El Museo Evita fue reinaugurado el miércoles pasado, 26 de julio, cuando se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Eva Perón.
Con la incorporación de la investigadora, docente y ensayista Marcela Gené como coordinadora del área expositiva, el Museo presenta un nuevo y atractivo planteo de la muestra permanente sobre la vida y la obra de Eva Perón.
Como anticipo de este relanzamiento, las salas de exposiciones temporarias (en las que se expondrá tanto arte contemporáneo como clásicos del peronismo y piezas de la colección) exhibieron entre abril y mayo pasado la muestra Iconomanía, del pintor rosarino Aurelio García.
En aquella exposición, el artista mostró una serie de pinturas en las que resultaba notoria la mezcla de estilos populares, lenguajes masivos y tradiciones altamente codificadas (desde la historia del arte hasta las técnicas del diseño y la propaganda política), que transformaban sus obras en una feliz impertinencia. Del mismo modo que sucedía con el arte pop histórico, que bien podría ser interpretado tanto como una apología como con una crítica corrosiva de la sociedad de consumo, los cuadros de Aurelio García podían ser pensados con la misma ambigüedad, respecto de las imágenes de Perón y Evita.
En aquella oportunidad, Marcela Gené escribió, en el texto de presentación de la muestra: “García no desconoce, por cierto, la influencia de la iconografía religiosa en la construcción de la imagen política, históricamente consolidada, y explora estas relaciones ya sea a través de la vibración óptica derivada del uso del color, alcanzando esas reverberaciones propias de altares y decoraciones barrocos, como en los efectos emocionales provocados por la imagen en la ‘feligresía’...”
Con motivo de la reinauguración, PáginaI12 entrevistó a Marcela Gené:
–¿Cómo es el nuevo guión y en qué consiste la renovación de la exposición permanente sobre Evita?
–El Museo Evita cumplió quince años y encaró la reforma de cinco de sus doce salas. El guión inicial no fue alterado sino, por el contrario, se enfatizó el sentido cronológico del recorrido, desde la infancia hasta su temprana muerte. La renovación se muestra en las dos primeras salas y en las tres ultimas. Se ingresa a la sala “Primeras Damas” donde se disponen los retratos de esposas de presidentes constitucionales -desde el siglo XIX hasta Ramón Castillo, antecesor de Juan Perón-, Primeras Damas cuyo rol principal era acompañar protocolarmente a sus esposos y ejercer tareas de “beneficencia”. En este sentido, la enorme fotografía de Eva, cierra este trayecto marcando su acción disruptiva respecto de sus predecesoras , en lo que concierne a la tarea social llevada a cabo por la Fundación, además de la importancia creciente de su figura en la política nacional.
–¿Cómo se cuenta la transformación de Evita en una líder de masas?
–La sala que sigue, “La vida de Eva”, cuenta sucintamente su historia, en siete maniquíes montados con sus ropas: desde la Eva adolescente que llega a Buenos Aires en 1935, luego la Eva actriz, a través del único vestido que lució en la principal escena de La pródiga, el vestido negro que llevó al Vaticano en 1947, una suerte de peplo griego realizado por la casa Bernarda de Buenos Aires. La siguiente etapa, como primera dama, muestra la elegante capa Dior, expresamente diseñada para ella, que estrenó en una gala del Teatro Colón en 1951 y, finalmente, los últimos tres conjuntos, un vestido sencillo y dos tailleurs, remiten a la Eva trabajadora, en su Fundación, recibiendo a delegaciones sindicales. Con el típico rodete y el icónico traje sastre se identifica a la Eva austera del final de su vida. El concepto fundamental de esta sala es expresar, teniendo en cuenta que su vida publica abarco solamente 7 años, la transformación física y a la vez política, metamorfosis del cuerpo (en los peinados, en la vestimenta, en la gestualidad) que se acompasa con la construcción paulatina de su liderazgo carismático.
–En la muestra puede verse la politización del uso de los vestidos.
