Roberto Muscio tenía 54 años cuando en 2009 le diagnosticaron hepatitis C. Hasta ese momento no había presentado ningún síntoma; fue al hospital con fuertes dolores en el abdomen, producto de un cólico, pero después de hacerle los estudios los médicos descubrieron que tenía el virus VHC. “En ese momento me ofrecieron un tratamiento que tenía un 50 por ciento de efectividad”, recordó en diálogo con PáginaI12. “Pero después de un año de tratamiento el virus no desapareció. Además, la medicación era tan fuerte que durante un año no pude trabajar. Una vez que terminó y vi que no había funcionado me desentendí, no quise saber más nada”, afirmó. En 2015 Muscio se enteró de que se había descubierto una nueva cura con una efectividad de un 95 por ciento. Aún así, su ilusión se terminó cuando conoció el precio del tratamiento. “Seguí todo el proceso muy de cerca. Me acuerdo cuando el ministro de Salud Daniel Gollán viajó a India para ver si podía comprar directamente los genéricos, pero el laboratorio norteamericano Gilead presionó a India para que no le vendiera a Argentina”, contó. En septiembre de 2015 se aprobó en el país la comercialización de la pastilla para la empresa Gilead, asociada con la empresa Gador, como también para el laboratorio nacional Richmond. Finalmente, en noviembre de ese año el Ministerio de Salud pudo comprar las pastillas, gran parte al laboratorio Richmond (89500 unidades) y el resto a Gilead (52426 unidades), y repartidas recién en 2016. “Me curé con la pesada herencia”, bromeó Muscio, que recibió los medicamentos producidos en Argentina. “Me pone muy contento haberme curado con los medicamentos nacionales. El tratamiento duró seis meses y no tuve ningún problema, ningún efecto adverso”, añadió. 

Si bien ya estaba curado, Muscio quedó en contacto con mucha gente del Hospital Ramos Mejía, “para acompañar a los doctores y a los pacientes”. En lo que va de este año se presentaron para reclamar los medicamentos en el Ministerio de Salud de la Nación; en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación; y en el Ministerio Público Fiscal. Hasta ahora no recibieron una solución: “Nunca le contestaron a nadie. Ya murió un montón de gente en este tiempo y los medicamentos no aparecen”.

En el Ramos Mejía, Muscio conoció a Marta Rodríguez, una de las 470 personas que esperan que el Ministerio compre su medicación. “Soy una paciente portadora de hepatitis C desde el año 94, con un VIH positivo también”, contó la mujer de 42 años en conversación con este diario. Rodríguez ya hizo todos los estudios requeridos por el Ministerio, pero cuando debía empezar el tratamiento le dijeron que no había medicamentos. “La realidad es que ésta es una enfermedad silenciosa y estamos en una incertidumbre constante; no sabemos cuándo podemos estar bien y cuándo podemos estar mal. En mi caso, yo tengo una fibrosis 4, que es prácticamente una cirrosis, y eso se puede desenlazar en cualquier momento”, advirtió. “Nosotros corremos con el tiempo, estamos haciendo lo posible para que el Ministerio nos escuche para que nos brinde el tratamiento –agregó luego–. Los estudios ya los tenemos hechos y la medicación está, la cura existe, eso es lo más triste de todo. Estamos haciendo lo posible para que el Ministerio nos escuche para que nos pueda dar el tratamiento”.

Informe: Juan Funes