Como ministro de Educación, Esteban Bullrich, desjerarquizó el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, le quitó presupuesto y cortó las capacitaciones masivas que se venían haciendo a docentes. Sin Educación Sexual Integral no hay Ni Una Menos, Bullrich.
El aborto es legal en casos de violación y cuando corre riesgo la vida o la salud de la mujer embarazada. Es ley desde 1921, Bullrich. Lo ratificó la Corte Suprema en 2012 con el fallo FAL. Es un derecho.
La criminalización del aborto no evita que las mujeres recurran a esa práctica ante un embarazo que no quieren continuar. Estimaciones oficiales, del ministerio de Salud, calculan en 360 mil a 450 mil abortos cada año en el país. Las que interrumpen voluntariamente una gestación son mujeres de todos los sectores sociales. Muchas, claro, católicas. Pero las que ponen en riesgo su vida con la clandestinidad son las jóvenes en situación de mayor vulnerabilidad. Las mujeres de su entorno, Bullrich, también abortan, lo hacen clandestinamente pero de manera segura. En clínicas privadas, con médicos que se enriquecen a costa de la penalización de esta práctica, que, como seguramente sabrá Bullrich, está permitida --desde hace años, décadas--, en la mayoría de los países del llamado Primer Mundo. Las que se mueren por abortos, Bullrich, son las mujeres de sectores populares.
¿Usted quiere, Bullrich, que todas esas mujeres que abortan diariamente en la Argentina y en el mundo vayan presas?
En los últimos años se extendió en los barrios el uso de un medicamento para abortar, el misoprostol, que favoreció que disminuyeran las infecciones por interrupciones con métodos precarios y a la vez, la mortalidad de mujeres por gestación. Pero en el país se comercializa a un precio exorbitante: 2.746 por ciento más caro que en Francia, tal como denunció ante el INADI la precandidata a diputada nacional por Convocatoria Abierta por Buenos Aires (CAxBA) María Elena Barbagelata. El costo de una caja de misoprostol aumentó un ¡300! por ciento desde que asumió el macrismo en el Gobierno: de 611 pesos en noviembre de 2015, la caja de 16 pastillas pasó a 2479 pesos, según un informe conjunto del CELS, Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto y Frente de Mujeres.
Usted, como varón, Bullrich, nunca podrá saber lo que le pasa a una mujer que enfrenta un embarazo inconveniente. Tal vez, podrá opinar si quiere o no que su pareja lo continúe, pero nunca experimentará en su propio cuerpo lo que significa verse obligada a llevar a término una gestación que no quiere: porque fue producto de un abuso sexual o una violación, porque el método anticonceptivo falló, porque lo había deseado y las circunstancias cambiaron, porque la acaban de despedir de su trabajo, porque tienen otros planes. Esas situaciones ocurren diariamente en distintos hogares. Las mujeres no somos meras incubadoras.
La despenalización y legalización del aborto es una demanda del movimiento Ni Una Menos. Las mujeres queremos decidir sobre nuestro cuerpo. Defendemos esa autonomía, como otros derechos.
Sin aborto legal, Bullich, no hay Ni Una Menos.