“Entiendo, pues, que una cosmovisión es una construcción intelectual que soluciona de manera unitaria todos los problemas de nuestra existencia a partir de una hipótesis suprema”, escribió Freud (1). Para él el sesgo científico del psicoanálisis no lo hace equivalente a una cosmovisión --“intuición de cómo es el cosmos” según una feliz traducción al español del término Weltanschauung--. Pero, para muchos investigadores actuales de las disciplinas de lo mental, parece que ser científico significa sostener una visión unificada en la cual lo mental se reduce a la función cerebral.

Hacia fines de la década de 1980, el psicólogo Howard Gardner (2) comenzó a explorar la expresión “ciencia cognitiva” y concluyó que se trata de un conjunto de disciplinas y enfoques. Forman parte de este panorama complejo: la filosofía, la inteligencia artificial, la lingüística, la neurociencia y la psicología -que todavía apoyada en una psicología de las facultades y de la representación busca un giro hacia la cognición. En suma, la “ciencia cognitiva” es un sueño interdisciplinar que, hasta ahora, ha realizado avances en áreas muy reducidas como la explicación de sesgos perceptivos, pero no en la producción de conciencia o en la explicación de la racionalidad.

En 2013, la administración Obama (3), lanzó un proyecto de investigación llamado Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies (BRAIN) apoyándose en algunos de los saberes referidos por Gardner. Eric Kandel, premio nobel por sus estudios en neurofisiología, partidario político y científico del proyecto BRAIN, expresó que, aun siendo optimistas sobre la traslación de nuevos conocimientos a la práctica, a la explicación de cómo funciona el cerebro y cómo se produce mente, harían falta al menos 50 o 100 años más (4).

Thomas Insel (5), director en su tiempo del Instituto Nacional de Salud Mental de los EEUU, que desestimó al DSM-5 veinte días antes de su lanzamiento en 2103 por ser vago e impreciso, también partidario del proyecto BRAIN, en 2022 alertó sobre los resultados paradojales de las inversiones gubernamentales: mientras más se financia la investigación del cerebro, más se deterioran las vidas de las personas con enfermedades mentales, hay cada vez más personas medicadas y la discapacidad y la mortalidad de los enfermos van en aumento.

Suele desvalorizarse al psicoanálisis con el argumento de que no sería científico, pero, como vemos, son las disciplinas psi en su conjunto las que no están a la altura de los estándares que las harían acreedoras de tal reconocimiento. Entonces, a diferencia del psicoanálisis, muchos asumen que la reducción a lo neural garantizaría que toda explicación de las acciones humanas encuentre su lugar de manera precisa.

La reticencia del psicoanálisis a allanarse a una visión unificadora del mundo está en sus fundamentos. Una cosmovisión, a nivel colectivo, sólo puede ser religiosa o ideológica; mientras que, a nivel individual, es la ventana a través de la cual un sujeto ve y, a la vez, vela el mundo condicionando su predisposición a la neurosis.

Elena Levy Yeyati es psiquiatra y psicoanalista.

Notas:

(1) Freud, S. “En torno de una cosmovisión”, Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 2006

(2) Gardner H., La nueva ciencia de la mente. Historia de la revolución cognitiva.Paidós, 1987.

(3) Levy Yeyati E., Goldchluk A., Research Domain Criteria (RDoC).Marco político y contenido. VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2014, Vol. XXV: 27-32.

(4) Charlie Rose Brain Series 2, Episode 14 http://charlierose.com/watch/60241001

(5) Insel T., Healing: Our Path from Mental Illness to Mental Health. Penguin Press, 2022.