El año pasado, el equipo de investigadores e investigadoras logró que un riñón bioartificial, acondicionado en la mesada de su laboratorio, fuera trasplantado y funcionara produciendo orina en tres animales diferentes.
“Pudimos probar que se podía generar un órgano acondicionado para que produzca menos rechazo en animales de laboratorio. Pasar a humanos genera diferentes problemas, desde la disponibilidad de material, a los éticos. Pero este proyecto nos permitió contar con un laboratorio y un conocimiento que podemos aplicar en diferentes áreas”, señaló el investigador.
Actualmente están trabajando en aplicar todo ese conocimiento a órganos bioartificiales que puedan ser utilizados como plataformas de pruebas de drogas y tratamientos personalizados destinados a seres humanos.
“Por ejemplo, cuando queramos probar un nuevo medicamento en un paciente, previamente podríamos construir órganos bioartificiales con las células de ese paciente, evitando ponerlo en riesgo”, planteó Chuluyan. Y explicó: "ahí es donde entra en juego el órgano bioartificial creado con sus células, donde podemos ver cómo van a reaccionar frente a ese nuevo medicamento”.
Para el experto, se trata de una plataforma "que tiene una perspectiva a futuro de mucha utilidad". Actualmente, adelantó, "las estamos poniendo a punto para que sirvan como plataformas para el estudio de enfermedades y para evaluar nuevos y diferentes tipos de tratamientos".
A la vez, "son estructuras que podrán servir para mejorar otros métodos de trasplante". Pero "lo más importante del proyecto", concluyó, "es la formación de recursos humanos en técnicas de avanzada en la creación de órganos bioartificiales".