión de murgas. Tenemos la suerte de decir que por la Argentina se ha propagado de una manera brutal, al punto que me atrevo a afirmar que la murga uruguaya ya es una revolución cultural de las más importantes, creo, desde lo que fue el rock argentino de los noventa, y el folklore anterior.

-¿Cambia algo que esté gobernando o no el Frente Amplio?

-A ver, nosotros siempre hemos sido muy críticos con la izquierda y con la derecha… con quien esté en el poder, en definitiva. Obviamente que cada murga tiene su línea editorial, dado que esta implica precisamente un medio de comunicación, y la nuestra es de izquierda, si es que todavía su puede clasificar la líneas ideológicas en términos de izquierda, centro y derecha. Pero justamente por eso, la Falta ha sido crítica de las macanas que se han mandado todos los gobiernos, y eso le ha costado no haber sido premiada nunca durante los últimos treinta años, en la Montevideo gobernada por el Frente.

-¿Cómo ha sido la cuestión murguera en este carnaval?

-Picada. Las murgas han salido a decir lo que en los medios no se escucha, pero que la gente vive y piensa, dentro de esa tónica satírica que tiene siempre el género.

Además de actor, músico y cantante, Raúl Castro Breccia también es creativo publicitario y dirige su propia empresa desde 1990. “La publicidad me ha servido muchísimo para el marketing del grupo… traté de llevar ambos trabajos con la misma suficiencia, y he podido vivir de esto. Es algo así como el jugador de básquet que hace gimnasia, y se retroalimenta”, asegura “Tintabrava”, que también se ha ganado la vida como jugador de tal deporte. “Como suma, diría que hacer murga me hizo bien para estar en el corazón de mi gente y saber qué y cómo piensa y actúa, y hacer publicidad, para hacer técnicas creativas para que la murga no se repita”.