El Estadio Unico Madre de Ciudades de Santiago del Estero abrió sus puertas a las 15.30 para recibir a una verdadera multitud que vibró a lo largo de la jornada durante el amistoso con Curazao y los festejos por la obtención del Mundial Qatar 2022.
El moderno recinto de la capital santiagueña -donde rigió el asueto administrativo y educativo desde las 14- recibió a más de 40.000 fanáticos locales y de diferentes puntos del país para celebrar la tercera estrella junto a los héroes capitaneado por Lionel Messi.
Cabe señalar que la capacidad de las tribunas se amplió especialmente para el partido frente a la enorme demanda por ver a los campeones del mundo, que se presentaron por primera vez en el interior del país desde la conquista de la máxima competencia de la FIFA.
Antes del amistoso -y en el horario previsto- se presentó la banda de cumbia pop Los Totora, la favorita del plantel. Al rato sonó Banda XXI. En el medio, los jugadores de Curazao salieron al campo de juego no tanto para precalentar sino, más bien, para registrar con sus celulares la fiesta que se vivía en las tribunas.
A tres kilómetros de ahí, pese a las vallas y al enorme despliegue de seguridad, la salida del hotel de la delegación argentina fue algo caótica, por la gente que aguardaba en las calles. Para evitar aglomeraciones que entorpecieran la marcha de los ómnibus, un gran operativo policial se montó en custodia de los ilustres pasajeros y muchos de ellos hasta iban al trotecito como celosos centinelas.
El recorrido de los dos micros de los campeones -que a priori iba a ser uno descapotable, pero la idea al final se descartó de plano- comenzó pasadas las 18.30 y continuó por la avenida costanera Diego Armando Maradona, siempre acompañados por los simpatizantes, que no dejaron de vitorear a la Selección hasta la llegada al estadio.
Tras el descenso de los micros, los campeones fueron recibidos con una lluvia de papelitos. Los mediocampistas Rodrigo De Paul y Leandro Paredes encendieron a la multitud presente durante el cumplimiento "religioso" de una cábala respetada durante la Copa del Mundo en Qatar.
Ambos futbolistas fueron los primeros en asomarse y pisar el campo de juego con la indumentaria de entrenamiento; luego se dirigieron al círculo central para saludar al público y comieron sus clásicos caramelos masticables.
El ambiente en las tribunas se volvió atronador con la consigna: "¡El que no salta, es un inglés!". Ni que hablar cuando toda la Selección pisó el césped: entonces el "Dale campeón" explotó por todo el estadio.