Con 14 policías en el banquillo, este martes se desarrollará en los Tribunales de Comodoro Py la segunda audiencia del juicio por el crimen de Lucas González, el chico de 17 años asesinado en Barracas por agentes de la Policía porteña. Se espera que brinden testimonio el padre y la madre de Lucas, así como los tres amigos que viajaban con él en el momento del crimen. También declararán otros familiares de los chicos que estuvieron en la esquina en que la Justicia cree que los agentes planificaron y concretaron la trama de encubrimiento del crimen. 

La segunda audiencia está pautada para las 9 de la mañana y se realizará en el Salón Auditorium de los tribunales de Retiro. Según el cronograma, el primero en sentarse frente al Tribunal Oral en lo Criminal N° 25 será Héctor Mario González, el padre de Lucas. Se espera que continúe Cintia López, la mamá del chico, que estará con acompañante terapéutico y declarará si está en condiciones de hacerlo. 

Los jueces Ana Dieta de Herrero, Daniel Navarro y Marcelo Bartumeu Romero, escucharán luego los testimonios de Julián Salas, Joaquín Zuñiga y Niven Huanca, los amigos de Lucas que viajaban con él la mañana del 17 de noviembre de 2021 cuando su auto, un Volkswagen Suran, fue interceptado y baleado por la brigada de civil de Gabriel Isassi, Juan José Nieva y Fabián López, los oficiales acusados por el homicidio agravado de Lucas. Los tres chicos que ese día salían de entrenar en un predio de Barracas Central declararán como testigos y a su vez como víctimas, ya que a los agentes también se les imputa la tentativa de homicidio de ellos. 

En la primera audiencia del juicio, Isassi, López y Nieva se limitaron a decir que actuaron en "cumplimiento del deber" y en "legítima defensa". Su estrategia se orienta a argumentar que los policías abrieron fuego cuando el Suran aceleró contra ellos e intentó huir. El testimonio de los jóvenes será clave en este sentido, ya que brindarán detalles que ya arrojaron en la instrucción: que la brigada nunca se identificó y que en todo momento creyeron que estaban siendo víctimas de un asalto. 

Los testimonios también serán importantes para la situación de los otros 11 imputados, acusados del encubrimiento y la detención ilegal de los tres chicos. Julián y Joaquín estuvieron detenidos durante toda la tarde en la esquina de Alvarado y Perdriel, y luego fueron trasladados al Instituto Inchausti. En el caso de Niven, logró escapar de la balacera y después se presentó en una comisaría por su propia cuenta. Durante el martes también se esperan las declaraciones de los familiares de los chicos, que estuvieron en Alvarado y Perdriel desde el mediodía del 17 de noviembre intentando explicar a los policías que sus hijos no habían cometido ningún delito.