La conversación son Sonia Bustos, hija del escribano Aldo Melitón Bustos, víctima del terrorismo estatal, empieza con agradecimientos de su parte. Dice que siente, que su familia siente, "mucha deuda y mucho agradecimiento" cada vez que alguien recuerda a su padre. 

Y cuenta una anécdota que la pasó visitando la Ex Esma con sus hijos, se dio con una foto de su padre. "Alguien la llevó a la foto. Uno siempre está en deuda con aquel que desde algún punto de vista nos representa", dice y agradece a esta periodista, "que sos la que trae el recuerdo de él". "Cada vez que se invoca el nombre de mi viejo a nosotros no nos queda más que agradecer", ratifica. "Agradecer y lamentar", porque el recuerdo es doloroso también, por el crimen contra su padre y todo lo que implicó para su familia.

La desaparición de su padre no significó solo perderlo a él, sino también, explica Sonia Bustos, "perder su tierra, sus costumbres, tu habla, tu montaña, tus amigos". Y después "lo que sigue siendo hijo de desaparecido es tremendo, porque pesa la discriminación, el ocultamiento, la mentira, porque, bueno, éramos todos adolescentes, si decías que eras hijo de desaparecido quedabas como el loco malo". "La historicidad que hay detrás de la desaparición es grossa". Pero "uno se vuelve resiliente con estas cosas".

Melitón Bustos fue desaparecido el 2 de febrero de 1978, desde su casa en la ciudad de Tartagal. Era escribano y docente, pero también fue el primer secretario general del gremio de trabajadores de Salta. Y lo novedoso de este año es que en el Día de la Memoria, la Agremiación Judicial de Salta le realizará un homenaje, a las 9, restituyendo la placa en el salón que lleva su nombre. 

Hay claroscuros en la historia de la propia placa, que fue removida por manos que hasta ahora siguen anónimas, igual que hubo manos que la vandalizaron. 

El hecho fue difundido el domingo último por la Liga Argentina por los Derechos Humanos, que repudió "el accionar de quienes quisieron borrar la historia del Gremio Judicial de Salta". 

La Liga recordó que en reconocimiento a la "lucha incansable (de Bustos) por un mundo mejor, el salón del gremio judicial de la provincia de Salta lleva su nombre", y consideró que el hecho de sacar la placa es "un acto de negación a la historia reciente".

La nueva comisión directiva del gremio asumió en diciembre último. El actual secretario general, Matías Aramayo, dijo que desconocen cuando fue retirada la placa: "Cuando nosotros llegamos, no estaba". La encontraron revisando un depósito. "Tenemos que ser muy respetuosos de la historia y más aún de nuestra historia", agregó, antes de confirmar que la placa sería restituida a su lugar original. De paso, el gremio emprendió, con la ayuda de trabajadores ya jubilados, un proceso para tratar de recuperar su propia historia. 

Esta periodista se comunicó con hijos de Melitón Bustos para tratar de reunir más datos de su militancia sindical. Adolescentes en el momento en el que su padre fue secuestrado, es poco lo que recuerdan de esa actividad específica. Pero su memoria dice mucho del hombre que fue el escribano. "El era tan versátil", "tenía tantas actividades, era tan curioso, de estar en distintos espacios", "una mente inquieta", lo describe Sonia. 

El escribano fue un militante estudiantil, luego militó en el radicalismo y en el socialismo. 

Su caso fue el primero en juzgarse en Salta, en 2009 y 2010, y concluyó con la condena a prisión perpetua de los militares Carlos Alberto Arias y Luis Ángel Gaspar Zírpolo. El primero integró la patota que secuestró a Bustos y lo desapareció. El segundo estaba a cargo del Regimiento 28 cuando se cometió el hecho. 

En el juicio se supo que Bustos era vigilado, incluso fue cesanteado en su cargo docente y el gobierno le negó la titularidad del registro notarial N° 32 fundándose en informes de inteligencia, y había recibido amenazas de todo tipo, que lo motivaron a refugiarse en Bolivia, país del que regresó porque extrañaba a su familia, y por aquella confianza de la que habla su hija, creía que no podía pasarle nada porque no actuaba fuera de la ley. “Era intelectualmente humilde, austero, generoso”. Lo caracterizaba "un altruismo, muchísima ingenuidad, que la mantuvo hasta último momento. Y muchísima fe, fe en lo humano, fe en la educación, fe en todo lo que tenía que ver con que el hombre era capaz de realizar grandes proezas. Es la mejor imagen que describe a Melitón. Cualquier cosa que haya hecho, lo ha hecho sin lastimar, sin ofender, siempre fue una persona muy respetuosa, muy ecuménica, dió asilo a muchísimos jóvenes abogados, ayudó a quien pudo". "Todo lo que haya hecho incluso en la parte gremial tiene que haber sido con ese objetivo por lograr plena inclusión, plena acción en derechos".