–Los vestidos de Eva son funcionales al relato de una trayectoria política y no son presentados per se, como si solamente sus desvelos hubieran sido los de estar a la moda, tal como se juzgara por buena parte de la sociedad de entonces. Para enfatizar este concepto, se moldearon los maniquíes a las medidas de Eva, se confeccionaron pelucas “escultóricas” en polipropileno (obras del escultor Sergio Lamanna) y se realizan proyecciones en los rostros, hechos en base a fotografías blanco y negro, proyecciones que tienen una sutil animación para crear un efecto dinámico. El objetivo fue “personalizar” los atuendos: no son simplemente vestidos de los años cincuenta sino ropas que tuvieron una dueña singular.
–¿Cómo se cuentan el “Renunciamiento” y el “Funeral”?
–Las salas dedicadas al “Renunciamiento” y al “Funeral” se apoyan en material documental que se muestra en enormes pantallas, de modo tal que el espectador se sienta casi integrado a la multitud que la aclamó en la avenida 9 de julio el 22 de agosto de 1951 (el “Cabildo Abierto del Justicialismo”) y a la misma multitud que, meses después, hizo colas durante días, bajo la lluvia y la despidió con lágrimas y flores. La última sala del recorrido tiene como tema la “inmortalidad” de Eva: el vestido negro con la flor rosa que la retrata en la tapa de “La razón de mi vida” se ve suspendido, vacío, sin “cuerpo”. Eva se desmaterializa pero en dos pantallas laterales se proyectan cientos de imágenes, desde aquellas de la destrucción de sus bustos en la Libertadora, los avatares de su cuerpo embalsamado, secuestrado y devuelto en los años 70, hasta los grafittis, remeras, billetes, tatuajes, murales, pancartas que multiplican aun hoy su figura. En resumen, hemos encarado un aggiornamento ( modernización) del museo, una actualización de los lenguajes empleando nuevas tecnologías sin traicionar en nada el espíritu que animó su creación en 2002. En el futuro, nuestro objetivo es proseguir la reforma de las salas restantes de acuerdo a estos mismos criterios.
–¿Cuál es el criterio para las salas de exposiciones temporarias?
–Fueron inauguradas en abril, con la resonante muestra Iconomanía, del pintor rosarino Aurelio Garcia. Nuestro propósito es realizar en estas salas distintos tipos de muestras, tanto histórico-documental (exponiendo materiales del acervo del museo), como la que se inaugurará en el mes de setiembre sobre el voto femenino –se cumplen setenta años de la sanción de la ley–, como las dedicadas a las expresiones artísticas contemporáneas, que no necesariamente aborden el tema de Eva o el peronismo. Se exhibirá tanto la obra de artistas contemporáneos como la de “clásicos” del peronismo. Merece mencionarse que el Museo Evita funciona en la sede del Instituto de Investigaciones Históricas Eva Perón, que promueve la investigación académica y recibe a numerosos estudiosos del país y del exterior interesados en la consulta del nutrido archivo documental y la Biblioteca especializada. En el Instituto se estimula especialmente los estudios de género y de hecho se nuclean diversos grupos de investigación, se ofrecen conferencias (próximamente Donna Guy presentará su ultimo libro) y el área de Educación ha organizado exitosamente la “Diplomatura en reconocimiento, abordaje y tratamiento de las violencias de género”. En base a estas actividades que impulsa y difunde el Inhiep y el área de Educación, el Museo se propone articular acciones a futuro, desarrollando conjuntamente exposiciones en las salas temporarias. En los próximos meses comenzaremos a preparar una gran muestra de Numa Ayrinhac, pintor primado del peronismo que requiere de una investigación exhaustiva de documentos y, si bien el museo cuenta con algunas piezas, tenemos que ubicar muchas otras dispersas en colecciones familiares. En suma, el museo encara tareas a futuro en varios niveles: proseguir con la remodelación de las salas, activar la oferta de exposiciones de arte, avanzar en la investigación y ampliar la oferta de actividades académicas y educativas.
* El Museo Evita queda en Lafinur 2988.