Fractura expuesta. Esa imagen podría graficar lo que desató esta semana una investigación sobre abuso sexual a menores que involucra a figuras del star system televisivo. En forma directa fue acusado el exGran Hermano Marcelo Corazza por dos testigos de identidad reservada. En forma indirecta, la puerta que se abrió con su detención llegó a Juan Martín Rago, apodado Jey Mammón, uno de los conductores de La peña de morfi. Y no para. Ya está frente al camarín de un conductor "que viaja por el mundo", según la nueva denuncia mediática de Lucas Benvenuto —quien ya expuso a Rago— y que ahora apunta contra Alejandro Wiebe, popularizado por su nombre de fantasía: Marley.
Porque las redes de trata y pedofilia existen, pero obviamente no son visibles. Hasta que aparecen víctimas que denuncian y las exponen. En este caso, mientras la irrupción de las denuncias —públicas y judiciales— comenzó a tirar como a fichas de dominó, a rutilantes nombres del andamiaje televisivo, la exposición de los casos instaló el debate: no solo sobre la veracidad de las denuncias —lo cual es central—, también sobre el lugar de las víctimas y su “inocencia o culpabilidad”, bajo el eufemismo del "consentimiento" aún cuando se trata de menores de edad.
La moral social, sostenida por la pregnancia de la televisión, fue puesta en jaque. Y crece entre los especialistas en niñez y adolescencia, la certeza sobre las posibilidades que ofrece una herramienta como la ESI (Educación Sexual Infantil), para evitar que menores de edad deban acceder al deseo de quien detenta poder, y abusa de eso.
La celda en la que hoy está detenido Marcelo Corazza poco se parece a “la casa” de Gran Hermano, de la que salió coronado de gloria: fue el primer ganador del reality más famoso de la Argentina cuando el formato llegó para revolucionar el medio, en 2001. Eran años duros para el país, y la identificación con el “encierro” de la telerrealidad —una de las definiciones del género—, en muchos casos seguía la línea de estar “aislado” de la cruda realidad socioeconómica del momento.
El caso Benvenuto
Una de las razones por la que los niños caen en las redes de trata es económica. “Hacen cualquier cosa por dos pesos” lamenta una de las voces por TV, en defensa de las víctimas. El caso de Benvenuto lo refuerza: el joven, hoy con 27 años, denunció haber tenido una relación con un “músico y conductor de TV” que tenía 32 años, cuando él tenía 14, 15, 16 y 17… explicó en el programa A la tarde (América TV) conducido por Karina Mazzocco. Allí contó de los chat en los que Corazza le habría enviado videos sexuales, años atrás. Y aunque no dio el nombre del conductor al que se refería, esa medianoche ya era viral que se trataba de Juan Martín Rago, alias Jey Mammón, el más prometedor —aunque no es una joven promesa— entre los conductores de la TV actual. Y amparado en la mediatización de los casos, este sábado, en un vivo de Instagram, Benvenuto cargó contra otro conductor de Telefé: "El que viaja por el mundo".
Sobre la causa contra Rago, Benvenuto detalló en TV que "prescribió, por eso lo denuncio públicamente” explicó, quien fue víctima de la red de trata conocida como los “boy lovers” que orquestaba Jorge Corsi. Benvenuto fue a la justicia en 2020, con la denuncia que no prosperó. En 2021, Rago fue sobreseído por el juez Walter Candela por "prescribir" la acción penal. Los hechos habrían ocurrido en 2006, una década antes de que se sancionara la ley que anuló el límite en el plazo de tiempo, para investigar delitos contra la integridad sexual de menores. “La ley no es retroactiva”, razonó el juez en el sobreseimiento de Rago.
Hoy esta ley —la 27.206— permite que estas causas no prescriban. En rigor, que puedan tomar como fecha de inicio de las mismas, el momento de la denuncia, no del delito. “Te da más tiempo para denunciar y es importante porque al niño abusado se le arma un trauma que no es fácil desenredar, puede pasar mucho tiempo para eso”, explica a este diario Luciana Wiederhold, profesora de teatro en colegios secundarios, con título de especialización en ESI.
¿Por qué no lo denunció antes?, preguntan quienes dudan de las víctimas. “No teníamos hasta ahora una estructura donde poder habilitar la palabra de los niños y jóvenes para estos casos. Hasta hace poco la gente decía: no te metas. Ahora tenemos la ESI, y una ley”, detalla la docente. Así, niños abusados, por su vulnerabilidad económica la mayoría de las veces, hoy, como adultos, pueden denunciar lo ocurrido antaño. Porque las redes crecen “sobre la base estructural del capitalismo y en su reflejo, que es el patriarcado”, señala Wiederhold, también artista de clown.
“La ESI permite hablar de eso, no lo naturaliza, se trabaja la idea de que no es normal que la gente se toque las partes íntimas, son parámetros para empezar a entender qué está ocurriendo, y poder hablarlo”, añade Wiederhold. Y cuando Benvenunto habla de lo que le ocurrió, agrega la docente, “habilita que un montón de personas, a las que les pasó lo mismo, puedan comenzar a reparar ese trauma, y hablarlo es un camino en ese sentido”, argumenta. Toma posición por las víctimas y advierte: “No contar públicamente todo lo que sucedió, es importante —explica—, porque contagia morbo y perversión”.
