A 47 años de aquel 24 de marzo de 1976, nos volvemos a parar en la plaza para recordar y repudiar los violentos años del golpe de estado que instaló a la última dictadura cívico militar que asoló nuestro país.
Memoria, verdad y justicia, por más y mejor democracia, seguirán siendo nuestras banderas hasta que seamos capaces de soltar el lastre de las injusticias instaladas en aquellos años.
Los DDHH son multisectorial y plural ideológicamente y se constituyen cuando el estado los viola; las miradas parciales que estamos viendo de esta nueva cultura política son una construcción para violarlos, como se intentó siempre.
No se mide la peligrosidad social con estos mensajes negacionistas, llevados a la práctica por uno de los poderes del estado como es la justicia, hoy más que nunca desprestigiada, por su apuesta cada vez más fuerte a la impunidad.
En los últimos años, los Gobiernos vienen utilizando palabras creadas y utilizadas en los distintos medios de comunicación graficando una división ideológica cargada de desencuentros cuyos resultados son rupturas irreparables.
El tiempo los termina desenmascarando dado que su pertenencia es leal a un mismo proyecto político; cuando tienen que acordar garantizando derecho pleno hacia un determinado sector social a los que ellos y sus medios adictos llaman “el poder real”.
Manipulan a las mayorías desde ese lugar de privilegio, se apropian del Estado representativo, no les interesa la elección del voto, ya que más temprano que tarde los elegidos se arriman para que les indiquen las políticas a seguir.
Están los otros, que a 40 años de recuperar la democracia deben vivir reclamando por derechos que no se respetan desde un Estado ausente, que mira solo para arriba.
La pandemia, la guerra, los malos antecesores no deben seguir garantizando las dualidades de la malas prácticas políticas que siguen profundizando la desigualdad, ¿De qué hablamos cuando decimos se viene la derecha como modelo o proyecto político?
Hay una parte discursiva donde se trata de generar miedo para garantizar las malas acciones de un Gobierno como único camino a seguir, que ya conocemos como terminan.
Cuando nos digan se viene la derecha reflexionemos que siempre estuvo, lo que tiene que hacer es irse para siempre. Las grandes mayorías debemos seguir construyendo democracia plena desde lo popular y no desde lo liberal, como nos quieren marcar como solución.
Como sociedad, nos está atravesando el narcotráfico seguido de muertes con total impunidad. Siempre decimos que sin complicidad no hay delitos, nuestros representantes políticos hablan como vecinos o ciudadanos quitándose su responsabilidad política,niegan las causas hablando de consecuencias como solución, vienen sitiando barrios, nos vigilan, nos llenan las calles de fuerza de seguridad inseguras pero no quieren reconocer que esas fuerzas son parte del problema.
Parece que no leyeran los diarios. Tristemente, en la mayoría de estas asociaciones ilícitas aparecen efectivos de esas fuerzas como integrantes de las mismas, pero qué casualidad, que sus cámaras nunca ven donde se producen las balaceras seguidas de muerte.
Nuestros representantes quieren hacernos creer que desconocen cómo funciona el delito impune seguido de muerte, esa sociedad del crimen organizado penetra en la fuerza en los años 90 a través de los desarmaderos y desguaces de autos y el juego clandestino sumando a través de los años a parte de la política e integrantes de la justicia.
Nos duele profundamente el sufrimiento de tantas familias que padecen pérdidas de seres queridos ante tantas víctimas inocentes como Máximo de 12 años, era alumno de 7° de la Escuela 1344, la escuela intercultural bilingüe Taygoye. Murió mientras lo atendían en el hospital.
Alexis, también alumno de la Taygoye, gravemente herido.
En diciembre los acribillaron a Erik y Valentín, alumnos de la escuela 240, la Lola Mora, de zona oeste de Rosario. Y antes, solo durante parte del 2022, fueron asesinadxs Elena, Ciro, Ámbar, Joel, Brian, Víctor, Alexis, William, Mijaíl, Franco, Facundo Milton, Nicolás, Alan, Geraldine, Marlene, Brandon, Lucas, Zoe, Adriano. Todxs menores. Niñxs o adolescentes. Alumnos y alumnas de nuestras escuelas, se publica en las redes como un grito de basta en un estado ausente que termina siendo cómplice de estos paraísos de la muerte.
Pero seguiremos apostando a la vida, por más que la manipulación de los medios la niegue o, como a las distintas movilizaciones docentes y de muchos gremios, cuya masividad impide ocultarlas, las muestren a su modo, para el desprestigio y la espectacularización del hecho político.
Las marchas de “paren de fumigarnos”, la defensa de los pueblos originarios recuperando territorios, las marchas de los 24 de marzo con miles de personas recorriendo las calles diciendo Nunca más a golpes de estado, la histórica del 2x1 llenando las plazas con pañuelos blancos emblemas de la resistencia por Memoria Verdad y Justicia, todas estas manifestaciones no se pueden tapar con una mano.
Los grandes medios desinforman y mucha gente repite. No negamos la violencia, que existe y es cruel, pero ya está probado que no se detiene con más muertes.
El problema de la seguridad no se resuelve con la perdida de garantías. Todo lo contrario, garantizar los derechos humanos básicos es más seguridad. La violencia institucional, las asociaciones ilícitas que aparecen diariamente en los diarios, vienen con un mensaje descarado: actúen que serán protegidos.
Necesitamos justicia, derechos, igualdad, comprensión, amor. Debemos ser capaces de construir otra cosa y aún estamos lejos de contar con una alternativa política que realmente cambie el paradigma.
Que no tenga todas las soluciones, que se pregunte, que escuche lo colectivo y que todo lo que vivimos como sociedad lo carguemos de contenido político.
Asociación de Derechos Humanos
Cañada de Gómez
Marta Lujan, Adriana Diez, Hernán Abrate, Hernán Sarmiento, Oscar Córdoba, Adrián Bergesio, Ruben Kelo Moreno.