La obra de la escritora británica Agatha Christie será sometida a un proceso de "adecuación" a la sensibilidad de época que, al igual que las correcciones concretadas recientemente sobre los libros de Roald Dahl o a las aventuras de James Bond, consistirá en la eliminación de referencias étnicas, insultos y lo que pudiera considerarse como lenguaje ofensivo en los textos que recogen los misterios del inspector Hércules Poirot y Miss Marple.
El anuncio de que las novelas de la llamada "dama del misterio" están siendo reescritas para evitar herir la sensibilidad de algunos de los lectores fue realizado por el periódico británico The Telegraph, precisamente el mismo que dio a conocer la noticia de que las obras de Roald Dahl, autor de obras como Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate, y las de Ian Fleming, autor detrás de las aventuras de James Bond, fueron alteradas por sus editoriales.
En ambos casos, los cambios se produjeron después de que los textos fueran leídos por un equipo de "lectores de sensibilidad", un rol que desempeñan los encargados de sugerir si la representación de algún grupo en un libro puede resultar ofensiva o poco inclusiva. Sugerencias de índole similar recayeron ahora sobre los textos de Christie, que están siendo reescritos por su editorial, HarperCollins, para adaptarlos a las “sensibilidades modernas”.
Según The Telegraph, de las obras de Christie, fallecida en 1976, se han eliminado pasajes e incluso personajes como el de una turista británica que desahoga su frustración con un grupo de niños que la molestan, así como referencias a los dientes y los físicos de algunas personas.
La corrección se practicó sobre la novela de 1937 Muerte en el Nilo, en la que el personaje de la señora Allerton se queja de que un grupo de niños la está molestando, y asegura que "vienen y miran, y miran, y sus ojos son simplemente repugnantes, al igual que sus narices… y no creo que me gusten mucho los niños".
La referencia a las narices se considera inapropiada por ofender a una etnia, por lo que se ha eliminado ese pasaje, que quedó reducido a "no creo que me gusten mucho los niños". También se cambiaron algunas palabras, y, por ejemplo, se eliminó el término "oriental" y también el de "nativo", que ha sido reemplazado por "local". Los cambios han sido autorizados por la compañía Agatha Christie Limited, dirigida por el bisnieto de la autora James Prichard, que gestiona los derechos de sus obras para literatura y cine.
No es la primera vez que la obra de la autora de Asesinato en el Orient Express y Muerte en el Nilo es intervenida: el año pasado, los editores de la nueva edición española del clásico conocido hasta ahora como Diez negritos decidieron cambiar el título por "Y ninguno quedó vivo", pretendiendo evitar toda suspicacia que pudiera sembrar dudas sobre la caducidad de los viejos paradigmas raciales, sexuales y clasistas que tejieron un relato civilizatorio que hoy está en discusión.
Con respecto a los ejemplos más recientes de "adecuación", en el caso de los textos de James Bond, se modificaron o eliminaron algunas referencias sobre personas negras para evitar interpretaciones racistas, así como otras palabras o descripciones consideradas chocantes. Mientras que el caso de Dahl, los editores incluyeron cientos de cambios en sus historias en el lenguaje relacionado con el peso, la salud mental, la violencia o el género, y eliminaron palabras como "gordo" o "feo".
El caso de Dahl produjo un rechazo extendido, incluso obligando a la editorial en cuestión (Puffin UK) al anuncio pretendidamente salomónico de que junto a las nuevas versiones “revisadas” habrá también reediciones sin modificaciones.