La exposición pública
Estas denuncias rompen inicialmente el marco desde el cual destellan refulgentes las celebridades de la tevé: salta el tablero, cae el amparo que otorga la fama y la impunidad que confiere. Los casos involucran alta exposición, mediatizada por la TV, y hacen estallar a la opinión pública y al star system con igual intensidad. Y a partir de la detención de “un hombre de la TV” —Corazza—, se rompe el camuflaje bajo el cual operan, en Buenos Aires y en el anonimato de la gran ciudad —en este caso también provincia de Buenos Aires y Misiones—, las redes de trata de menores y pedofilia.
La sobreexposición forzó la toma de posición en defensa de las víctimas, por parte de la industria de la TV. Lo manifestó, ya antes de conocerse la situación de Rago (Mammón), el conductor Santiago del Moro, quien lidera el Debate, programa satélite de Gran Hermano, por la pantalla de Telefé. Del Moro prefirió no leer el comunicado del canal sobre la suspensión laboral de Corazza —hasta que se defina el proceso—, y pidió que si es culpable, caiga sobre él todo el peso de la ley. El Debate no se emitió este viernes, aun cuando el reality finaliza el lunes. Todo un momento cúlmine.
La detención de Corazza responde a dos denuncias de personas que no tienen vínculo entre sí pero detallan iguales situaciones de abuso, en una investigación que lleva seis meses. En la causa también fueron detenidos Andrés Fernando Charpenet, Raúl Ignacio Mermet y Francisco Angelotti, este último señalado como jefe de la "asociación ilícita”, destinada a “trata de personas y corrupción de menores".
Los allanamientos, realizados en Tigre, General Rodríguez, General Pacheco, y en Oberá, provincia de Misiones, trazan el sórdido devenir de las víctimas. “Tentadas” con ropa, zapatillas, incluso “viajes a Disney”, para que accedan al abuso primero y luego al ejercicio de la prostitución orquestado por la red de proxenetas.
Los cuatro imputados ya fueron indagados por el juez Javier Sánchez Sarmiento, a cargo del Juzgado de Instrucción 48, y por el fiscal Patricio Lugones. Se negaron a responder preguntas. Nada dijeron sobre el modo en que captaban a los niños, ni sobre los chats en los que hablaban de “la mercadería”, de “caviar” o de “carne de ternera”, ni sobre los pactos de silencio que sellaban con regalos o baratijas: anteojos, una mochila.
Según la causa, Angelotti captaba a los menores, los corrompía y los insertaba en el mundo de la prostitución. Los ofrecía en las calles de Once, Caballito, Parque Centenario, los lugares de oferta y entrega de los niños. Según quienes acercaron las primeras pistas del caso, los imputados “trabajan con niños de entre 11 y 14 años”, desde hace más de 20 años. Por lo que es posible que se presenten más testigos, hoy mayores de edad, confirman fuentes cercanas a la causa.
Un hombre apodado Mammón
En la cúspide del estrellato, un hombre apodado Mammón”, músico y carismático conductor, es acusado de abuso, en una causa datada años atrás y cerrada en 2021: prescribió. Pero la prescripción, señala oportuno Jorge Rial en C5N, habla del tiempo que pasó, no de una “absolución” por falta de pruebas. Esto valida la denuncia pública de Benvenuto, quien habla de una relación sostenida por cuatro años. “A los 18 años salen del mercado, porque dejan de ser apetecibles para el perverso mercado del abuso a menores” subraya una especialista.
En esta trama de tensiones, la reparación que abre la posibilidad de hablar del caso moviliza a otras víctimas. Así, la repercusión generada por la detención de Corazza movió en un proceso, vertiginoso por cierto, al testimonio televisivo de Benvenuto. “Mi mamá ha estado al tanto. Mi mamá llamaba a su casa para preguntar: '¿Lucas llegó?'. Él tenía 32 y yo, 14", relató. No dio el nombre del conductor hasta que se viralizó su relato. Y los dos casos comenzaron a entrelazarse, ya alejados del set. Y a expandirse en círculos concéntricos que el conductor, apodado Mammón, considera “parte de una campaña en su contra”. Así lo confirmó en un comunicado donde señaló que se trata de “un episodio falso en gran parte de su contenido”.
La variable Natacha Jaitt
La repercusión mediática de estos casos recupera del archivo de la TV, la denuncia de Natacha Jaitt —modelo y acompañante VIP— en La noche de Mirtha en 2018. Allí, en el mismísimo programa de la Legrand, en Canal 13, Jaitt denunció la existencia de redes de trata y abuso sexual a menores; habló de las inferiores de clubes de fútbol; jugó con las iniciales de nombres famosos. Un año después, fue encontrada sin vida, en un episodio donde las dudas sobre “muerte por sobredosis” se cruzan con un "posible asesinato”. Su hermano, Ulises Jaitt, afirma: “A mi hermana la mataron las mafias, por denunciarlas”. Y agrega, a modo de advertencia: “Cuiden a Corazza”.