El gobernador Axel Kicillof participó de la larga caminata organizada por La Cámpora, desde la ex ESMA hacia la Plaza de Mayo, junto con algunos funcionarios de su gobierno, como el ministro de Salud Nicolás Kreplak y su jefe de asesores, Carlos Bianco, y también con el diputado Máximo Kirchner, el ministro del Interior Eduardo "Wado" de Pedro, el secretario de Derechos Humanos de la Nación Horacio Pietragalla Corti y la intendenta de Quilmes Mayra Mendoza.

Kicillof tuiteó: "A 40 años de la vuelta de la democracia, seguimos pidiendo Memoria, por la verdad y la justicia. Una lucha que se actualiza, que es colectiva y que jamás vamos a abandonar".

Y a continuación esto: "Pero también necesitamos que esa democracia sea plena, de calidad. Que nos permita recuperar los derechos de nuestro pueblo. Ahora y siempre".

La multitud comenzó a reunirse temprano sobre Libertador. Tanto esa avenida como la General Paz, de Puente Saavedra hacia el norte, comenzaron a llenarse de micros, provenientes de distintos puntos de la provincia y, en algunos casos, del país. En el primer pelotón, bajo un estricto operativo de seguridad a cargo de la propia organización, caminó el gobernador, en modo rockstar. 

Junto con Wado, fue uno de los más requeridos por la multitud para el ritual de fotos con los dedos en V, besos y abrazos, generando la visible incomodidad del aparato de seguridad, cada vez que se asomaba hacia el lado externo del cordón para posar ante un pedido. 

El clima acompañó. La ola de calor que tuvo a maltraer por igual a porteños y bonaerenses cedió con la llegada del otoño y las nubes negras, cargadas de lluvia, no pasaron de ser una amenaza. Los organizadores también proveían hidratación: un par de vehículos, a paso de hombre, acompañaban la marcha y repaetían botellas de agua. Las remeras más vistas: "nada sin Cristina", "ser universitario no es un priviligio sino un deber con el pueblo" y la ya histórica frase de Videla que fue tapa de Página 12, "nuestro peor momento llegó con los Kirchner".

La marcha se detuvo para reagruparse justo antes del tunel y lograr así la toma más ansiada por los camarógrafos. La multitud, en un flujo continuo, saliendo del tunel, durante minutos y minutos, con su despliegue festivo de bombos, banderas y cánticos.