Fue en 2016, en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, cuando Hijas de Hipnos tuvo su estreno. Hubo sucesivas puestas, con matices diferenciales, para llegar ahora a la etapa que de manera sustantiva significa la función del próximo jueves, a las 21 en Sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Con dirección de Natalia Camuso, dramaturgia de Carolina Diez, y actuaciones de Carla Gordillo y Carolina Diez, Hijas de Hipnos retrata a una mujer encerrada y reflexiva, en diálogo con la Zorra –tal vez una proyección suya–, con quien pone en tensión el imaginario común, en una puesta que sitúa su atención en los femicidios y la violencia interpersonal.

“La obra surge a partir de un trabajo por encargo, y la primera versión fue una puesta para tres actrices y un actor. Luego hubo una reelaboración junto con Carla (Gordillo), pero el texto es el mismo, modificado para dos personajes. Aquel trabajo inicial sirvió de tesis de dirección actoral para quien me había convocado a escribir el texto, pero ya al año siguiente, al abordarlo, me pasaba algo respecto a la temática, porque estaba relacionada con el feminismo de los ’90, con lo que pasaba con la figura de la mujer en ese entonces, así que durante la génesis hubo un momento que también hizo que la propuesta se reelaborara. Entre lo que me pidieron y lo que terminé escribiendo, hubo en el texto toda una reelaboración de esa investigación”, explica Carolina Diez a Rosario/12.

“Carolina me convocó en 2016, y cuando me mandó el texto me encantó, instantáneamente le confirmé, me gustó el personaje, al que ya imaginaba era para mí”, agrega Carla Gordillo, quien lleva adelante el papel de la Zorra: “Es una mujer que desea ser una travesti, una drag queen, y lo que más disfruté, además de todo lo que dice la Zorra, fue del montaje del personaje, totalmente distinto a mí”, continúa.

-La reducción a dos personajes debe permitir una síntesis mayor, con la atención puesta en los diálogos y las discusiones.

Carolina Diez: -Por momentos hay contrastes, no sé si discusiones, pero sí el contraste que tiene que haber en cualquier intercambio, cuando las dos partes no están del todo de acuerdo. En otros momentos el diálogo es una excusa para desarrollar la incógnita misma y poco importa si es con otra persona o si se trata de un diálogo interno. Inicialmente, la propuesta indicaba que una de ellas es prácticamente la creación de la mente de la otra, pero la obra juega un poco con eso y desarma también la idea de dualidad.

-¿Cuál es la incógnita que señalás?

Diez: -La incógnita de qué sería ser una mujer libre, y desde qué lugar se puede plantear la libertad cada mujer. Es como si estos dos personajes pudieran representar una parte de cada abanico, a partir de la connotación que ya tiene el hecho de ser mujer en la sociedad; visualmente, quizás es un poco más fácil abordarlo desde estos dos cuasi estereotipos.

-¿Cómo fue el proceso de trabajo para la elaboración de la Zorra?

Carla Gordillo: -La Zorra se le aparece a la Autora en este encierro para interpelarla y hacerla reflexionar, para darle otra mirada sobre la idea de mujer. El proceso fue muy rico, al encontrarme con textos que me gustaban y con los que coincido, también hay momentos donde el personaje critica a la mujer y dice cosas con las que quizás no estoy de acuerdo. Pero fue jugar con eso también, para alimentar a un personaje que de alguna manera es lejano a mí pero tiene otras cosas que también me seducen, como sus zapatos bastante altos, sus movimientos, siendo como es un personaje totalmente maquillado. Es un placer poder montar este personaje.

-¿Qué aportó la dirección de Natalia Camuso?

Diez: -Aquella primera representación, en 2016, fue autodirigida y casi kamikaze te diría, no queríamos perder la oportunidad de hacer la obra por más que el texto estuviera en un estado embrionario. Desde ese entonces hasta la pandemia nos autodirigimos, si se quiere desde un formato performático. Incluso tuvimos en una oportunidad música en vivo, porque hay dos temas de Flor Croci y Valeria López Cesano. Imaginate lo bien que nos hizo incorporar a la directora, porque a partir de ese momento pudimos empezar a forjar la obra como algo mas estándar, en el sentido de pensarla para el escenario y no como algo móvil. Hasta ese momento era una obra que tratábamos de llevar a cualquier escenario atípico, y desde que incorporamos a Natalia se la pudo pensar a nivel escénico y teatral con todas las letras.

Hijas de Hipnos cuenta también con producción de Alita Molina, en la conformación de un grupo de trabajo integrado por mujeres, algo que afortunadamente está dejando de ser una novedad. En este sentido, Gordillo señala: “Para mí es un placer poder trabajar con compañeras que están de la mano de lo que una piensa, para acompañarnos no solamente a través del teatro sino en una lucha constante ante todo lo que está sucediendo. Que el grupo sea llevado adelante por mujeres me da mucho orgullo y ganas de seguir trabajando, a la par de personas que tienen las mismas ganas de llegar a más lugares, con toda la posibilidad expresiva que nos da el teatro”. Por su parte, Diez agrega: “La denuncia sigue estando porque la violencia sigue sucediendo en la sociedad; en este sentido, la obra no caducó y se actualiza. Poder estar presentes en el Mes de la Mujer y presentarnos en un lugar tan hermoso como Sala Lavardén, es muy gratificante para nosotras”.